El francotirador más temido por los rusos. Nos ofrece su diario y, en entrevista, su convicción de que, de todo salir bien, habrá victoria en unos seis meses. El ejército de Zelenski le nombra comandante para la reconquista
NotMid 26/09/2022
MUNDO
El diario del francotirador es una suerte de apuntes casi taquigráficos. Letra de médico y redactado en francés canadiense. Los garabatea en una libreta con hojas en cuadricula. Con una estilográfica desgastada. Escribe pensamientos y recuerdos de su nueva misión en Ucrania. Sí, ha vuelto. Esa es la respuesta al «dónde está Wali». Ésta era la pregunta recurrente entre los que se habían quedado prendados con la historia de este sniper, tan temido por los rusos que hasta difundieron las fake news de que lo habían matado.
Lo cierto es que Wali hizo sus maletas al inicio de la guerra de Ucrania, acudiendo a la llamada del presidente Zelenski. Se jugó la vida. Ayudó a la liberación de Kiev. Después volvió a su casa, con los recuerdos de muertos y heridos, satisfecho de su sacrificio. En algún momento, entre finales de abril y principios de mayo llegó a Quebec. Su mujer le abrazó. Pese a sus temores, su bebé le reconoció.
SU PLAN DE RETORNO Y SU PROPIO HIJO
Desde entonces mantuvimos el contacto. En junio comenzó a planear su retorno. Antes, le escribió un mensaje a los que más quería. «No es el odio al enemigo lo que va por delante, es el amor por los que te aman… Esto no debe ser olvidado. En los últimos meses, mientras yo luchaba en Ucrania, mi hijo estaba empezando a olvidarme gradualmente. Lo sentía en las videollamadas. Entonces vi cómo sería si yo muriera en combate. Mi hijo ya no me conocería. Me convertiría en una historia que ellos le contarían… Yo sería ese papá que, una vez que se fue a Ucrania, nunca volvió. Le enseñarían fotos mías. Le mostrarían… mi casco rayado, mis botas rotas y embarradas, mis uniformes… Pero cuando regresé, mi hijo me reconoció. Su madre, mi esposa, no me olvidó. ¡Ella es la que le recordaba a mi hijo todos los días que su padre no se había olvidado de él! No ha olvidado por lo que está luchando: por su propio bien».
En agosto, en estricto privado y por vías confidenciales, me contó sus planes. Estaba particularmente contento porque el productor nominado al Oscar Den Tolmor planea hacer una película basada en la lucha con su rifle de precisión contra los rusos. El filme se titula provisionalmente The good fight. Pero él lo que quería era volver. Se ponía nervioso con las noticias, la recuperación de los territorios, el avance de sus otrora compañeros.

La confianza ahora es máxima. Todo lo tiene planeado al milímetro. Su vuelo, quién lo recoge, una ruta protegida con un colaborador. Entre el 10 y el 17 de septiembre llega a territorio europeo (no se dan más detalles por su seguridad). Desde allí, en coche, cruza la frontera. Hace una escala en Lviv (Leópolis). Hay un cambio en su estatus que le ayuda a pasar los puntos de control. Ahora tiene el rol de «comandante de francotiradores». Me lo cuenta sólo cuando ya está en Ucrania.
Hablamos de «drones» y la posibilidad de que le ataquen. Bromista e irónico, como es, recuerda siempre que los rusos ya le habían matado antes. Al menos en sus redes sociales, hasta que él mismo lo desmintió, con una foto en un parque de bolas con su rifle de asalto. Así es Wali. Me envía -al fin- un mensaje esta misma semana, ya para publicar, donde explica las razones de su regreso…
“UCRANIA TIENE SUFICIENTES TOROS, PERO NO SUFICIENTES ZORROS”
Lunes 19 de septiembre de 2022. «Estoy de vuelta en Ucrania para las próximas operaciones ofensivas. La definición exacta de mis nuevas tareas se aclarará en los próximos días, y podría ampliarse más allá de los asuntos relacionados con los francotiradores, ya que se están llevando a cabo distintas reuniones».
