Los últimos bombardeos de EEUU parten de una escalada entre Washington, Teherán y las facciones pro iraníes que recuerda a la crisis que estuvo a punto de llevar a una guerra directa a ambos países en 2020. Sin embargo, los analistas indican que los últimos ataques han sido más simbólicos que efectivos.
NotMid 03/02/2024
MUNDO
La entrada al ingente terreno donde Peshraw Dizayee había construido su mansión -a unos 25 kilómetros de Erbil, en el Kurdistán iraquí- está custodiada por uniformados con ametralladoras de la misma compañía de seguridad, Halcón, integrada en el conglomerado que estableció en 2004.
La ruta de acceso está delimitada por decenas de palmeras. Las más cercanas a la vivienda, quebradas por la violencia de la onda expansiva.
El antiguo caserón de dos plantas, con campo de golf y cafetería, ha quedado reducido a pura ruina. La decena de misiles arrancó toda la fachada.
Los restos de la estatua que decoraba la entrada, con la cabeza cercenada, han quedado apilados en la fuente junto a los ramos de flores que han enviado diversas instituciones para recordar a los difuntos y un orangután de peluche, uno de los juguetes de la pequeña Zhina. Tres enormes fotos de la pequeña cuelgan de la estructura arruinada. La bebita fue asesinada 10 días antes de su primer cumpleaños.
“Escuchamos el silbido de los misiles y la primera explosión. El suelo se estremeció como si fuera un terremoto. Y siguieron cayendo. Yo conté más de 10. No fueron más de dos minutos. Al llegar nos encontramos con Roj, uno de los hijos del señor Dizayee. Estaba herido y gritaba: ¡ayuda, ayuda!”, recordó Nanda Prasad Gurung, un nepalés enrolado en la seguridad de la vivienda desde hace ocho años.
Alertado por los guardias, Omar Majid Dizayee, el hermano de Peshraw, llegó al lugar cuando “la casa estaba todavía ardiendo”. La escena que describe parece sacada de un guión gore. El cadáver de Zhina apareció “mutilado, le faltaba un trozo”. El de su niñera ni siquiera pudo identificarse. “Los guardias recogieron trozos de carne humana y estamos esperando a su hermano para realizar un análisis de ADN”, agregó.
El ataque iraní del pasado 15 de enero en Erbil que costó la vida al magnate Peshraw Dizayee, su hija Zhina y otro empresario kurdo -la niñera filipina sigue siendo considerada como “desaparecida”- marcó el inicio de una escalada en la pugna entre Irán, sus aliados, y la coalición que mantiene Estados Unidos e Israel, que continuó el pasado día 29 con la acometida de un dron contra una base jordana que mató a tres soldados estadounidenses y alcanzó su clímax este viernes con una serie de bombardeos aéreos de la fuerza de EEUU en Siria e Irak.
La crisis ha colocado a Washington y Teherán al borde de un conflicto abierto en un calco del brete que sufrió la región a finales de 2019 y 2020 tras el asalto de la embajada de EEUU en Bagdad promovido por las facciones pro iraníes, el posterior asesinato del general iraní Qassem Soleimani en el aeropuerto de la capital iraquí, y la respuesta iraní en forma de oleadas de misiles balísticos contra otro acuartelamiento estadounidense en Irak.
“AL BORDE DEL ABISMO”
“Oriente Próximo se encuentra al borde del abismo”, recalcó el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, hace días. “Es un momento peligroso en Oriente Próximo”, le secundó el secretario de Defensa de EEUU, Lloyd Austin, que recordó que la pugna con Irán se inscribe en la dinámica general propiciada por la guerra de Gaza, que ya se ha extendido a Líbano, Yemen, Siria y el citado Irak.
Sin embargo, pese a la cascada de declaraciones, el retraso en la reacción de EEUU -que permitió a los grupos armados aliados de Teherán ocultar sus fuerzas- y la remota localización de los objetivos elegidos para este primer asalto aéreo hacen que la mayoría de los expertos incidan en que el operativo aéreo dejó constancia de la escasa disposición de Washington por lanzarse a una guerra abierta de consecuencias devastadoras.
“No parece que hayamos ido tras ‘objetivos de alto valor'”, reconoció el analista Charles Lister en un tuit.
Una opinión que compartió el ex coronel Joe Buccino, antiguo portavoz de Mando Central de EEUU, responsable de las acciones en Irak, quien dijo en declaraciones a la página local Rudaw que este hostigamiento “no conseguirá nada” y ha dado una imagen “muy débil”.
“Esto envalentonará a Irán. Está encantado de jugar este juego”, añadió.
Medios árabes y el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) habían informado en los últimos días sobre el desalojo de las principales posiciones ocupadas por las agrupaciones paramilitares en linde entre Irak y Siria, especialmente en las ciudades de Bukamal, Mayadin y Qaim, las zonas más afectadas por la última acción de la aviación de EEUU. Fuentes de las milicias pro iraníes citadas por la emisora Al Mayadeen confimaron que la mayoría de los enclaves golpeados habían sido “desalojados totalmente”.
Las facciones integradas en la autodenominada Resistencia Islámica de Irak dijeron que los misiles que golpearon Qaim causaron la muerte de al menos 16 personas -varios de ellos militantes- y dejaron a más de 25 heridas. Horas después reivindicaron una nueva agresión con un dron suicida contra la base de Harir, en Erbil, usada en el pasado por las fuerzas de EEUU. Las autoridades kurdas confirmaron tal extremo y dijeron que no se habían producido víctimas.
Entre las instalaciones bombardeadas en esa localidad figuraba un depósito de municiones y otros reductos militares de la milicia Kataeb Hizbulá, a la que Washington achaca la responsabilidad directa de la muerte de los tres soldados.
