El traidor nos cierra todos los caminos, pero no las trincheras
NotMid 31/05/2024
OPINIÓN
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
A Sánchez le molesta oír «que te vote Txapote», pero es verdad: el partido de la ETA es el socio más fiel de Sánchez, el rey de «los gorrinos», como llamaban a los sociatas en Zutik. También Sánchez odiaba a Iglesias, pero formó Gobierno con él, le robó su programa e inventó a Yolanda para matarlo. Y ahora mata a Yolanda para quedarse con sus votos. Puigdemont odia a Sánchez y, Tiburón Nogueras mediante, lo recuerda cada vez que lo vota, pero lo vota. Y Sánchez odia a Puigdemont, pero no ha dudado en destruir su partido, la Nación y la Constitución a cambio de sus siete votos. Los rufianes y golpistas de ERC también desprecian a Sánchez, pero lo han apoyado al precio de su ruina, y Sánchez desprecia a Junqueras, pero ayer lo invitó a presenciar en las Cortes la humillación de España y la muerte asistida del Estado de Derecho, eutanasia institucional en la que coinciden.
Nunca un sindicato de odios mutuos estuvo tan de acuerdo en centrar su odio en los españoles, en su historia y sus leyes, su dignidad y su libertad. Y eso es lo que vimos ayer en el Congreso, con Armengol protegiendo el supuesto derecho de Pisarello, odiador de nuestra bandera, a infamar a Vox. Hay unanimidad mediática en llamar al de ayer el Día de la Infamia. Y así debe quedar, con Pedro I El Fangoso como el gran traidor.
España ha sido, sí, humillada por sus enemigos, por la traición de la izquierda y la ambición de un tirano. Humillada, pero no muerta. Ahora, se trata de ver qué hacemos para recuperar siquiera una parte de la Nación y defender el régimen del 78 que en ella se fundamenta, y que ya en nuestra primera constitución, la de Cádiz, proclama: «La nación española es libre e independiente y no puede ser propiedad de ninguna familia ni persona». Ni de una dinastía que no sea constitucional, ni de un tirano, llámese como se llame. Entonces, el todopoderoso Napoleón; hoy es el fangoso Sánchez, versión cutre de aquel conde don Julián que entregó España al islam.
El traidor nos cierra todos los caminos, pero no las trincheras. En torno a la Corona y los jueces, los partidos nacionales y los españoles de bien deben aprestarse a la pelea en las Cortes, los tribunales y la calle. Será duro, pero lo que queda de España, que es mucho, no se resigna a morir. Hay que votar contra Sánchez en las urnas. Y luchar hasta el final.