La dirigente de Bandera Roja es también pareja de Jesús Armas, estrecho colaborador de María Corina Machado, encarcelado en el Helicoide
NotMid 03/12/2025
IberoAmérica
El destino escondía una jugada inimaginable a Sairam Rivas (30 años), que iba para miss (llegó a ser finalista en un concurso internacional de belleza) y acabó como activista social y dirigente nacional de la marxista Bandera Roja (BR). Una década después de haber sufrido cinco meses de encarcelamiento injusto en el Helicoide, Rivas revive hoy aquellos días por culpa de la reclusión en la siniestra prisión administrada por la policía política de Nicolás Maduro de su pareja sentimental. La misma cárcel donde aprovechó para releer El capital, de Carlos Marx.
Su novio, Jesús Armas, es un dirigente opositor muy cercano a María Corina Machado y de gran prestigio internacional, tanto que hasta la fundación de Barack Obama ha exigido su puesta en libertad. Durante seis días, Armas sufrió torturas en una casa clandestina de los agentes chavistas.
Quien lo pudo averiguar, en un acto casi heroico, fue Sairam, que de esa forma forzó su traslado a la cárcel. Tres semanas después mantiene su lucha por la libertad no sólo de Armas, sino también del resto de presos políticos. Ella también deshoja la margarita de la libertad en la cuenta atrás para el 10 de enero, día de la toma presidencial.
¿Qué se sabe del estado físico de Jesús Armas tras su desaparición forzada y su posterior ingreso en la cárcel?
Desde que lo trasladaron al Helicoide, más nunca lo hemos podido ver. La única vez que yo lo vi fue cuando me enteré que estaba en Boleíta Zona Siete (calabozos de la Policía Nacional Bolivariana). Jesús me describió las torturas que sufrió, le asfixiaron con una bolsa en una casa clandestina del Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN). Le presentaron ante el juez de forma telemática durante sólo 20 minutos después de haber estado desaparecido seis días. Cuando el régimen supo que lo había descubierto, le prohibieron cualquier tipo de contacto con el exterior, ni siquiera sus padres le han visto ni una sola vez. Ahora existe la práctica de la desaparición forzada, de hecho yo me enteré gracias a una visita no autorizada, de la que el régimen no estaba al tanto. Freddy Superlano (líder en Venezuela de Voluntad Popular, el partido de Leopoldo López) está con Jesús en el Helicoide, donde ha cumplido cinco meses sin que su familia le haya podido ver ni una sola vez.
¿Usted sufrió torturas durante sus cinco meses en el Helicoide?
Físicas, no. No fui golpeada ni sufrí cosas como las que le han hecho a Jesús. En el Helicoide a nosotras (otras activistas que participaban en un campamento juvenil de protesta en Caracas) nos colocaron en una oficina que convirtieron en celda. Gracias a una huelga de hambre que hicieron afuera conseguimos que nos dejaran salir al sol. En las primeras semanas, cuando estábamos en un comando de la Guardia Nacional Bolivariana, nos hacían dormir esposadas unas con otras, así íbamos también al baño. Eran vejaciones sin sentido porque éramos estudiantes jóvenes. En el Helicoide la amenaza constante era el traslado a La Tumba, celdas en el sótano (para los presos especiales del chavismo).
Parece una jugada del destino…
Es impresionante, la verdad. Pero en Venezuela hay decenas de dirigentes nacionales apresados, como exgobernadores, diputados, directores de Alcaldía… Este nivel de represión jamás se había vivido en Venezuela.
Se presume que las torturas contra Jesús Armas buscaban que denunciara en un vídeo a Machado, incluso Diosdado Cabello, ministro de Interior, dijo posteriormente en su programa de televisión que Armas había delatado a compañeros de lucha. ¿Qué busca el régimen con el incremento del terror a tan pocos días del 10 de enero?