«En el estado actual de la guerra, Ucrania tiene suficientes toros, pero no suficientes zorros», suelta Wali. Explica que los de Zelenski tienen mucha gente brava pero no suficientes profesionales que sepan lo que es una guerra. «Los rusos nos han demostrado lo que es tener mucha mano de obra y el poder del acero, pero no suficiente liderazgo y soldados de calidad. Soy uno de aquellos con conocimientos clave que podrían ser útiles para Ucrania. Ucrania necesita ser apoyada a largo plazo, tanto militar como económicamente. Para mí, en este momento, eso significa ayudar a mejorar el profesionalismo de las fuerzas armadas ucranianas».
Va a volver al campo de batalla como líder de un escuadrón. Es una suerte de comandante que adiestrará a futuros snipers. «Primero necesitamos afilar la espada, luego usar esa espada… Cuando en el inicio del conflicto vine a Ucrania fue para defender y mantener territorios. Ahora regreso a atacar y recuperar… A medida que las capacidades militares de Rusia se deterioran, Ucrania está construyendo y mejorando sus capacidades operativas para los próximos golpes contra las fuerzas de ocupación rusas».
UNA BOTELLA DE SIDRA Y SU NUEVA UNIDAD
Martes 20. «Conocimos a los miembros de mi unidad. Han mostrado su seriedad. La reunión era en un buen restaurante. El staff estuvo allí antes que nosotros, lo cual es una señal de respeto. Compartí una botella de sidra de la región Laurentians de Quebec que traje conmigo. Lo disfrutaron. Había una mujer oficial. Le pedí al camarero que sirviera a las damas primero. Luego llegó el turno del comandante, el diputado y el resto del personal».
Es un día tranquilo en una ciudad ucraniana donde las bombas no suenan. Es una cena de coordinación y bienvenida. A Wali le sorprende la búsqueda de normalidad. La situación en Ucrania ha cambiado mucho desde su primera participación en la guerra desencadenada por Rusia. «Ni siquiera me siento en guerra en Kiev», cuenta de viva voz Wali.
«Una mujer me contó cómo escuchaba combates en Irpin, hace unos meses, no muy lejos de su casa. Hoy en día, no hay bombardeos, no hay combates. Los restaurantes y gimnasios están abiertos de nuevo… Cuando llegué, incluso vi la película Top Gun como si estuviera en mi propia sala de estar. Algunos amigos míos fueron a pescar a lugares donde casi muero hace unos meses. Todo esto me recuerda lo importantes que son los soldados en la defensa de la paz».
Muchos soldados rusos suplican ser capturados. Algunos hablan por la radio, sin cifrar, pidiendo a los ucranianos que los tomen como rehenes
Es distinta la situación donde sucedieron las matanzas. Ahí el luto permanece. Siempre rememora que es un combatiente extranjero y ex francotirador en el ejército canadiense. Hace hincapié en que participó en muchas guerras: dos veces en Afganistán, en la región de Kandahar. Disparó contra ISIS, del lado de los kurdos. Después se unió a las fuerzas armadas ucranianas, tomando parte en batallas en la capital y sus masacrados suburbios y -puede reconocer ya- en el Dombás.
Vuelta a sus escritos. El novísimo comandante escribe: «Hemos apreciado el momento. Había (únicamente) una mujer oficial… por respeto he pedido servirles a ellas primero. La última (ronda) era para los comandantes… Y he pedido ser servido el último». Hay momentos en que esa calma le llena de esperanza. En otras, significa incertidumbre.
