El ejército de Zelenski llega a la península de Kinburn y pone Crimea a tiro de sus Himars
NotMid 15/11/2022
MUNDO
Ucrania tiene prisa. En Kiev saben que el tiempo de las ofensivas se agota antes de los fríos del invierno, que pueden congelar el campo de batalla y darle a Rusia tres meses de oxígeno. Por eso mientras que consolida las ganancias de una ofensiva, ya prepara la siguiente. Con Zelenski visitando Jersón y evocando a Winston Churchill, las tropas ucranianas han cruzado ya el río Dnipro (Dnieper, en ruso), la barrera natural que los rusos pensaban usar como muro infranqueable. Antes de quitarse el barro de las botas de su retirada, las tropas de la Z van a tener que combatir de nuevo.
En una maniobra audaz, las fuerzas especiales ucranianas cruzaron, en plena noche y con gafas de visión nocturna, el cauce del río Dnipro desde el área de Mikolayev hasta la península de Kinburn, una larga extensión de terreno arenoso y pantanoso que separa el delta del Dnipro y del mar Negro y donde se enclava el parque nacional Biloberenzhia Sviatoslava. Allí tomaron la ciudad de Herois’ke y preparan el avance hacia el oeste, es decir, hacia Crimea. el propio Ministerio de Defensa ucraniano publicó imágenes del asalto anfibio en sus cuentas de Twitter.
De nuevo, Ucrania va por delante en la iniciativa y plantea nuevos desafíos a los rusos cada pocos días. Aprovecha Kiev ese momentum favorable para ganar todo el terreno posible antes de las heladas y de las posibles presiones diplomáticas para sentarse en la mesa con Rusia.
En este caso, parece un movimiento inicial de una operación mucho mayor, pero el control sobre ese estrecho ya permite a Ucrania garantizar sus líneas de comunicación marítimas. Además, con la artillería ucraniana situada en la otra orilla, dificulta cualquier intento ruso de desalojar a estas fuerzas especiales de ese lugar. «Será lo mismo en Henichesk y Melitopol. También llegaremos a todas nuestras ciudades y pueblos de Donbás. Definitivamente veremos cómo las personas con banderas ucranianas, que guardan allí, se encontrarán con las fuerzas ucranianas en Crimea», afirmó ayer Zelenski.
Para algunos analistas, este desembarco en la orilla este del río Dnipro tiene otra intención: la de servir de distracción para la gran ofensiva que muchos esperan desde Zaporiyia o Donetsk hacia el sur, y que buscaría llegar al mar de Azov (ya sea por Melitopol o Mariupol) y cortar en dos la manga terrestre rusa que une Crimea con los territorios ocupados en el Donbás, dos posesiones que los rusos ya tenían antes del 24 de febrero.
Es decir, que Ucrania pone en marcha la operación para asediar Crimea, objetivo final de Zelenski y quizá punto y final de la guerra. Si Ucrania consigue cortar esas vías terrestres hasta Melitopol o Mariupol tendrá a tiro, con las lanzaderas Himars, el puente de Kers que une la península a Rusia y que ya fue atacado recientemente. Crimea, ahora en manos rusas, quedaría aislada por carretera, bajo el fuego de los Himars y sin poder abastecerse. En términos militares, es una situación insostenible que debería llevar a la mesa de negociaciones a Rusia y no en las mejores circunstancias.
Como respuesta, Rusia lleva semanas cavando trincheras y preparando búnkers tanto en Mariupol como en Melitopol. Incluso se han visto vídeos de los militares de la Z protegiendo Crimea con dientes de dragón, esas piezas piramidales de hormigón que se usan como obstáculo contra los tanques.
«La situación es preocupante para las fuerzas rusas», dice el analista Mike Martin, autor del libro Cómo ganar una guerra, «porque si Ucrania consolida su presencia allí, habrá flanqueado las defensas rusas más al norte, que serán inservibles. Lo que nos dice este movimiento es que Crimea es un objetivo estratégico. Y la razón de ello es que es el centro de gravedad de la credibilidad de Vladimir Putin».
CORROSIÓN
«Esta derrota rusa es una validación de la estrategia militar de corrosión de Ucrania y el enfoque adoptado por su liderazgo. Lo están consiguiendo y los rusos lo saben», dice el general Mick Ryan, que lleva analizando la guerra desde el inicio. Las nuevas posiciones ucranianas, cada vez más cerca de la península de Crimea, ponen a tiro las carreteras y vías férreas que alimentan su logística. La posición rusa, aunque es algo mejor que en la orilla oeste del río Dnipro, sufrirá (ya lo hace) los ataques a larga distancia de los Himars, el verdadero game changer de la guerra.
Hasta nueve de ellos (de los 16 que posee Ucrania) se han visto por el frente de Jersón en diversos momentos de la ofensiva para recuperar esta región, toda una humillación para Rusia, que aseguró haber destruido 30, o sea, 14 más de los que siempre tuvo Kiev. La realidad es que no han conseguido abatir ninguno.
Pero tampoco es descartable, con el historial de operaciones ucranianas en esta guerra, que estemos ante otra operación de engaño y niebla de guerra. En el norte, los soldados ucranianos están tan cerca que pueden adivinar por el olor el menú de los bares de Svatove, ya en el oblast de Lugansk. Si consiguen superar esa línea cortarán líneas logísticas y pondrán a tiro Sverodonetsk, otra ciudad fetiche para Vladimir Putin que costó conquistar miles de bajas a los rusos.
Agencias