Kiev incluye a empresas estatales chinas en su lista negra de “patrocinadores de la guerra”
NotMid 06/10/2023
MUNDO
Hubo un momento en el que parecía que China iba a posicionarse como el gran árbitro neutral en la guerra en Ucrania, el único capaz de mediar realmente con Rusia para que cesara la invasión. Pekín, defendiendo un papel de pacificador imparcial, movió algunas fichas en esa dirección a pesar del escepticismo de Occidente por sus vínculos cada vez más profundos con el Kremlin.
En febrero, en el primer aniversario del conflicto, desde la segunda potencia mundial lanzaron un “plan de paz” centrado en 12 puntos. En ellos se pedía el respeto a la soberanía de todos los países y un llamamiento al alto al fuego, al mismo tiempo que cargaban contra las sanciones internacionales a Rusia y consideraban legítimas las preocupaciones de seguridad de Vladimir Putin sobre la expansión de la OTAN hacia Europa del Este. Un documento ambiguo que recibió una tibia respuesta tanto de Moscú como de Kiev.
Un par de meses después, el presidente chino, Xi Jinping, descolgó el teléfono para llamar a su homólogo ucraniano Volodímir Zelenski. Era la primera charla que mantenían desde el comienzo de la guerra. Una conversación que no llegó a ningún punto concreto y que estuvo precedida por un viaje de Xi a Moscú. En casa de Putin, el chino y el ruso fortalecieron la “asociación estratégica” firmada por ambos líderes poco antes de que el ejército ruso atacara Ucrania.
En otro de sus malabarismos diplomáticos de cara a la galería exterior, Xi Jinping se sacó de la manga la figura de “enviado de paz”, encargando a un veterano diplomático llamado Li Hui que liderara una gira en junio que le llevó a Kiev, Varsovia, Bruselas, Berlín, París y Moscú. Desde Washington insinuaron que Li, en su reunión con altos funcionarios ucranianos, había pedido a Kiev que permitiera a Rusia mantener el territorio ocupado para lograr un rápido acuerdo de paz. Li y el ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, lo negaron.
“La situación es difícil y compleja, pero alguien debe seguir intentándolo y Pekín está dispuesto a ser ese alguien”, dijo el representante chino al regresar a casa tras su gira europea. Desde entonces, no hay noticias sobre avances en la supuesta mediación que pregonaban desde el gigante asiático. Todo lo contrario. Son muchos los guiños a Moscú, con múltiples viajes a Rusia por parte de ministros chinos. En Pekín esperan una visita de Putin a mediados de octubre. Mientras los dos países vecinos continúan estrechando lazos, desde Kiev parece que ya se han cansado del juego de China.
Esta semana saltaba la noticia de que Ucrania ha añadido a los tres mayores productores chinos de petróleo y gas -todas compañías estatales- a su lista de “patrocinadores internacionales de la guerra”. Desde que comenzó la guerra, China, aprovechando las sanciones occidentales contra el Kremlin, se ha hinchado a comprar crudo ruso con descuento. También han acelerado las negociaciones para la construcción de un nuevo gaseoducto entre ambos países.
La Corporación Nacional de Petróleo Offshore, la Corporación Petroquímica y la Corporación Nacional de Petróleo son las tres compañías chinas que han entrado en la lista negra de Kiev por sus vínculos y proyectos conjuntos con las empresas estatales rusas. Un paso simbólico -ya son 12 empresas chinas las que engordan esa lista, ningún otro país tiene tantas- que se podría interpretar como un reflejo del hartazgo de Ucrania con China.
Mientras desde Occidente freían con sanciones a Rusia, el país de Putin ha encontrado un fuerte apoyo económico en Pekín. El año pasado, el comercio bilateral total entre los dos socios alcanzó un récord de 190.000 millones de dólares, un 30% más que el año anterior. Este año la cifra será muy superior teniendo en cuenta que, en el primer semestre, el comercio total ya había superado los 130.000 millones.
Según estimaciones del Instituto para Economías Emergentes del Banco de Finlandia, China representa ahora alrededor de la mitad de las importaciones de Rusia, frente a una cuarta parte antes de la guerra. Eso incluye el comercio de los llamados “artículos y tecnologías de doble uso”. Estos son bienes con aplicaciones tanto civiles como militares, como drones y los demandados semiconductores.
En 2022, China vendió más de 500 millones de dólares en semiconductores a Rusia, frente a los 200 millones del curso anterior. En cuanto a drones, hasta marzo de 2023, la compra rusa superó los 12 millones. Desde el pasado mes de abril, Kiev ha protestado varias veces porque sus fuerzas están encontrando cada vez más componentes chinos en las armas utilizadas por el ejército ruso.
China es el mayor socio comercial de Rusia. Pero también lo es de Ucrania. El pasado verano en Pekín recibieron la primera visita de alto nivel de un funcionario ucraniano, el viceministro Taras Kachka, que arrancó del Gobierno chino el compromiso de aumentar sus importaciones desde Ucrania.
Aquel viaje coincidió con un ataque del ejército ruso con misiles y drones contra las ciudades portuarias del sur de Ucrania. Unas 60.000 toneladas de productos agrícolas destinados a China fueron destruidas en esos ataques. No hubo protesta formal de Pekín, que todavía no ha condenado la invasión rusa.
Agencias