NotMid 11/11/2022
OPINIÓN
ANTONIO LUCAS
Despues de canjear a cientos de miles de saharahuis en la cesión española del Sáhara para festejar a Marruecos, el Gobierno de Pedro Sánchez continúa su labor de estropearse humanamente. Antes negó aquello y ahora niega esto: la brutal evidencia de las imágenes en las que se observa a decenas de inmigrantes acumulados como fardos en territorio español, aplastados como insectos, degradados a bestias dolientes por intentar saltar la valla de acceso a este lado del mundo. La cadena británica BBC ha reactivado el asunto con un documental. En junio, en la frontera entre Nador y Melilla, murió gente mientras policías de un lado y del otro (marroquíes y españoles) la miraba morir. No tenían contraorden. Había una ambulancia a 100 metros del aquelarre, y tampoco intervino.
Las palabras del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, días después de la salvajada funesta de aquel 24 de junio, son un récord de barbarie: consideró la actuación (la no actuación) de la policía marroquí y española de “oportuna”, mientras la gente de Amnistía Internacional levantaba los brazos en dirección al cielo exigiendo decencia. En la frontera los policías de aquí están vendidos. Y Marruecos ejerce el gran chantaje abriendo y cerrando controles para el paso de humanos desesperados por llegar.
Una viñeta de El Roto publicada en 2017 da cuenta de lo que sucede: “Cada uno de nosotros tiene sus fronteras”, dice. Las que defiende Marlaska para cumplir con el cargo dejan muertos sobre muertos y algunos vivos dañados en la huida del hambre y la guerra. Ese desajuste, en cualquier parte, incuba atrocidades.
El Gobierno de Pedro Sánchez necesita decir la verdad. Las imágenes de la BBC -llegó la BBC y entonces hubo tema- demuestran que los Gobiernos pueden parecerse estrepitosamente. Incluso los presuntamente distintos. Qué diferencia queda ahora en la política de dejar morir a un puñado de seres humanos en la frontera con Marruecos y el desprecio tajante al refugiado de un tipo como Salvini.
Europa va a necesitar más de 60 millones de inmigrantes jóvenes para seguir carburando, mujeres y hombres de cualquier color. Este Gobierno lo sabe. Y sabe que lo ocurrido el pasado mes de junio en la frontera entre Nador y Melilla es un atropello a la vida, a la dignidad, al auxilio, a los derechos humanos. Con aquellos muertos apilados querían hacer una pira para el olvido. Otra más. Pero llegó la BBC preguntando esto: ¿No os da vergüenza?