La visita de Estado que está protagonizando a España el emir de Catar solo cabe analizarla como un ejercicio útil de ‘realpolitik’ en el contexto actual
NotMid 18/05/2022
EDITORIAL
Ojalá la democracia no fuera un sistema todavía minoritario en el mundo. La realidad, sin embargo, dista mucho del ideal democrático universal. La visita de Estado que está protagonizando a nuestro país el emir de Catar solo cabe analizarla como un ejercicio útil de realpolitik en el contexto actual. El pequeño Estado árabe, además de desempeñar un importante papel geopolítico en Oriente Próximo, es uno de los grandes exportadores de petróleo y, sobre todo, de gas: el segundo suministrador del planeta y el quinto vendedor a España. En medio de la crisis energética global que padecemos, y con la acuciante necesidad que tenemos en Europa de sustituir los hidrocarburos de procedencia rusa por los de otras potencias, estrechar las relaciones bilaterales con Catar es clave. La visita del emir favorecerá, además, la atracción de inversiones en sectores estratégicos.
La izquierda populista se ha vuelto a dar un baño de realismo político al tener que respaldar el tributo con los máximos honores al monarca de una nación donde ciertamente no se respetan los derechos humanos. Una vez más, prefieren el cinismo a la coherencia de las dimisiones. Los morados reciben su propia medicina tragando con aquello que acostumbran a criticar con tanto cinismo como infantilismo. Gobernar es anteponer el interés general, responsabilidad que a Podemos siempre le quedó demasiado grande.