Primero quieren generar desconfianza en el seno de la oposición, señalar a sus dirigentes como delatores. Jesús me dijo que durante sus torturas buscaban saber los escondites de María Corina, Luis Palocz (detenido posteriormente), Juan Pablo Guanipa y Carlos Ocariz (dirigentes de Primero Justicia). Pero en estas circunstancias, ellos no se dicen unos a otros dónde se esconden. Lo que quieren primero es desmoralizar y crear desconfianza entre los dirigentes. Y, en segundo lugar, crear un clima de terror y desmovilización de cara al 10 de enero para que no haya ningún tipo de movilización. El régimen sabe que los sectores populares (los que salieron a protestar tras el megafraude electoral) están hartos de lo que se vive. El pueblo está silente ahora por la represión, pero está harto. Este ya no es el país donde la mitad de la población apoyaba a Hugo Chávez. Aquí la diferencia es abrumadora y la gente lo sabe y te lo dice en las calles. La posibilidad de explosión social en cualquier momento es muy grande. Y mientras la atrocidad con los detenidos es tremenda. En el Comité de Familiares y Amigos por la Libertad de los Presos Políticos hemos documentado adolescentes torturados, las detenciones ilegales, personas que iban caminando a sus casas y se las llevaban a Tocorón, Tocuyito y Yare. Es algo inhumano. Jóvenes que han salido de esas cárceles pesando 20 kilos menos. El descontento es muy grande pero el miedo también es muy grande, porque te marcan las casas, te detienen por publicar un estado de WhatsApp.
¿Por qué actuaron contra Armas?
La detención de Jesús es producto de una persecución contra toda la dirigencia opositora y con esa puerta giratoria selectiva. Jesús representa no sólo uno de los liderazgos del proceso electoral en Caracas, importante en la movilización. También es defensor de derechos humanos, ha documentado las fallas de servicios sociales en Caracas y también ha acompañado las vigilias de las madres de los presos.
¿Tiene alguna esperanza de que el pueblo venezolano pueda torcerle el brazo al régimen chavista?
Todo va a depender de que podamos vencer el miedo y no callarnos. En estos días queda y toca construir organización y tejido social como sea. Todas las organizaciones deben reorganizarse y reconstruir una fuerza social capaz de salir del régimen y de mantener sus derechos. Ellos lo que quieren es destruir cualquier posibilidad de acción y organización.
América Latina cerró 2024 con las cárceles llenas de presos políticos en Venezuela, Cuba y Nicaragua, el doble que el año anterior. ¿Cuál es el destino de una región en las que se vulneran a diario los derechos humanos y las libertades?
El autoritarismo ha avanzado en América Latina. Es lamentable. Ahora más que nunca hay que alzar la voz y mantener a los presos políticos como eje transversal de esta lucha. La diáspora juega un papel fundamental en visibilizar lo que ocurre en estos países y acabar con estos regímenes que solo quieren la opresión.
El régimen chavista asegura que ha realizado más de mil excarcelaciones, aunque el Foro Penal mantiene una cifra de 1.849 presos políticos mientras prosiguen los recuentos.
A pesar de que comenzaron liberaciones, el mismo día que se llevaron a Jesús, el 10 de diciembre, marca un nuevo ciclo de la represión. Que liberen a cientos no significa que se acabó la represión en Venezuela, sino que es mucho más selectiva contra los dirigentes políticos.
¿Cómo se vive desde la izquierda lo que sucede en Venezuela?
En Venezuela todos los partidos, también los de izquierda, están perseguidos, incluso el Partido Comunista de Venezuela (PCV). BR nunca fue chavista, incluso avisó al principio de todo que Hugo Chávez sería una estafa para los trabajadores. Ahora vivimos la persecución contra la dirigencia política social y las ONG, criminalizan a todos. Hemos demostrado que este no es un régimen de izquierdas.
El general Miguel Rodríguez Torres ordenó en 2014 acabar con el campamento estudiantil de protesta, en el que se encontraba usted, lo que provocó su encarcelamiento. El entonces ministro de Interior cayó más tarde en desgracia (por sus apetencias presidenciales) y también se convirtió en preso político, desterrado más tarde a España por mediación de José Luis Rodríguez Zapatero. BR, su partido, abandera la construcción de una amplia unidad en la que incluye a ex ministros chavistas, a toda la izquierda y al propio Rodríguez Torres. ¿Está usted de acuerdo?
El momento que vivimos en Venezuela llama a la construcción de una gran unidad, que incluye sectores que vienen del chavismo disidente, que también es perseguido, de la Plataforma Unitaria y de María Corina. Para enfrentar a este régimen es necesaria la unidad en lo básico y luego se debatirá en democracia, por ejemplo, si se apuesta por enseñanza pública o privada. Lo fundamental es la lucha por salir de este régimen.
¿Se sentaría entonces a pactar una unidad con el general que la detuvo?
Nosotros no podemos actuar hoy con la misma lógica de odio y resentimiento que tuvo el chavismo al llegar al poder. Tenemos que sanar muchas cosas que hay en la sociedad. Ha sido tanto lo que le ha tocado vivir a los venezolanos que yo siento que tenemos que hacer un profundo esfuerzo por reconciliar el país y emprender una reconstrucción que no significa impunidad.
Agencias