Se ha producido una conculcación de un derecho fundamental como es el de libertad de información
NotMid 05/0772022
EDITORIAL
Estas líneas se escriben cuando el presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, no ha presentado aún una dimisión que se antoja inexcusable. Acumula tantos escándalos y está tan demostrada la total falta de ética de quien aún preside el organismo que gobierna el fútbol español en todos sus estamentos que resulta inconcebible a estas alturas que pueda seguir atrincherado en su poltrona. Porque en un régimen de opinión pública como el nuestro no debe mantenerse un día más en su puesto alguien como Rubiales, que contrató a una agencia de detectives para espiar al subdirector y jefe de Investigación de EL MUNDO, Esteban Urreiztieta. Su deshonroso objetivo consistía en intentar averiguar cuál había sido la fuente que había permitido que salieran a la luz los Supercopa Files, la escandalosa operación para llevar esta competición a Arabia Saudí, en la que una juez ya ve indicios de delito.
No solo podemos estar ante una grave intromisión en el derecho a la intimidad, sino que se ha producido la conculcación de uno de los derechos fundamentales recogidos en la Constitución, como es la libertad de información. EL MUNDO llevará a los tribunales las acciones pertinentes. Pero, de momento, si Rubiales persiste en su inadmisible atrincheramiento, es el secretario de Estado para el Deporte, José Manuel Franco, quien debe tomar cartas en el asunto de inmediato.