NotMid 05/07/2023
OPINIÓN
RAÚL DEL POZO
No entiendo cómo un buen tipo como es Zapatero, con su talante conciliador, que durante su mandato impulsó las libertades civiles, puede ser cómplice de un Sánchez que con su última bala desprecia la verdad, sigue pactando con los enemigos de la Constitución y se enroca en un cerril bloqueo que puede terminar con Feijóo en los brazos de Abascal. No tiene miedo a los pactos de las derechas que solo él podría evitar. Mitterrand alentó el Frente Nacional, Sánchez puede consentir y ayudar a que Abascal esté en el próximo Gobierno.
El presidente del Gobierno y el ex presidente expresan su voracidad caníbal hacia el PP y son partidarios de no permitir que ese partido gobierne aunque haya que repetir las elecciones. El PSOE de hoy es de Pedro, no el que apoyó a Rajoy para impedir sucesivos comicios. José Luis Rodríguez Zapatero y el manual de resistencia de Pedro Sánchez , frente a todos, coinciden en pronosticar que el 23 de julio el PSOE puede ganar las elecciones. Solo han perdido 400.000 votos, según ellos. Pero los echaron de la mayoría de sus bastiones. Ven un PP a la defensiva y frente a la opinión abrumadora de los que piensan que los españoles no van a perdonar nunca al PSOE su complicidad con el separatismo, ambos dirigentes elogian la villanía de la mesa para la autodeterminación, la despenalización de la sedición y las rebajas de la malversación, el apartheid contra el castellano y el riesgo que supone la estupidez de una política absurda y desleal que puede terminar en la fragmentación de la nación española.
Felipe González, fundador del partido que dirige Pedro, defiende que se deje gobernar a la lista más votada y avisa que con la polarización actual se pierde fuerza y credibilidad. Sabe que estamos atrapados por la obstrucción política que nos puede llevar o a una mayoría de la que huye Feijóo, o a sucesivas elecciones, o mociones de censura, o al caos institucional. Como dice el proverbio, a aquel a quien los dioses quieren perder, lo vuelven majara. Encerrado en la torre de su orgullo, Sánchez piensa que puede ganar las elecciones que perdió. Un partido sin debate interno con sus fundadores y la mayoría, con unas derechas más movilizadas. Y él piensa, delira y promete que va a ganar el 23 de julio. Lo ha repetido en su desembarco en los medios a los que ataca, cuando se masca su derrota y la de sus compañeros de viaje.