Ese mismo día se atreve a enviar un mensaje en Facebook y publica una foto con su arma. No precisa su ubicación, pero ya reconoce en el pie de foto -en inglés, francés y ucraniano- que ha regresado a la brega. «Estoy de vuelta en Ucrania. Lo que quiero decir: Ucrania tiene que ser apoyada a largo plazo. Los mejores francotiradores del mundo son ya los francotiradores ucranianos. Rusia será derrotada». Los forofos se entusiasman. Valeri le suelta un «gracias», en los mismos idiomas. Entre los cientos de comentarios, un troll (con un solo amigo en la red) le desea la muerte.
“LOS RUSOS Y EL RING DE BOXEO”
Miércoles, 21 de septiembre. Otra publicación. Esta vez reflexiona sobre las razones por las que Rusia está perdiendo la guerra. «Las recientes victorias de Ucrania sobre Rusia son significativas y especiales. Aquí está el porqué… En Kiev, los rusos sufrieron grandes pérdidas y se retiraron. Lo mismo ha sucedido en otras regiones. Por ende, ellos decidieron dejar el ring de boxeo».
«Los territorios que los rusos tomaron al comienzo de la guerra no fueron defendidos… Mariupol estaba rodeada. No había nadie en el cuadrilátero entonces. Los recientes triunfos ucranianos son diferentes. Las fuerzas ucranianas tomaron en combate una región defendida activamente por los rusos. Y esas defensas no sólo involucraron a soldados inexpertos, sino a las mejores unidades rusas. Así que, esta vez los rusos no huyeron del ring, como en Kiev. ¡Han sido derrotados en el mismísimo cuadrilátero!».

Ese mismo día, un acorralado Vladimir Putin anuncia el envío de 300.000 reservistas a la guerra y amenaza con el uso de armas nucleares a los que han ayudado a Ucrania. Las calles de las principales ciudades rusas se llenan de quienes no desean empuñar un Kalashnikov. Los vuelos para escapar del país alcanzan precios astronómicos, para después agotarse. Las carreteras en dirección a las fronteras de Finlandia, Georgia, Mongolia… se atiborran de coches.
“RECUERDA A LOS CUARTELES DE LA II GUERRA MUNDIAL”
Jueves, 22 de septiembre. Con su puño y letra, Wali redacta: «Hemos visitado la base de la unidad. Me recuerda a los cuarteles generales de la II Guerra Mundial. Era una especie de…». No completa la frase. Es por seguridad. Sus apuntes pueden revelar detalles que pongan en riesgo la estrategia futura. «Suenan algunas alertas aéreas. La gente acampaba no muy lejos de nosotros».
Tenemos una conversación por videoconferencia. No hay otra manera. La guerra ha alcanzado otra dimensión. En las últimas horas se alcanzan el millar de detenidos entre los protestantes en Rusia. Nos cuenta que en Ucrania la movilización no les asusta. Sienten que ahora pelearan contra iguales, civiles contra civiles. «Ya no serán sólo soldados», recuerda que le dijo una camarera. «Les esperamos», dicen en cada rincón.
Wali compara lo sucedido con un juego de cartas. Una baraja geopolítica. «Putin ha perdido armamento. Su mejor armamento, sus mejores soldados. Esta movilización masiva es una apuesta alta. Pero, por experiencia, formar soldados que puedan ir a una guerra toma tiempo. Ucrania le lleva varios meses de ventaja». Y su presencia para formar nuevos francotiradores es crucial. Ellos ya no sólo disparan a distancia. Marcan objetivos militares a atacar con milimétrica precisión… Acerca del otro bando, apunta a una carnicería si lleva a aquellos que solo han hecho el servicio militar. «Van a regresar en ataúdes. Y no es lo mismo que la madre de un soldado reciba a su hijo muerto, que el de un civil que ha sido reclutado casi a la fuerza… La partida puede terminar muy mal».
Se está venciendo a las mejores unidades rusas. Esta vez no huyeron del ring, como en Kiev. ¡Fueron derrotados en el mismísimo cuadrilátero!
