NotMid 12/03/2023
EDITORIAL
El acuerdo que José Luis Escrivá ha cerrado con Podemos para reformar las pensiones es una oportunidad perdida para apuntalar un sistema en quiebra. El pacto -que da la posibilidad de calcular la pensión en función de los últimos 25 años de actividad laboral o los mejores 27 de 29- se ha llevado a cabo de espaldas a la empresa, sobre la que recaerá la carga con la que el Ejecutivo compense el aumento del gasto derivado de la subida de las pensiones (incluidas las más altas, que triplican el salario mínimo y que este año recibirán un aumento lineal del 8% difícil de justificar en la actual coyuntura).
La patronal, con la que el Gobierno mantiene un fuerte choque, se opone a una estrategia para garantizar la jubilación que se prevé fallida, al centrar la financiación del coste en incrementar las cotizaciones. El resultado será una sobrecarga impositiva que pone en riesgo la viabilidad de empresas y autónomos, y que, por tanto, supondrá una barrera al empleo que acabará expulsando a los jóvenes (el 40% de los parados). Además, el hecho de que el Gobierno haya tenido que prometer a Bruselas una revisión cada tres años es un mal augurio que implica que la Comisión no se fía de las cuentas presentadas.
El Ejecutivo debe reconducir la reforma de manera que sostener el esfuerzo en las pensiones no hipoteque el futuro de las nuevas generaciones.