El jueves deja de estar activado el controvertido Título 42 utilizado por Trump para devolver a miles de migrantes
NotMid 09/05/2023
USA en español
“La frontera no está abierta, no ha estado abierta ni va a estar abierta después del 11 de mayo”, repitió Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, ante el sprint a la desesperada que miles de emigrantes han emprendido en busca de Río Bravo. Este jueves dejará de aplicarse el controvertido Título 42, usado por la administración de Donald Trump con la excusa de la pandemia y que ha servido para devolver en caliente a parte de quienes atravesaban sin permiso la frontera natural que divide a su país de México.
Para sustituir al Título 42, suprimido por las autoridades judiciales, Washington pondrá en marcha el Título 8, que no sólo “procesará y expulsará rápidamente a quienes llegan a las fronteras”, también aplicará medidas drásticas que conllevan “graves consecuencias”, como la prohibición de visitar EEUU durante cinco años o el enjuiciamiento si lo intenten de forma repetida.
Pero la desesperación no entiende de normas. Cientos de emigrantes, muchos de ellos venezolanos, permanecen acampados a orillas del río, entre la mexicana Ciudad Juárez y la texana El Paso, en espera de una oportunidad. Al sur de México, en la frontera de Tapachula, más de 4.000 que permanecen en el Parque Ecológico porfían para forzar una salida masiva hacia el norte.
¿Y entonces por qué pese al anuncio de Washington se ha incrementado la oleada migratoria? La próxima extinción del Título 42 ha provocado lo contrario, un efecto llamada que las autoridades achacan a los engaños de las mafias de trata de personas, pero que en realidad está avivado en las redes sociales, donde la desesperación difumina la realidad.
El mismo río de dos nombres (Bravo en el mexicano, Grande en el estadounidense) se ha convertido hoy en el muro de los lamentos para los latinoamericanos y caribeños que buscan el “sueño americano”, más deseado que nunca pero tan difícil. El mismo infierno en el que se juntan quienes huyen de los demonios que desgarran la región: las tres dictaduras (Venezuela, Cuba y Nicaragua), la crisis socioeconómica amplificada por la pandemia, la desigualdad perpetua, la corrupción que devora los cimientos de la democracia, la violencia que la convierte en la región más peligrosa del planeta y esa maldita inflación que no quiere apaciguarse.
Demonios que no dejan de perseguirles, como los ocho venezolanos atropellados el domingo en la parada de autobús junto al centro de emigrantes en la texana Bronwsville, pegada a la mexicana Matamoros. Los peligros y la muerte les acechan, ya sea en las aguas traidoras de Río Bravo, en la selva del Darién, en el corredor centroamericano o en la frontera colombovenezolana tomada por las mafias y las guerrillas. “En la última semana han muerto seis venezolanos en rutas migratorias y 115 fueron deportados. Entre 2012 y 2022 fallecieron 165 en las rutas”, alertó David Smolansky, delegado de la Organización de Estados Americanos (OEA) para la diáspora venezolana, que ya suma 7,5 millones de huidos del chavismo.
Quienes utilicen esta forma de entrada a EEUU tampoco tendrán derecho a pedir asilo, ya que la administración de Joe Biden pretende levantar en Colombia y Guatemala unos centros de tramitación, gestionados por Acnur y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), donde se valoraría su acogida dentro de los distintos programas de “parole”, refugio o trabajo.
El “parole humanitario” proseguirá para venezolanos (32.000 en tres meses), cubanos, haitianos y nicaragüenses, mientras que colombianos y centroamericanos se beneficiarán del “parole por reunificación familiar”.
Washington también cuenta con Canadá y España para acoger emigrantes. “Es una oportunidad para reforzar las alianzas históricas de España con América Central y del Sur”, adelantó la semana pasada en Madrid el Ministerio de Inclusión, Responsabilidad Social y Migraciones.
“EEUU está bajo amenaza”, disparó el senador republicano Lindsey Graham, quien ha cifrado en un millón los emigrantes dispuestos a cruzar la frontera en estos días. En marzo se contabilizaron 192.000 encuentros con extranjeros que intentaban pasar al otro lado, una cifra que no detalla el número exacto de emigrantes, ya que una parte lo intenta de forma reiterada.
1.500 militares en la frontera de EEUU
EEUU ha decidido no dar un paso atrás y ha desplegado para vigilancia 1.500 militares, incluidos marines, que se unen a los que ya están distribuidos en los 3.152 kilómetros de frontera junto a los policías locales.
Gregg Abbott, gobernador de Texas, también ha enviado helicópteros, los famosos Black Hawk, y promete más mano dura. ¿Misión? “Interceptar, repeler y devolver” a los que intentan entrar ilegalmente al país por el desierto.
Empujada por su gobernador, Ron DeSantis, Florida ha aprobado una batería de leyes contra los emigrantes sin papeles que llegan a su territorio, que incluye perseguirles en los centros hospitalarios.
Agencias