Como si no tuvieran ya suficientes desgracias, los niños venezolanos han recibido por Navidad unos muñecos que reproducen a la pareja presidencial
NotMid 04/01/2023
OPINIÓN
MAITE RICO
Veinte años de socialismo del siglo XXI han bastado para mandar a Venezuela, rica potencia petrolera, a la cola del mundo. El régimen oculta los indicadores, pero otras entidades arrojan luz sobre el desastre. Gracias, por ejemplo, a la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida que elaboran las tres grandes universidades venezolanas sabemos que el 94% de los hogares vive en la pobreza. Que el 33% de los niños sufre desnutrición. O que la tasa de mortalidad infantil fue de 25,7 en 2020, casi 11 puntos más que la media de América Latina.
Pero no se aflijan. Nicolás Maduro y su aguerrida compañera, Cilia Flores, velan por los más pequeños y esta Navidad les han entregado un regalo muy especial: los muñecos Súper Bigote y Cilita, que reproducen a la pareja presidencial vestida de Superman (previa liposucción). Súper Bigote es Maduro en mallas rojas y calzoncillos y capa azul. A diferencia del real, está musculado y tiene cara de espabilado. De Cilita, con senos turgentes y piernas torneadas, han clavado las gafas y el peinado. Se han repartido más de 12 millones de muñecos. Muchos padres se han sentido ultrajados, pero no deberían. La vicepresidenta Delcy Rodríguez -nuestra Delcy de Barajas, princesa de Zapatero- asegura que «los niños están muy contentos y complacidos con estos juguetes».
Los héroes Súper Bigote y Cilita luchan contra el Imperio, del que copian al personaje más emblemático. Ya puestos, podrían ampliar la familia y hacer dos muñecos con Efraín y Francisco, los «Súper Narcosobrinos» de Cilia que acaban de cumplir una condena en Estados Unidos por tráfico de cocaína. Con sus paquetitos de droga bajo la capa.
Pues agárrense la mandíbula, que no he terminado. Súper Bigote y su señora tienen su propia serie de dibujos animados en televisión, donde los villanos son los políticos de la oposición. Sus rostros, además, decoran todo tipo de productos infantiles -cuadernos, mochilas- e incluso un kit de higiene para adultos: desodorante, champú y crema corporal con fotos reales de Cilia o Nicolás levantando el puñito. El efecto disuasivo es inmediato y está reforzado por la frase «Hecho en socialismo».
Dados los entrañables lazos de Moncloa con el régimen de Caracas, ya me veo a Félix Bolaños presentando para este año electoral a los muñecos Ken Sánchez y Barbie Begoña, héroes de la resiliencia y el desarrollo sostenible.