NotMid 19/12/2021
Un gol del argentino Lucas Ocampos noqueó al Atlético de Madrid en el minuto 88, cuando subió al marcador el 2-1 para el Sevilla en el partido de la decimoctava jornada de LaLiga disputado este sábado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán, tras el que el conjunto andaluz se afianza en la segunda plaza y hace salir a los madrileños de los puestos de la Liga de Campeones.
Felipe Augusto, a los 33 minutos contrarrestó para el Atlético de Madrid el que logró el croata Iván Rakitic a los siete, pero en la segunda, cuando los visitantes parecían más entonados en busca de la victoria, fue el Sevilla el que la logró pese a que en el último minuto Joao Félix estrelló un balón en el larguero que pudo suponer un nuevo empate.
Se presentaron dos equipos en el estadio sevillista con bajas significativas y dudas en su juego, lo que en el caso del conjunto colchonero, vigente campeón de LaLiga, le dejaba a trece puntos del líder, el Real Madrid, después de que en la anterior jornada perdiera en el Santiago Bernabéu y la anterior frente al Mallorca en el Wanda Metropolitano.
El conjunto andaluz, por su parte, llegó a la cita segundo en la tabla con cinco puntos más que el madrileño, gracias, sobre todo, a su efectividad como local, condición en la que hasta ahora había ganado seis encuentros y solo cedió un empate.
Ambos, que disputarán la próxima semana los encuentros que le fueron aplazados en los inicios del torneo, tenían la oportunidad, en un partido exigente, de disipar algunas de las incertidumbres que han creado.
En el capítulo de bajas, Ocampos volvía al once tras superar una lesión, aunque no pudo jugar una pieza fundamental en el centro del campo, el brasileño Fernando Reges, sancionado por acumulación de tarjetas.
Sorprendió que Julen Lopetegui alineara de salida en la punta al canterano Iván Romero, que le quitó el sitio a Rafa Mir, mientras que el marroquí Youssef En-Nesyri sigue con la baja médica.
En el Atlético, sin Antoine Griezmann por una lesión muscular y tampoco disponibles José María Giménez, Stefan Savic y Sime Vrsaljko, el entrenador argentino Pablo Simeone volvió a alinear a Luis Suárez y Thomas Lemar, además de adelantar de posición a Marcos Llorente para poner a Kieran Trippier en el lateral derecho, y sin que apareciera de inicio el portugués Joao Félix.
Como se preveía, arrancó el partido intenso y con un primer susto que el argentino Ángel Correa le dio a los locales tras un fallo del central francés Jules Koundé y un remate desde muy lejos ante lo adelantado del meta marroquí Yassine Bono.
Pero la respuesta no se hizo esperar y el croata Iván Rakitic, antes de que se cumpliera el minuto siete, se fabricó un zambombazo también desde muy lejos para ponérsela imposible al portero esloveno Jan Oblak, lo que propició que el Atlético no perdiera el tiempo para intentar tomar el mando del balón.
El Sevilla presionó entonces bien para evitar que el rival tomara posesión del centro del campo y que encontrara a Luis Suárez o el propio Correa, aunque los de Lopetegui se encontraron una problema en forma de lesión, pues el lateral derecho argentino Gonzalo Motiel se fue lesionado y se tuvo que recomponer la defensa con la entrada del serbio Nemanja Gudelj.
Tras esa circunstancia, los visitantes encontraron una de sus escasas vías de penetración, que acabó en un córner, y a su salida el central brasileño Felipe Augusto ganó bien la posición para rematar de cabeza el empate a uno rebasada la media hora de juego.
Después, y poco antes del descanso, el que se retiró lesionado fue Marcos Llorente, quien se quejó como Montiel de un problema muscular y fue sustituido por el argentino Rodrigo de Paul, mientras que en el inicio de la segunda Simeone hizo ingresar a Joao Félix, en el sitio de Correa, para buscar la presencia en ataque que le faltó a su equipo en la primera.
En este periodo se le vio mejor plantado a la formación visitante aunque el Sevilla, con juego directo, quiso también sorprender y así Rakitic tuvo una buena pero en esta ocasión se le fue fuera en un partido que, con esas connotaciones, se vio abierto y que en cualquier zarpazo se podía decantar para algún lado.
Así se entró en la fase final del encuentro con el Atlético mas poderoso tanto en la posesión como en acercamientos al área, con lo que parecía mas lógico que los visitantes pudiera ganar la pelea, pero Ocampos, después de que el larguero rechazara un remate de cabeza del danés Thomas Delaney a la salida de un saque de esquina, dejó los tres puntos en el Sánchez Pizjuán.
