NotMid 19/08/2022
OPINIÓN
SERGIO FIDALGO
En el barcelonés barrio de Gracia, que esta semana está en fiestas, hay una pintada que resume los siete años de mandato de Ada Colau: «Tourists go home, carteristas welcome». Para los comunes, que es lo mismo que decir Podemos, la clave de su acción política consiste en empobrecer a la sociedad para controlarla desde las instituciones. Para eso, nada mejor que acabar con la actividad económica y, al mismo tiempo, promover el desorden social. Generar temor entre los ciudadanos de un país arruinado e inseguro, para acabar con cualquier disidencia. El sueño de Pablo Iglesias, Yolanda Díaz, Jaume Asens o Ione Belarra.
El tourists go home ha sido el programa político de Colau durante todo su mandato, ya que se ha dedicado a criminalizar al turismo –una de las principales fuentes de riqueza de la ciudad– poniendo todas las trabas posibles a este sector para promover el decrecimiento económico de Barcelona. Los hoteles, los restaurantes, el ocio nocturno y los comercios orientados a los turistas han sido masacrados no solo por la pandemia, sino por siete años de persecución política por parte de los comunes. No solo eso, recordemos como Janet Sanz, la número 2 de la formación de Colau en el consistorio, propuso aprovechar la crisis del Covid-19 para cerrar todas las fábricas de automóviles y reconvertir a los trabajadores a la economía verde o, lo que es lo mismo, al paro.
El carteristas welcome es la segunda pata de la acción política de Colau. Su partido llegó al poder en Barcelona atacando y cuestionando la acción de la policía y de los jueces, dos instituciones plenamente democráticas en nuestro país. Nada más llegar a la alcaldía comenzó a predicar la necesidad de «desobedecer» aquellas leyes que ella y los suyos consideraran «injustas». Lamentablemente, su «desobediencia» es selectiva y no implicaba permitir que los barceloneses no pagaran los impuestos municipales. Así que la «desobediencia» fiscal con el ayuntamiento conlleva que te embarguen hasta el bidé. Hay muchos comunes enchufados con sueldos de cincuenta mil euros para arriba por pagar.