Un error en la defensa y un autogol maquillan el funcionamiento de Portugal.Turquia gana su partido de la mano de Arda Güller.
NotMid 18/05/2024
DEPORTES
Inagotable, insistente, voraz pero extrañamente ineficaz, Cristiano Ronaldo, en el día que se proclamó el “rey de reyes” de las Eurocopas, se chocó contra el conservadurismo de la República Checa y con su portero Jindrich Stanek, que frenó las intentonas del delantero luso en un encuentro en el que Francisco Conçeicao se erigió como el héroe del conjunto de Roberto Martínez con el tanto de la victoria (2-1) en el tiempo añadido.
Resumen del partido
Si hubo un jugador en Leipzig con ganas de focos, ese no fue otro que Cristiano. Fue el líder de Portugal. Una vez más y ya son veinte años los que acumula con su selección, mantuvo su innegociable hambre por marcar goles. Lo intentó todo, una y otra vez, pero no dio en la diana. Stanek, en sus ocasiones más claras (un mano a mano, un disparo desde el vértice del área y un lanzamiento de falta), frenó la voracidad del héroe luso, que acabó desesperado el choque con un cabezazo que estrelló en el palo en el último suspiro. Sin embargo, Conceiçao, que saltó al terreno de juego en el minuto 90, solucionó la papeleta para sus compañeros con un remate agónico que dio los tres puntos a su equipo.

La República Checa, mientras, con un solo disparo a puerta, el que sirvió a Provod para inaugurar el marcador, casi sacó petróleo de su incapacidad para generar nada excepto un sistema defensivo engorroso para Portugal, que una y otra vez se atascó en sus intentos por abrir una muralla casi inexpugnable.
La atractiva propuesta del combinado luso, el último de los favoritos en comparecer en la Eurocopa, pintaba bien para el equipo de Cristiano, con una ristra de nombres en sus filas con una calidad incontestable. Curiosamente, eran 21 de los 26 eran los mismos que fallaron en el Mundial de Qatar 2022. Roberto Martínez, sustituto de Fernando Santos, generó ilusión antes del torneo con un cambio de estilo, no de nombres. Portugal encontró una forma más definida de jugar y llegó a su primera cita como una posible candidata.
Pero Roberto Martínez, antes de enfrentarse a la República Checa, subió la apuesta: su camino hacia la victoria, según afirmó, debía estar cimentado en el buen juego. Eso, es innegociable para el técnico español. Y, jugadores para seguir esa ruta, tiene de sobra. Sólo tenía una duda: jugar con tres centrales o con dos. Al final, introdujo en la alineación a Pepe y, junto a Dalot y Rúben Dias formó un centro inexpugnable para vigilar al gigantón del Bayer Leverkusen Schrick.
La presencia de Pepe otorgó un récord al veterano central. Se convirtió, con 41 años, en el futbolista de más edad en jugar un partido de la Eurocopa. Se unió a Cristiano en el tema de las marcas: el delantero luso, añadió oficialmente su sexto torneo a su currículum y es el único en firmar semejante hazaña. Su ambición y voracidad sigue intacta. Cristiano, siempre quiere más. Es inagotable.
Durante toda la primera parte, una y otra vez, fue el más insistente. No dejó de intentar desmarques, de dar instrucciones a sus compañeros, de señalar por dónde quería la pelota, de quejarse cuando recibía pases erráticos: en definitiva, Cristiano sigue igual. Con el tiempo, se ha reubicado y reinventado sobre el terreno de juego. Es un delantero puro y duro. Pero, su carácter, es absolutamente el mismo. La ambición, por encima de todo.
Y, entre el dominio de Portugal durante todo el primer acto, casi abusivo, emergió su figura para protagonizar las dos ocasiones claras de su selección. Los únicos disparos entre los tres palos fueron suyos. En ambos, respondió el portero Stanek. Primero, en un clarísimo mano a mano pasada la media hora; después, con una estirada tras un disparo de Cristiano desde el vértice del área al borde del descanso.