Los jóvenes toman el mando del Barça
Agónica victoria azulgrana con goles de Jutglá, Gavi y Nico. El Elche igualó en dos minutos un 2-0 pero le faltaron cinco minutos para puntuar en el Camp Nou
Agónica victoria del Barcelona gracias a los jóvenes, que cada vez tienen más galones. El equipo de el estilo es innegociable se ha convertido en el de ganar como sea. Es lo que tiene la situación crítica que vive el equipo esta temporada en lo económico y lo deportivo. No jugar la Champions la próxima temporada sería un suicidio en lo deportivo, pero no es algo irreal. Ante el Elche se vio un capítulo más de impotencia azulgrana ante un partido que tenían encarrilado. Con un 2-0 a favor y todo controlado, el Elche, que llevaba 43 años sin marcar un gol en el Camp Nou, hizo dos en dos minutos. Increíble, pero cierto. Pero a falta de cinco minutos, y con el Elche saboreando el empate, una jugada entre Gavi y Nico dio tres puntos vitales al Barcelona.
La visita del Elche, un equipo que llevaba 43 años sin marcar un gol en el Camp Nou y 46 sin puntuar, no admitía otro resultado que la victoria y así fue pero de aquella manera. Y lo hizo con los jóvenes asumiendo el mando. En la primera mitad se vieron los mejores minutos de la etapa de Xavi al frente del equipo. El de Terrassa dio la titularidad en punta a Jutglá dejando clara su apuesta por la cantera. Una apuesta que deja también un mensaje muy claro sobre lo que opina el técnico de la actual plantilla.
Xavi apostó por un 4-3-3 con Araujo de lateral derecho y un centro del campo del que se caía Nico. Ferran Jutglá dejó claro enseguida que no estaba en el once por capricho del míster. A los dos minutos marcó un buen gol que fue anulado por un fuera de juego justito y al cuarto de hora se estrenó como goleador profesional al cabecear un córner botado por Dembélé. Otro joven que quiere añadir su nombre al de Ansu Fati, Nico, Ez Abde o Gavi, que se van asentando en el equipo. Y fue Gavi quien encarriló el partido sólo tres minutos después con un golazo marca de la casa arrancando desde el centro del campo y soltando un disparo cruzado desde fuera del área. No pudo elegir un mejor gol el andaluz para estrenarse con la camiseta azulgrana.
El Elche tuvo una opción para el 2-1 con un remate alto de Enzo Roco, pero el partido era del Barça. Dembélé y Ez Abde eran dueños de sus bandas algo que sumado a las ganas de un Gavi que estaba por todas partes sólo podían suponer malas noticias para el Elche. Los de Francisco tenías serios problemas para crear juego y dar tanto balón al Barça iba en contra de sus intereses. Jutglá, con parada de Badía, Ez Abde, con remate que se fue alto, y Gavi, con remate desde cerca que salva la defensa, tuvieron cerca el 3-0 antes del descanso.
Dos goles en dos minutos
Francisco hizo dos cambios tras el paso por el vestuario dando entrada a Morente y Gumbau. Los ilicitanos dieron un par de sustos a Ter Stegen nada más reanudarse el partido dejando claro que seguían en el partido y que iban a ser más atrevidos que en el primer acto. Los jóvenes azulgranas no estaban por la labor de que el rival se creciera y una combinación entre Abde y Gavi provocó que el balón volviera a deambular con peligro sobre la portería de Edgar Badía. Jutglá también tuvo una buena acción para el 3-0 justo antes de que el Elche diera un golpe sobre la mesa y empatara el partido en dos minutos. Sí, en dos minutos. Primero tras una contra que culminó Tete Morente tras un fuerte disparo y después tras un buen centro del propio Morente que cabeceó Pere Milla libre de marca.
Partido nuevo con media hora de juego por delante. Xavi sacó a Nico y Riqui Puig buscando dar aire a un equipo tocado en lo anímico. No era para menos. Un partido que tenían controlado se le complicaba sin previo aviso. Dos goles por la banda izquierda donde Jordi Alba estaba jugando más de interior que de lateral y con Morente como claro protagonista. Una falta sacada rápido por Busquets sobre Ez Abde dejó a Nico cerca del 3-2, pero Palacios sacó el balón bajo palos. Las bandas en esta segunda parte las cerró mejor el Elche y Dembélé ya no era tan peligroso.
Cuando el Elche saboreaba el empate, algo que no ha logrado en 47 años, llegó una jugada de rabia de Gavi rozando el fuera de juego con pase atrás para que Nico, jugándose la pierna, diera un triunfo agónico al Barcelona. Era ganar como sea, nunca mejor dicho. Y los jóvenes tiran de este equipo para llegar a los cuatro primeros puestos de LaLiga. Repito, ese es el objetivo. No otro.
Un Muro frena al Real Madrid
El equipo de Ancelotti fue incapaz de superar la ordenadísima defensa del Cádiz. Buenos detalles de Hazard en la segunda mitad.
Con media plantilla enferma y otra media confiada, que a veces es peor, el Madrid se dio contra una pared amarilla. El partido pendía de un gol y no lo metió. El equipo de Ancelotti, que ha sido grande con los grandes, sufre si no corre y el Cádiz no se lo permitió. Los de Álvaro Cervera juegan a lo que saben sin que ello merezca reproche. Repitieron plan y éxito ante un Madrid falto de fantasía y de precisión en un terreno escarpado. Hazard jugó todo el partido y dejó algún dato de que lo suyo puede tener remedio.
