La victoria del ex presidente fue tan abrumadora que fue proclamado ganador con solo el 1% de los votos escrutados
NotMid 16/01/2024
USA en español
Sólo habían transcurrido 36 minutos desde que las asambleas electorales denominadas “caucus” en las que se vota en las primarias de Iowa habían comenzado cuando la agencia de noticias Associated Press (AP), que ejerce el papel informal de “certificador” de los resultados electorales en Estados Unidos envío un mensaje urgente a sus suscriptores: “El expresidente Donald Trump ha ganado los caucus de Iowa. Sus rivales están compitiendo por la segunda plaza y esperan conseguir más votos en New Hampshire”
En el alambicado sistema de los caucus, apenas se había empezado a votar. De hecho, el número de votos emitido no llegaba ni al 1% de los que se esperaba que alcanzará al final de la noche. Pero la victoria de Trump era incontestable. Su camino hacia la Casa Blanca ha arrancado con un ímpetu que no tiene precedentes en los 112 años, transcurridos desde que los partidos políticos de Estados Unidos iniciaron el sistema de primarias que hoy domina la selección de la candidatura a la presidencia de ese país. Con el 50% de los votos escrutados, la única duda era si Trump lograría más votos que todos los demás candidatos juntos.
La ex gobernadora de Carolina del Sur y embajadora en la ONU —precisamente puesta en el cargo por Donald Trump cuando era presidente— Nikki Haley estaba peleando por una muy distante segunda plaza con el hombre que hace un año parecía destinado a heredar la toga de Trump como líder republicano, el gobernador de Florida, Ron DeSantis.
Al margen de estas consideraciones, el escrutinio permite trazar una serie de conclusiones:
- Trump se lleva el voto evangélico. En Iowa, la comunidad evangélica, muy conservadora, en materia social, es clave en las primarias republicanas. En 1988 le dio, contra todo pronóstico, la victoria a Pat Robertson (evangélico), en lo que fue una humillación para George Bush ‘padre’; en 2008, hizo lo mismo con Mike Huckabee (evangélico); en 2012, con Rick Santorum (católico muy conservador), y en 2016 con Ted Cruz (evangélico). Para ese núcleo de votantes, que es absolutamente crucial en el Partido Republicano, Donald Trump es ahora el candidato de los valores.
- Trump se lleva también el voto urbano y de nivel educativo alto. La victoria del ex presidente entre los evangélicos no ha sido una sorpresa. Su triunfo, aunque, por menos margen, entre los votantes urbanos y los de las áreas con un nivel educativo más alto, sí. Ese era el territorio en el que, supuestamente, Haley tenía que ser competitiva. El hecho de que Trump se haya impuesto en la mayor parte de esas áreas sugiere que el ex presidente tiene un atractivo entre los votantes republicanos mayor del esperado.
- La campaña del expresidente es muy eficaz. En este 2024, Donald Trump tiene un equipo profesional y una maquinaria perfectamente engrasada, justo en las antípodas de lo que suele ser habitual en él. Su objetivo es ganar las primarias lo antes posible, para así enfrentarse directamente a Joe Biden. Sin embargo, primero tiene que convencer a los republicanos: a pesar de haber recorrido Iowa, como si él fuera el presidente en ejercicio, todavía le queda por lograr que la mitad del partido en un estado muy conservador le apoye. Eso sugiere, según sus rivales, que Trump, en unas elecciones generales, es más débil de lo que parece. Para los seguidores del expresidente, sin embargo, quien diga eso está confundiendo deseos, y realidades.
- DeSantis, al borde del desahucio. Exactamente hace un año, las encuestas daban a Ron DeSantis como un rival extraordinariamente peligroso para Donald Trump. Desde entonces, el gobernador de Florida ha realizado una masiva apuesta en Iowa, basada en tres elementos. El primero, un conservadurismo todavía mayor que el de Trump. El segundo, una eficacia a la hora de poner en práctica su agenda que el siempre errático expresidente no tiene. El tercero, su religión evangélica. Con esos tres apoyos DeSantis lo apostó todo a Iowa. Puso el cuartel general de su campaña en ese estado y obligó a los representantes republicanos de Florida a acompañarle a hacer campaña. Todo eso no le ha servido de nada. De Santis parecía anoche destinado a terminar en una muy distante segunda o tercera posición. El hecho de que estuviera compitiendo por ese puesto con Haley, que no empezó a hacer campaña en Iowa hasta noviembre demuestra su extrema debilidad. Su estrategia se fundamenta ahora en esquivar el estado de New Hampshire, que celebra sus primarias dentro de una semana, y jugarse un todo o nada en Carolina del Sur, otro estado fuertemente evangélico. Sus posibilidades allí, sin embargo, son muy escasas. Trump ya ha dejado claro que los evangélicos le prefieren a él, y Haley fue gobernadora de Carolina del Sur. DeSantis, la gran esperanza anti Trump, se ha desvanecido.
- Haley sube, pero no lo suficiente. La embajadora ha conseguido, en el peor de los casos, igualarse a DeSantis en un territorio que le es francamente desfavorable y en el que, además, apenas ha hecho campaña. Vienen ahora dos estados-New Hampshire y Carolina del Sur- en los que va a salir bien parada. De hecho, en el primero de ellos tiene una remota posibilidad de ganar a Trump. Con todo, eso no le va a servir de nada.
- La afluencia a las urnas, un factor de incertidumbre. A falta de resultados más precisos, anoche parecía que la participación había sido entre un 20% y un 40% inferior a la habitual, debido a la terrible ola de frío que asola Iowa y que hacía, por ejemplo, que el mecanismo de apertura eléctrica de las puertas de los coches se congelara. El impacto de esa abstención climatológica es difícil de medir. Cada campaña lo ha interpretado conforme a sus intereses.
- El Partido Republicano está totalmente radicalizado. Dos tercios de los republicanos de Iowa creen que Donald Trump ganó las elecciones de 2020. Un porcentaje similar de los que han votado por el expresidente afirma que una condena de Trump en alguno de los cuatro procesos legales que tiene en su contra, y que pueden llevarle a la cárcel, no influirá en su voto.
Agencias