Los paramilitares también afirmaron haber lanzado otro avión no tripulado contra una posición estadounidense en Siria, pero este último incidente no fue confirmado por los norteamericanos.
El referido OSDH indicó que al menos 26 localizaciones utilizadas por los grupos pro iraníes fueron destruidas en Siria y que 23 combatientes habían perdido la vida. El ministerio Sirio de Defensa reconoció la muerte de un número indeterminado de soldados y civiles en estos incidentes.
PRESIÓN A BAGDAD
La ofensiva aérea norteamericana podría acrecentar la presión interna para que el Gobierno iraquí del primer ministro Mohamed Al Sudani acelere las negociaciones dirigidas a pactar una retirada de los 2.500 soldados de EEUU desplegados en esta nación.
Bagdad decretó tres días de duelo, convocó al encargado de negocios de EEUU para presentarle una protesta oficial por lo ocurrido y difundió un comunicado en el que aducía que la presencia de los uniformados de EEUU “se ha convertido en una amenaza para la seguridad y la estabilidad de Irak, y una justificación para la inclusión de Irak en conflictos regionales”.
“Irak se niega a que su territorio sirva para ajustes de cuentas, ni para enviar mensajes o mostrar la fuerza entre oponentes”, manifestó un portavoz del Gobierno, Bassem al-Awadi.
La hipotética retirada de los soldados de EEUU, que supondría también la de otros países como España incluidos en la coalición que lidera Washington, tendría un enorme calado y confirmaría la primacía política que detenta Irán en la región precisamente desde que el mandatario George Bush decidió invadir el país árabe en 2003.
El presidente y el Parlamento iraquí convocaron una reunión de emergencia para el domingo para discutir este asunto mientras que numerosas personalidades locales se expresaban en contra de la continuidad de la presencia de fuerzas norteamericanas. La cámara legislativa recordó que después del asesinato de Soleimani ya votó una resolución que exigía la salida del ejército de EEUU.
Para Renard Mansour, del think tank Chatman House, ese es el objetivo final de la campaña de acoso de las milicias pro iraníes contra los militares norteamericanos y eso presenta un desafío monumental para el presidente Joe Biden. “Todavía se siente perseguido por el fantasma de Afganistán y una retirada daría una imagen de debilidad”, opina.
El analista kurdo Sardar Aziz estima que la muerte de los soldados norteamericanos obliga a Washington a recuperar su capacidad de “disuasión”. “Si se muestra débil se tendrá que ir. Eso es lo que se juega. O consigue cambiar el comportamiento de Irán o tendrá que abandonar Oriente Próximo”, apostilló.
EL CONFLICTO QUE AZOTÓ A IRAK
Estos días Erbil y las autoridades kurdas recuerdan la triste memoria del conflicto que azotó a todo Irak en la década pasada, cuando se desangró en una lucha fratricida, agudizada por los atentados de Al Qaeda. Una piedra esculpida marca la avenida del parque dedicado a recordar los nombres de las víctimas del terrible atentado de Al Qaeda del 1 de febrero de 2004. Aquella doble explosión mató a “98 patriotas que dieron la vida por la libertad de Kurdistán. Su sacrificio nunca se olvidará”, se lee en la inscripción grabada en la roca.
Pero los iraquíes se encuentran atrapados en una espiral interminable y la evocación de los conflictos pasados se superpone a la que incide en los actuales. Hace días que el centro histórico de Erbil acogió una exposición de caligrafía dedicada a denunciar la agresión iraní del 15 de enero, que ha provocado también un boicot en esta zona contra los productos provenientes de ese país, apadrinado por la Cámara de Comercio de la capital kurda.
Para Irán, Peshraw Dizayee era el “hombre clave del Mosad (el servicio secreto de Israel) en Erbil”, en palabras de la emisora Press TV, que actúa como vocera del régimen. Su hermano, Omar Dizayee, ni siquiera comprende la razón del ataque. “Me lo pregunto igual que usted. ¿Por qué?”, manifiesta.
Omar Dizayee habla en un despacho del inmenso complejo urbanístico Empire World, una acumulación de 88 torres de apartamentos de lujo, un centro comercial, campo de golf, restaurantes y empresas, que se extiende por 750.000 metros cuadrados. Con una inversión que oscila entre los 2 y 3.000 millones de dólares, Empire constituían el símbolo más preclaro de la fortuna del magnate, incluido por Arabia Negocios entre los 100 empresarios más importantes de Oriente Próximo.
Su oficina está decorada con dos pinturas dedicadas a la memoria de Peshraw y su bebita, recreada con unas alas de ángel. A pocos metros, la monumental estatua de 10 metros y 50 toneladas de mármol italiano instalada en el centro de Empire permanece envuelta en una tela negra en señal de luto.
El citado Sardar Aziz ve en el ataque contra Peshraw Dizayee otro ejemplo de cómo Irak y la vecina Siria se han convertido en una suerte de tablero donde Washington y Teherán dirimen sus diferencias. Según su análisis, el magnate no era un objetivo per se. Lo era por su estrecha relación con los dirigentes de Kurdistán y por el hecho de que su residencia se encuentra a pocos kilómetros del nuevo consulado que EEUU está construyendo en Erbil.
“Fue un ataque con muchos mensajes. Para la élite (política kurda), para Israel, y para EEUU. Fue el ejemplo elegido para dejar constancia del poder y la precisión de los misiles iraníes. Les dijo, puedo atacar localizaciones muy precisas“, precisó.
El portavoz del Gobierno kurdo, Peshwa Horami, se queja precisamente de lo que ya parece haberse convertido en rutina. “Kurdistán no puede ser el terreno donde (Irán y EEUU) lanzan sus fuegos artificiales o donde se atacan entre ellos”, comenta.
Agencias