Eso fue todo lo que logró Portugal, aparte de varios disparos lejanos que no vieron portería. Con Vitinha al timón, un sucesor evidente de Luka Modric, y con la insistencia por la izquierda de Rafael Leao, el combinado luso, aunque sin premio, fue dueño y señor del primer acto. Los checos, mientras, se conformaron con aguantar el marcador y su entrenador, Ivan Hasek, todavía invicto después de nueve partidos al frente de la República Checa, se marchó satisfecho al descanso en medio de un aguacero.
La lluvia tampoco frenó la insistencia de Portugal, que continúo con sus agotadores intentos de romper la tela de araña tejida por la República Checa, aparentemente inexpugnable. Sólo dejó algún hueco muy de vez en cuando. Y, en casi todas, seguía Cristiano como el hombre más insistente y casi nada más salir de los vestuarios lo intentó con un cabezazo que despejó a córner en el último instante. Después, por aclamación popular, lanzó una falta que, otra vez, salvó Stanek. Y, casi de inmediato, llegó la tragedia.
Provod, otro tiarrón de 1,89 centímetros, apareció por el borde del área de Portugal. Soltó un derechazo envenenado, con rosca hacia fuera y Diogo Costa, pese a su estirada, no pudo evitar el tanto de la República Checa. El jugador del Sparta Praga dio en la diana en el primer disparo de su equipo. No hubo ninguno más antes. Ni fuera, ni a portería. Efectividad cien por cien. El plan de Stanek, había salido a la perfección. Tenía a Portugal donde quería: desesperada, embotellada y atascada y por detrás en el marcador a falta de un rato para el final.
Sin embargo, por primera vez en todo el duelo, la suerte sonrío al equipo de Roberto Martínez. En medio del desconcierto de Portugal, apareció Hranac para marcarse un gol en propia meta. Stanek despejó un remate de Nuno Mendes, la pelota rebotó en los pies de su compañero y besó la red de la meta checa. Se hizo justicia en el Leipzig Stadium y aún quedaban veinte minutos para el final, en los que Portugal casi se quedó en la orilla del éxito: Cristiano estrelló un cabezazo contra el palo, el rebote lo recogió Diogo Jota y por fin marcó el 2-1. Pero el VAR anuló el tanto por fuera de juego y Portugal, que ya lloraba por el empate, sonrió por la aparición final de Conceiçao, el hombre que consiguió apagar los focos que apuntaban a Cristiano.

Cristiano Ronaldo escribe su nombre con letras de oro al disputar su sexta Euro
El histórico delantero no pudo anotar ante República Checa, pero fue importante en la dramática victoria de Portugal en su debut en la Euro.
El 12 de junio de 2004 en la derrota de Portugal (2-1) ante Grecia, Cristiano Ronaldo debutó en una Eurocopa. Han pasado más de 20 años y el delantero escribió este martes un nuevo récord en su legendaria carrera.
Luego de presentarse como titular ante República Checa, CR7 sumó la sexta Euro de su carrera al disputar su partido 26 en estas justas en la cuales es el máximo anotador histórico (14 anotaciones).
Fue un partido complejo para el atacante que en términos generales tuvo escasas ocasiones de gol. En el primer tiempo logró sacar un disparo a puerta que no fue ni potente ni colocado y el portero rechazó el esférico.
En el complemento, con el agobio de Portugal sobre la meta checa, tuvo un cabezazo que fue bien contrarrestado por un zaguero, y un tiro libre con dirección a portería, pero sin la colocación ni fuerza necesarias.
No dejó de pelear y cuando los suyos estuvieron en desventaja, ejerció de líder al no permitir que el desánimo se apoderara de ellos. En la agonía del partido estuvo cerca de marcar con un cabezazo que se estrelló en el poste y que posteriormente Diogo Jota mandó al fondo, pero la anotación se anuló por un milimétrico fuera de juego.
Finalmente, Cristiano pudo celebrar con victoria –sin anotación– la disputa de su sexta Eurocopa a sus 39 años, en una historia que empezó en 2004 y continuó en 2008, 2012, 2016, 2020 y el presente 2024.

Turquía gana a Georgia en un partido dramático 3-1
El jugador del Real Madrid le pegó desde larga distancia para darle a su selección la ventaja ante un equipo que luchó hasta el final.
