Los errores del invasor y la entrega masiva de material por parte de los aliados han equilibrado la potencia de fuego en el campo de batalla, que vive los ataques previos al asalto blindado
NotMid 10/05/2023
MUNDO
El optimismo se palpa en la tropa ucraniana. Desde que comenzó la batalla de Bajmut el 1 de agosto de 2022, el considerado segundo gran ejército del mundo aún no ha conseguido conquistar una ciudad de 70.000 habitantes, sino que se ha desfondado en el intento. Es cierto que la resistencia sólo mantiene un 15% o 20% de la población, pero ese barrio, conocido como La Ciudadela, se ha convertido en un símbolo de la voluntad ucraniana. Kiev ha impedido, gracias al esfuerzo de sus soldados, que Vladimir Putin, en busca y captura por crímenes de guerra, pueda apuntarse al menos una victoria pírrica en su deslucido desfile de Moscú. Bajmut ha dado nombre a toda una fase de la guerra que ha supuesto una picadora de carne para las tropas de la Z. Llegados a este punto, si esto fuera una partida de ajedrez, le toca mover a Ucrania.
Estos días la niebla de guerra lo cubre todo. Ucrania mueve sus columnas de blindados de aquí para allá, a plena luz del día, para que todo el mundo fotografíe los vehículos y lo publique en las redes sociales con marcas de identificación nunca vistas. La actividad es frenética y las maniobras de confusión abundan. En el frente, las tropas de reconocimiento ucranianas tantean las defensas rusas en toda la región de Zaporiyia y bombardean la logística rusa a distancia, sobre todo en la ciudad de Tokmak, base de una gran cantidad de tropas rusas, mientras que enjambres de drones suicidas se lanzan contra depósitos de combustible, nudos ferroviarios y polvorines a veces muy lejos del campo de batalla. Todas estas acciones ya forman parte de la preparación de una contraofensiva a gran escala como la que está por venir.
EVACUACIONES
A la altura de la liberada Jersón, la artillería ucraniana bate las posiciones rusas del otro lado del río mientras que sus comandos desembarcan, día sí y día también, en la orilla ocupada por los rusos, que reconocen que han perdido el control de varias islas en el delta. Rusia, por su parte, ha ordenado la evacuación de 18 localidades a lo largo del frente de Zaporiyia y otras tantas de la orilla del río Dnipro, como Nova Kajovka o Hola Pristan. Es exactamente lo mismo que hizo antes de entregar la región occidental de Jersón a las tropas de Ucrania el pasado otoño.

Sólo tres personas saben cómo, dónde y cuándo será la contraofensiva ucraniana, el teniente general Valeri Zaluzhni, el coronel general Oleksander Syrskyi (estratega de la ofensiva de Járkiv) y el propio Volodimir Zelenski. Es cierto que los rusos han tenido tiempo de preparar defensas en profundidad en las zonas más evidentes para la ofensiva. En la región de Zaporiyia han levantado hasta tres líneas en unos 30 kilómetros de frente. La primera, protegida por minas y dientes de dragón, será defendida por pequeños pelotones. La segunda ya contará con antitanques y batallones de infantería para frenar a los blindados, mientras que la tercera aloja a la artillería de largo alcance y las reservas blindadas, que deben acudir a taponar las brechas creadas por los avances ucranianos.
Estas líneas defensivas no están creadas para frenar, pero sí para ralentizar el paso de los vehículos. Cuanto más tarden los ucranianos en atravesar los campos, más vulnerables serán a la artillería rusa y sus drones Lancet. Conviene recordar que Zaporiyia, el lugar más obvio para cortar el corredor terrestre que controlan los rusos, no es precisamente el angosto paso de las Termópilas, sino una planicie en la que todo es visible a muchos kilómetros de distancia.
DENSIDAD DE DEFENSAS
¿Cuáles son las vías más lógicas para esa contraofensiva? La primera es de Zaporiyia a Melitopol. Se trata de la línea más corta entre el territorio controlado por Ucrania y el mar de Azov (unos 130 kilómetros), pero también es la región con mayor densidad de defensas. La segunda es atravesar el río Dnipro desde Jersón o Nova Kajovka hacia Crimea. Son unos 70 kilómetros de distancia, pero superar un río, y más uno tan caudaloso como el Dnipro (Dniester, en ruso), es una de las maniobras más complicadas para cualquier ejército. Ucrania ha publicado vídeos de maniobras fluviales con lanchas de desembarco, dando a entender que se prepara a conciencia para una acción como esta.
La tercera cuña de penetración, desde Vuhledar hacia Mariupol, es la menos publicitada de todas y, por tanto, una opción atractiva. Es más larga que las otras pero menos obvia y, por tanto, peor defendida.
Varios analistas han asegurado que, esta vez, Ucrania no contará con el factor sorpresa para atacar a los rusos, pero su baza puede ser tratar de someter a Rusia a un dilema atacando por dos o tres zonas a la vez para que tenga que tomar decisiones difíciles, como elegir dónde coloca el grueso de sus fuerzas.

En cualquier ofensiva, el defensor suele tener ciertas ventajas con respecto al que ataca y eso es así desde las guerras del Peloponeso. Pero Ucrania ha logrado equilibrar las fuerzas desde que comenzó la invasión. Rusia, sea por la feroz resistencia ucraniana o por sus graves errores estratégicos, ha perdido buena parte de sus carros de combate, vehículos blindados y soldados sobre el terreno. Tanto es así que ni siquiera le ha valido con una primera movilización. Kiev, con la entrega occidental de material bélico de primera, que incluye 2.000 blindados y 20.000 militares entrenados por miembros de la OTAN, presenta hoy un equilibrio de fuerzas que ya iguala al de Rusia con la creación de nueve brigadas de asalto.
Rusia sigue teniendo una aviación superior, pero la densidad y calidad de las defensas antiaéreas ucranianas ha mantenido a los bombardeos rusos alejados de su logística. Ucrania, además, contará a partir de hoy de otros 10 MiG 29 de Polonia.
Agencias