Aprovecha para comentar la llegada de soldados extranjeros. «No he visto españoles», afirma tajante. Lo cierto es que la mayoría de los que llegaron no superaron las pruebas mínimas. Con respecto al reclutamiento entre extranjeros, Wali añade: «La calidad es más importante que la cantidad. Necesitamos gente, sí. Pero necesitamos a los buenos». Aclara que no sólo habla de gente que pueda disparar. En la batalla se necesitan más apoyos.
«Necesitamos muchos más profesionales. Eso significa no sólo soldados, sino especialistas en todo tipo de oficios relacionados con la guerra». Y rompe un tema tabú que está sucediendo, las adicciones: «No queremos personas con problemas de drogas o alcohol. No queremos personas con malas costumbres. El respeto es clave». Se juegan la supervivencia propia y las de sus compañeros.
¿De qué nacionalidades aparte de locales son los de tu equipo? «Británicos, polacos, rumanos, franceses, norteamericanos…», afirma tratando de no olvidar a ninguno. «Somos una treintena, de primera», comenta orgulloso. «Los mejores». Reconoce «dos bajas» entre los snipers de su bando. Los rusos ya han perdido, como mínimo, una veintena.
EN SU GORRA MILITAR ESCRIBE SU TIPO DE SANGRE
Viernes 23 y sábado 24 de septiembre. Llega a Ucrania la noticia de la cacería de ciudadanos rusos en el metro. La mayor parte de minorías étnicas. Las imágenes de despedidas desde el país invasor se multiplican. Con acusaciones de que ningún hijo de los políticos del régimen está llamado a filas… Pronto esos chicos estarán aquí, en una guerra a la que no parecen ir muy motivados. Los referéndums en zonas anexadas como Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia son tomados como una parodia. Sin observadores internacionales… La misión de la ONU concluye que el ejército de Putin ha cometido crímenes de guerra: ejecuciones sumarias a inocentes.
RUSOS BORRACHOS EN EL FRENTE
Mientras, a Wali se le multiplican las reuniones. «Me reuní con miembros de las fuerzas especiales para obtener las últimas noticias del frente. No puedo contarlo todo, pero puedo decir que el nivel de embriaguez dentro del ejército ruso es alto… Uno de mis colegas le disparó a un ruso que se acercaba tambaleante hacia los ucranianos. Estaba borracho y venía hacia ellos como si quisiera morir… Y así pasó».
La desolación de la tropa enemiga es elevadísima: «Muchos soldados rusos suplican ser capturados. Algunos hablan por la radio, sin cifrar, pidiendo a los ucranianos que los tomen como rehenes». Eso es mejor que seguir en una guerra en la que ellos no creen. Esto coincide con el testimonio -publicado por EL MUNDO- de Pavel Filatyev: «No teníamos el derecho moral de atacar a otro país, especialmente a las personas más cercanas a nosotros… Simplemente decidieron regar Ucrania con nuestros cadáveres en esta guerra», afirma este militar que decidió desertar.
Las fotografías para este reportaje se toman en este lapso. Su diario se coloca en el suelo, sobre retazos de tela y unas rejillas. Su estilográfica está alineada. En las fotos dentro de su refugio, siempre quiere darle un toque naif, y lo hace al lado de un peluche. Con su rifle. Accede a retratos en exterior, en calles ucranianas, sin arma. Vestido de militar y la barba de una semana. En su gorro tiene un parche con la bandera y allí está escrito: Blood (Rh+).
-Ahora ya conocemos tu tipo de sangre.
-Quizás sí. Quizás no.
-Si todo sale bien, ¿cuándo apuestas que puede acabar la guerra?
-Son muchos factores en juego. Pero apostaría por seis meses si todo sigue así.
Le pido de viva voz que se cuide. «Eso intento siempre. Somos más útiles vivos», dice con una sonrisa. La promesa de descorchar una botella cuando esto acabe, aquí, allí o donde sea queda pendiente. Coge su fusil y parte. Está a la espera de órdenes para ir a una nueva batalla. Pronto.
Agencias