El cronómetro ya marcaba el minuto 65, cuando Arda Güler controló el balón en tres cuartos de campo rival, condujo, dos toques y un zurdazo maravilloso desde fuera del área, potente, a una escuadra, imparable para Giorgios Mamardashvili y Georgia, doblegados por un chico de 19 años dispuesto a traspasar la historia de la selección turca (3-1)
Resumen del partido
La naturalidad con la que se mueve sobre el campo es increíble. El atrevimiento con el que juega es evidente. La convicción con la que dispara es absolutamente llamativa en un chico tan joven. Su golpeo es descomunal. Y sus números son cada vez más irrebatibles, cada vez que añade un partido más a su recorrido como profesional, en el que salta hacia la fama. Cinco goles en seis encuentros como titular entre el Real Madrid y Turquía en esta campaña.
A diferencia del conjunto blanco, también cuyo nivel es muy superior en la competencia que tiene el centrocampista ofensivo, la apuesta de Vincenzo Montella por Arda Güler es firme. Lo celebró con euforia, pero con mucho menos asombro que cualquiera de los aficionados que acudieron al estadio Signal Iduna Park de Dortmund, porque lo conoce y lo dirige.
Lanzado de rodillas en la celebración, a sus 19 años, tras una temporada de recorrido con el Real Madrid tan corta como productiva, con apenas seis encuentros y dos titularidades con su selección hasta la convocatoria para Alemania 2024, salió desde el principio en toda una Eurocopa, seguro como está su técnico de la diferencia que puede marcar su sola presencia sobre el terreno, mientras se traza el cambio generacional que expresa cada golpeo a balón parado: él y Hakan Çalhanoglu, juntos, en cada lanzamiento. También abrazados en el gol.
Toda esa destreza se basa en ellos dos. El fútbol, el desborde, la creatividad, también, dentro de las líneas que maneja la selección turca, que surgió potente en el encuentro. Su ofensiva fue voraz desde el primer instante. No esperó ni un segundo. Güler centró las dos primeras oportunidades. Y Aykhan estrelló un trallazo en el poste, con la mirada aliviada de Mamardashvili como reacción ante un tiro que era imparable.
Todo en diez minutos, con una ebullición tremenda, lanzado hacia la victoria, pero también avisado. Georgia, quizá la selección más modesta de las 24 que compiten en Alemania, contestó de inmediato, por medio Mekvabishvili, en la trepidante transición que también se propone el bloque de Willy Sagnol, campeón como jugador, ahora al frente del debutante.
El gol era una cuestión de tiempo. De un detalle. Un partido animado, sin red para ninguno. Decididamente ofensiva Turquía, expresivamente expuesta por momentos también por la capacidad de contragolpe de Karavasthelia y sus compañeros, el equipo otomano abrió el marcador en el minuto 25. Fue un golazo de Mert Müldür, con una volea incontestable.
Minuto y medio después, Turquía marcó el segundo gol. Lo anotó Yildiz. Lo revisó el VAR. Fuera de juego. Había divisado entonces en el horizonte de forma más que visible Georgia, que se levantó de inmediato, sobrepasada la media hora para empatar el partido, con el 1-1 de Mikautadze, antes del golazo definitivo de Arda Güler, un líder para Turquía con 19 años.
Y una diferencia insalvable para la competitiva Georgia, a punto de empatar hasta el final, con un remate a un poste en el minuto 96, pero con el 3-1 en la última jugada, cuando Mamardashvili había subido a rematar dos córners consecutivos.
Arda Güler hizo un golazo para Turquía ante Georgia
El mediocampista creativo Arda Güler, figura de Turquía y Real Madrid, hizo un tremendo golazo durante la victoria ante Georgia 3-1, en partido disputado en el Signal Iduna Park de Dortmund y correspondiente a la primera fecha del Grupo J de la Eurocopa.
Mert Müldür abrió el marcador para los turcos en el primer tiempo y Kerem Aktürkoglu lo cerró en tiempo de descuento. Georges Mikautadze igualó de manera transitoria para Georgia.
El gol de Güler llegó en el minuto 65, con el partido empatado 1-1. Güler fue reemplazado en el minuto 79 por Yusuf Yazici.
Güler recibió en zona de ataque, sobre el sector derecho, y antes de meterse en el área grande sacó un disparo fantástico, con el botín zurdo, que fue imposible de detener para Giorgi Mamardashvili.
Su actuación le valio para ser el MVP del partido.