El brasileño negó el saludo a Sánchez Martínez antes del partido. El presidente aseguró que “es el mejor” y Ancelotti admitió que “tenemos que jugar al fútbol, el resto es perder el control”
NotMid 07/05/2023
DEPORTES
Vinicius Júnior apareció en su primera final de la Copa del Rey asumiendo el centro de la escena y la polémica desde antes incluso que sonara el pitido inicial. Enrabietado por el trato arbitral que ha sufrido en los últimos meses en el fútbol español y enfadado por la elección de un Sánchez Martínez que no es del agrado del conjunto blanco, el brasileño no saludó al equipo arbitral en el clásico choque de manos después del himno.
Una vez terminó de dar la mano a los futbolistas de Osasuna y mientras sus compañeros continuaban el camino hacia el grupo dirigido por Sánchez Martínez, Vinicius se alejó de ellos y se fue hacia el banquillo para quitarse la sudadera.
Ya en el césped, el ex del Flamengo, autor del gol que le dio al Madrid la última Champions League, provocó el 1-0 en la primera acción del partido. Regateó a Moncayola y a Rubén Peña y se plantó en el área para ceder atrás a Rodrygo, que batió a Sergio Herrera. A los 106 segundos, fue el gol más tempranero en una final de Copa desde el tanto de Tamudo contra el Zaragoza (87 segundos) en 2006. Con esa asistencia, Vinicius mejoró los 17 pases de gol el curso anterior y se plantó en 22 tantos y 18 asistencias.
El 1-0 y las ovaciones constantes de su afición, que cantó sin parar «Vini, Vini, Vini», alentaron al brasileño, que con el paso de los minutos se alejó del fútbol y se dejó meter en la trinchera por sus rivales. Empezó sus conversaciones con Moncayola, pareja de baile en la noche de Sevilla, y luego con David García. Después de un par de piques con Vinicius, el lateral de Osasuna, vio la tarjeta amarilla en el minuto 21 por un agarrón sobre el delantero madridista. Demasiado pronto para los intereses navarros. La cosa no quedó ahí. Un pequeño empujón de García acabó con Vinicius cayendo al suelo, algo que el central español le recriminó. El brasileño reaccionó encarándose con él y el de Osasuna le pasó la mano por la cabeza, provocando la actuación de Benzema.
EL LÍO DEL FINAL DE LA PRIMERA PARTE
Casi al final de la primera parte llegó el gran lío. Sánchez Martínez no pitó una falta sobre Rodrygo, que se quedó dolorido en el suelo, y sí una de Camavinga segundos después. Los jugadores del Madrid y Ancelotti protestaron y el árbitro le sacó tarjeta a Vinicius, que no se lo creía. Carletto le hizo un gesto muy italiano al brasileño, juntando los dedos como pidiéndole estar callado. La grada de Osasuna le cantó «¡Tonto, tonto, tonto!» y el brasileño se señaló el escudo y el marcado, algo que no gustó a Rubén Peña. El futbolista rojillo se encaró con el madridista y varios jugadores de Osasuna salieron del banquillo a protestar a Vinicius, incluido el Chimy Ávila. «Cabeza, cabeza», le decía Ceballos a su compañero.
Dentro del túnel de vestuarios, una vez que Sánchez Martínez pitó el final de la primera parte, Ávila y Vinicius se volvieron a encarar montando una pequeña tangana que no fue a más. «He calmado un poco al equipo en el vestuario. Un equipo tiene que jugar al fútbol, nada más. El resto es perder el control y la concentración. Tenemos que jugar al fútbol», valoró Ancelotti sobre su jugador.
El intermedio ayudó más a Osasuna, que quiso morir matando, y relajó demasiado a un Madrid que con el 1-0 se podría decir que comenzó a pensar, inconscientemente, en el Manchester City. Los blancos, que ya habían terminado mal la primera parte, salieron todavía peor a los últimos 45 minutos y Osasuna les castigó con un golazo de Torró. La celebración rojilla del empate provocó una pequeña avalancha en las primeras filas del fondo de la afición navarra, donde se encendió una bengala, pero no se lamentaron daños personales.
Presionado por el resultado, el Madrid reaccionó en las botas de su mejor futbolista. Vinicius, olvidados sus piques con los rivales, se inventó una jugada similar a la del 1-0, alcanzó la línea de fondo evitando a los defensas de Osasuna y dejó un pase de la muerte que, tras un disparo de Kroos, quedó franco para que Rodrygo anotara su segundo gol del partido. «Es que es el mejor del mundo en su puesto. Es difícil pararle, no digo hoy, sino en general. Los que le tienen que marcar cometen faltas, protesta y le sacan tarjeta, lo cual no entiendo. Hay que proteger a los jugadores que ilusionan el fútbol», aseguró Florentino Pérez sobre Vinicius.
La pareja brasileña volvió a elevar al Madrid hacia un título. El doblete de Rodrygo fue el primero de un madridista en la final de Copa desde el de Juanito al Castilla en la final de 1980. El ex del Santos, que ya fue clave en las eliminatorias de Champions del año pasado con un gol al Chelsea y dos al City, se puso otra vez la capa de héroe.
El Madrid evitó los fantasmas coperos, aquellos que les llevaron a perder la Copa del 2013 ante el Atlético, 2006 ante el Zaragoza y 2002 ante el Deportivo, por ejemplo. Los blancos levantan su 20º título del K.O. en 40 finales. Un 50% impropio de su historia. Pero es, de nuevo, Rey en España.
EL CONSEJO DE CARVAJAL
“Igual es una tarea que tiene que corregir, evadirse de las provocaciones y dedicarse a jugar porque cuando lo hace es el mejor”, aseguró el lateral sobre su compañero, mientras que el Chimy Ávila explicó el encontronazo que sufrieron en el túnel de vestuarios: “Me enfadó mucho lo que dijo Vinicius. Nacho y Lucas Vázquez me dieron la razón”, dijo el argentino, que añadió que “tiene mucho para dar, me encanta como jugador. El míster o sus compañeros le corregirán”
Agencias