El brote de COVID vino a ser una especie de conjunción planetaria que devolvió a Hazard al mundo de los vivos. Antes del contagio masivo en la plantilla, lo último que se supo de él fue una gastroenteritis que le paró tres partidos y dio que hablar. Pero sin lesión mediante, Ancelotti fue escondiéndole en el fondo del armario, a la cola de aspirantes del único puesto sobre el que admite el debate. Otra cosa es que la vacante le caiga como un guante, que no es el caso. Como es lo que hay y Ancelotti no quiso regalarle una banda al Cádiz, metió a Lucas Vázquez como lateral derecho kilométrico. Eso concedía cierta libertad de acción al belga, que espabiló con los minutos.
En la cabeza de Ancelotti estaba que el Cádiz no es de asaltar sino de esperar. De esperar exageradamente, con diez obligados (o condenados) a defender y Choco Lozano de explorador en punta. Le va mejor que otro dé el primer paso, el segundo y el tercero. Por ahí se explica que sus dos únicas victorias hayan llegado a domicilio. Su plan fue evitar un Madrid a la carrera a base de achicar la superficie útil del partido y no equivocarse en la salida de pelota. La primera vez que lo hizo, Vinicius estuvo al borde plantarse ante Ledesma. Así que se corrigió de inmediato y le preparó al Madrid un partido muy poco amable.
Casemiro, al borde de la roja
El Cádiz fue fiebre amarilla para el equipo de Ancelotti. Dobló la guardia en las bandas, especialmente la de Vinicius, rodeó a Benzema, no quiso que el rival se le metiera en área y hasta jugó con cierta impaciencia del Madrid. El primero en saltar fue Casemiro, que mereció la roja por una entrada por detrás a un Iván Alejo en fuga. La amarilla, castigo leve, le impedirá jugar en Bilbao. Álvaro Cervera llevó al Madrid al terreno que menos le convenía, al del centro lateral, que nunca es primera opción. No hay ni gota de gracia en este Cádiz. Cree que de esta se sale con orden y sin concierto. Cuanto menos pase en un partido, mejor para él. La cuestión es hacer pocas cosas, pero bien.
Eso y los disparos lejanos fueron las únicas ocurrencias del Madrid antes del descanso. Pellizcos de monja, aunque dos zapatazos lejanos, de Mendy y de Valverde, este último con estirada plástica de Ledesma, estuvieron cerca de hacer blanco. El Madrid debe empezar a plantearse ya el día después de Modric, que blanquea partidos así porque es el único centrocampista de la plantilla capaz de saltar líneas. Y en medio de aquel puré táctico, Hazard, cuyo sigilo en el juego roza la invisibilidad. Ni un desborde, ni un disparo, ni un pase filtrado hasta el comienzo de la segunda mitad. Entonces sí escapó de la extrema vigilancia gaditana sin culminar un pase de la muerte ni un cabezazo posterior a envío excelente de Kroos. Algunos buenos momentos que pueden sacale de su condición actual de jugador del montón. Y estos no caben en equipos de primera fila. Menos aún con su sueldo.
El Madrid se fue al descanso con peor ánimo del que entró. Su 82% de posesión fue papel mojado. Ese el éxito del Cádiz, confundir al adversario hasta hacerle perder la fe y la paciencia. No es telegénico, pero a veces funciona.
Negredo perdona
De la caseta volvió un Madrid más imaginativo en su intento de salir del laberinto, convencido ya de que sólo sería posible con el juego en corto hasta pisar área, donde debía resolverse todo. Vinicius comenzó a escapar de su jaula, Benzema se hizo sitio en el partido, Hazard sacó algunos detalles de ese juego preciso entre líneas que le trajo al Madrid. Todo muy espaciado, sin la continuidad que se le supone a un asedio.
A veinte minutos del final, Ancelotti tiró de Jovic. Donde antes había un fantasma ahora hay un plan B. Con el serbio el Madrid se reconfiguró en un 4-2-4 que en teoría devolverle más ancho y más amenazante en el juego aéreo. También más vulnerable. El cambio de dibujo trajo la primera ocasión del Cádiz, una buena contra de Sobrino mal rematada por Negredo.
A partir de ahí el Cádiz ya no tuvo más orden que colgarse del larguero. Todo sucedió ya en su área. Alaba se fue a la izquierda buscando una rendija donde no la había. El Madrid empezó a iluminarse cuando ya no había tiempo. Ledesma rechazó un remate de Kroos, Fali y Cala metieron su cabeza a todo lo que llovió, Jovic no atinó ni con la cabeza ni con el pie, Benzema pidió un penalti que pudo ser pero cuya intensidad no dio para que alzara la mano el VAR. Nada resultó. Así que la ventaja mengua. No con sus rivales tradicionales (Atlético y Barcelona), pero queda obligado a mirar al sur.
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Agencias/ Google