Es uno de los veteranos más condecorados de su país, superviviente del cautiverio ruso y una de las voces más autorizadas para analizar la invasión de Ucrania
NotMid 23/01/2025
MUNDO
Estamos ante el momento en el que el resultado de la guerra deja de depender de los militares para pasar a los políticos. Eso comienza a incomodar a tipos como él, que llevan luchando contra los rusos no desde el 14 de febrero de 2022, sino mucho antes, desde aquel lejano 2014 en el que Ucrania se libró del yugo de Moscú con la revolución del Maidan. Yuri Chekh, teniente coronel de la 12 Brigada Azov, es uno de los veteranos más condecorados del país, aunque su mayor recompensa es haber sobrevivido al cautiverio ruso tras caer prisionero en Azovstal, el último bastión de los defensores de Mariupol. Hoy comanda a los voluntarios extranjeros de su unidad, uno de los grupos de élite que se enfrentan a las tropas de la Z.
P. ¿Cuáles son los problemas actuales del ejército ucraniano?
R. Nuestra estructura no es efectiva. En una línea defensiva podemos encontrar unidades de la Guardia Fronteriza, varias brigadas del ejército, una brigada policial, otra de la Guardia Nacional… Cada unidad tiene su propio jefe, sus propias frecuencias de radio, sus propias trincheras… La coordinación entre ellas no funciona. Puede que tú prepares muy buenas defensas en profundidad, con búnkers y fortificaciones, pero si la unidad que está a tu lado no ha hecho ese trabajo y los rusos rompen el frente por esa zona, tú estás vendido porque te rodean por detrás. A veces ni siquiera te lo comunican. Los rusos, claro, saben que nosotros somos una unidad fuerte y por eso no atacan por nuestro frente sino que nos flanquean atacando a unidades más débiles. Además cada unidad tiene armamento diferente. Unos de calibre soviético, otros calibre OTAN… Los rusos tienen un mando más unificado.
P. ¿Y cuáles son los problemas del ejército ruso?
R. El problema para ellos y también para nosotros es que el ejército regular ya no existe. Ahora hay reclutas y voluntarios, pero casi no quedan profesionales. Por eso hay una competición por ver quién entrena mejor a toda esa masa de soldados. Aunque como ellos tienen más población de donde reclutar, pues les importa menos cómo formarlos. Además están usando de forma cada vez más masiva motos, furgonetas y hasta patinetes eléctricos para hacer asaltos porque se están quedando sin blindados. Yo mismo interrogué a dos prisioneros rusos a los que capturamos al atacarnos con patinetes eléctricos. Ellos nos dijeron que su comandante les había dado a elegir: «O vais a las posiciones ucranianas en patinete o vais a pie». Lo mejor de todo es que ellos tuvieron que comprar el patinete con su propio dinero. A los comandantes rusos les da igual avanzar con caballos o con bicicletas.
P. ¿Están bien entrenadas las unidades que se formaron en países europeos?
R. No. Nuestros soldados no se formaron haciendo trincheras de calidad porque según la legislación de algunos países no se permite cavar. En otros casos, venían las brigadas sin saber nada del combate nocturno, porque por ejemplo en Alemania el entrenamiento terminaba a las cuatro de la tarde y no tenían gafas de visión nocturna. La mayoría no sabía usar drones porque, por ejemplo, en España y otros países están prohibidos o no tienen… Pero resulta que llegan a una guerra donde el dron es el rey, se combate de noche y es determinante construir defensas efectivas.
P. ¿Cree que Trump puede lograr un alto el fuego?
R. Yo soy militar. Si me ordenan que salte, yo voy a preguntar, ¿hasta dónde? Pero si quieres mi opinión, te diré que este no es momento para firmar nada, porque los rusos siguen avanzando y será muy difícil conseguir garantías de paz duraderas. Se habla de traer tropas internacionales para vigilar la línea del frente, pero Putin no va a vender eso a su propia población, no puede asumir tener ejércitos extranjeros en sus fronteras. Pero esto ya lo van a decidir políticos de alto nivel, no nosotros.
P. ¿Continua el flujo de voluntarios extranjeros que empezó en 2022 y quieren combatir con Ucrania? ¿A cuantos tiene en su unidad ahora?
R. No puedo hablar de cifras, pero sí. No voy a comparar la situación con los primeros meses de 2022 porque en ese momento yo estaba en el cautiverio ruso, pero sí puedo decirte que seguimos reclutando y muchos jóvenes quieren seguir luchando por su posición ideológica. La mayoría son estadounidenses, porque es el país donde encontramos más y mejor experiencia militar, pero también tenemos muchos voluntarios procedentes de países europeos. [Para demostrarlo, se sienta con nosotros Tuga, un voluntario portugués].
P. ¿Qué requisitos piden para ingresar en su unidad?
R. No sólo que tenga experiencia militar, sino que preferimos que la tenga aquí, en Ucrania, en cualquier otra unidad como la Legión Internacional. Nosotros elegimos a los que pueden entrar y luego se someterá a un entrenamiento de tres meses con un contrato firmado. A partir de ahí, si lo superan y si deciden renovar ese contrato, pueden entrar en la Brigada 12. Somos la única unidad militar que no recibe soldados de la movilización general, sino que elegimos a nuestros propios miembros.
P. ¿Cuál es el cometido de una brigada de élite como la suya?
R. Ahora estamos en la zona de Toresk, uno de los puntos más complicados del frente del Donbás. A nosotros nos ordenan estabilizar el frente cuando otras unidades tienen problemas y retroceden. Tenemos que asaltar de nuevo posiciones ya ocupadas por el enemigo. Por eso hemos pedido a la jefatura que nos saquen de las posiciones defensivas en las que estamos ahora y que nos manden a retaguardia para estar preparados e intervenir rápido cuando la situación lo requiera.
P. ¿Les ha llegado armamento occidental? ¿Tienen suficiente munición?
R. Tenemos problemas con esto, porque estamos integrados en la Guardia Nacional de Ucrania, a la que se dedican menos recursos que a las Fuerzas Armadas o la Guardia Fronteriza. Por esto tenemos que poner en marcha nuestra propia recaudación de fondos. La canaliza la fundación Azov One, que recorre varios países recaudando dinero para todo lo que nos hace falta. Hay países que deciden aportar ayuda no letal, como ambulancias, que también necesitamos, o la rehabilitación de nuestros soldados heridos en sus países.
P. ¿En qué estado salió del cautiverio ruso? ¿Cuánto tardó en volver a incorporarse al servicio?
R. Yo suelo pesar sobre 105 kilos y llegué de Rusia con un peso de 67. Te puedes hacer una idea.
P. ¿Les daban mala comida?
R. No. No nos daban ninguna comida. Era una forma de torturarnos. El trato de los soldados rusos más veteranos era, al menos, correcto. Pero el de los más jóvenes, que llevan tragando propaganda imperial desde hace décadas, era vergonzoso. En cualquier caso, me soltaron en septiembre de 2022 y el diciembre tuve que volver al servicio porque se nos ordenó componer esta Brigada 12 y lo hicimos en tiempo récord.
Agencias