Ucrania presentará un caso contra el presidente ruso por 20.000 delitos de sus soldados
NotMid 25/10/2022
MUNDO
La Historia es caprichosa con los pequeños detalles. El primer crimen de guerra ruso en Ucrania lo documentó, precisamente, un ruso. Mijaíl Savva, profesor y prisionero político nacido en Krasnodar, salió de su urbanización, junto al pueblo ucraniano de Vórzel, el día 3 de marzo y vio con sus propios ojos como una columna de blindados rusos ametrallaba con sus poderosas armas de 30 milímetros a dos coches de civiles que trataban de dejar la localidad. Cuando los militares se fueron, tomó fotografías de los muertos, apuntó su identidad y recogió los casquillos como prueba del delito.
Hoy, ocho meses después este analista, que pasó por varias colonias penales rusas, nos muestra uno de las vainas de proyectil que mataron a esos civiles ucranianos: “Fueron seis muertos de los que sólo quedaron enteras sus piernas, asesinados de forma gratuita”. Después, vendrían miles más en esas mismas localidades de Bucha, Irpín y Hostomel. Este ruso refugiado en Ucrania trabaja para la organización Centro de Libertades Civiles (CCL), ganadora del Nobel de este mismo año. Concretamente, su labor es rebuscar en todos los anuncios oficiales, los documentos, las entrevistas y la propaganda ese discurso del odio que han provocado que en Ucrania se hayan comedido un gran catálogo de crímenes de guerra: “Hay muchas frases no sólo en las intervenciones de Putin, sino en la redacción de artículos de leyes y en la televisión estatal. Las señales están por todos lados”.

Esta organización, en colaboración con la también premiada Memorial, de Rusia, trata de convertir esos “más de 20.000 crímenes de guerra” cometidos por las tropas de la Z y ya documentados por el CCL, en un caso contra Vladimir Putin (Tribunal4Putin) en la Corte Penal Internacional como primer paso. Después, busca la creación de un tribunal especial para juzgar los crímenes cometidos en Ucrania, con cierta similitud con los juicios de Nuremberg al nazismo, y que no tiene porqué celebrarse en Kiev: “Tenemos muchos países que colaboran con nosotros judicialmente y que nos apoyan en esta idea. Cualquiera de ellos puede albergar este proceso”, dice Savva.
Lo que más les preocupa ahora es obtener información de los miles de civiles ucranianos, no sólo niños robados, que han sido secuestrados por Rusia. “Están en las cárceles por no haber querido colaborar con las tropas de ocupación rusas”, dice Savva. Hay ciudades, como Lypsi, al norte de Jarkov, donde casi toda la población ha desaparecido sin dejar rastro. Esas exacciones cometidas por el ejército ruso pueden llegar a las 7.000 personas.

Natalia Yashchuk, coordinadora de esta organización, dirige su pequeña oficina en Kiev, donde asegura que sentarán “a Putin en el banquillo de los acusados. Hay días que nos han llegado hasta 1.000 casos de todo tipo: violaciones, secuestros, matanzas de inocentes y destrucción de estructuras civiles”.
Para Yashchuk, el caso más desgarrador incluye varios de estos crímenes a la vez: “Un misil ruso destruye la casa de una familia y mata a uno de sus hijos, el que tiene 14 años. Después, de camino del hospital, ametrallan al que tiene 16. Días más tarde, los rusos secuestran y torturan hasta la muerte al mayor, de 32 años. Cuando escuchas a la madre contándolo, algo se te muere por dentro”, dice Yashchuk, que reconoce que el equipo necesita psicólogos cada semana para aliviar la carga de documentar historias tan duras.
¿Estos crímenes son acciones aisladas de soldados rusos descontrolados o simplemente cumplen órdenes? Savva, que ya conoce todos los nombres de los comandantes invasores implicados en estos delitos, asegura que estos militares estaban impregnados en esa ideología totalitaria y supremacista por la que la vida de los ucranianos es prescindible: “Es curioso. En mi pueblo, el comandante de la zona impidió saqueos, violaciones y matanzas, pero fue él, en persona, el que controló a sus soldados. El resto, toda esa biomasa criminal, cometió todo tipo de crímenes en todos lados con una violencia sistémica, disparando a la gente a veces por diversión”.
Por último, Savva habla de los programas de los propagandistas del Kremlin: “Este odio visto en Ucrania no se entiende sin Margarita Simonian, Vladimir Soloviov u Olga Skabeeva. Su deshumanización de los ucranianos es parte del caso contra Rusia, porque el régimen se sostiene por esa propaganda”
Agencias