Los estudiantes que llamaron asesina a una presidenta autonómica son orgullosos activistas de una causa que no es el periodismo
NotMid 28/01/2023
OPINIÓN
LUCÍA MÉNDEZ
«El periodismo es un sacerdocio». He sacado esta definición del baúl de mis recuerdos. Es la más entrañable, porque su autor es el fundador y ex director de este periódico, Pedro J. Ramírez. Entrañable y certera para todos los que profesábamos la fe del periodismo y llegamos a abrazar esta profesión como solo se puede abrazar la vida misma. Consagrados al sacramento del periodismo. 24/7. La fe no sabe de horarios, ni de calendarios. Las noticias no pueden dejarse para más tarde.
Por distintas razones, hace algún tiempo que estoy pensando en apostatar de esta fe. La apostasía no es una decisión agradable. Los apóstatas no tienen buena prensa. Perder la fe es un fracaso, un descalabro, una tristeza. Y un gran sufrimiento, como bien lo relata Miguel de Unamuno en esa obra magistral que es San Manuel Bueno, mártir.
Aunque vengo pensando en convertirme en apóstata del periodismo, un día por otro iba dejando el pensamiento aparcado por ahí.
Sintiéndolo mucho, creo que ha llegado la hora de aceptar la realidad. Hay acontecimientos que te abren los ojos a las supercherías propias de la fe en cualquiera de sus variantes. Fue el martes de esta semana. Fue un instante. El instante en el que un grupo de jóvenes que estudian en la facultad de Ciencias de la Información recibió en el vestíbulo a una presidenta autonómica al grito de «¡asesina!». Y, después, la alumna más brillante dio un mitin electoral censurando a la citada presidenta, que había acudido a recibir una distinción con la que los futuros periodistas no estaban de acuerdo.
Desolador instante. ¿Qué tipo de periodistas quieren ser estos jóvenes? ¿Cuando les manden a cubrir la rueda de prensa de un cargo político cuya ideología no compartan se van a liar a grito limpio? ¿Acaso piensan que el periodismo no es contar lo que pasa, sino manifestarse contra alguien? ¿Qué tipo de perversión de valores se está produciendo? No soy tonta. Sé que muchos periodistas se han dedicado y se dedican a hacer política partidista. Pero suponía que los jóvenes estudiantes de periodismo aún soñaban con una profesión pura y sin vicios. Sed realistas, pedid lo imposible. Y resulta que ni siquiera sienten la necesidad de aparentar neutralidad. Son orgullosos activistas de una causa que no es el periodismo.
Imposible sacerdocio. Lo que no sé es ante quién apostatar. Igual en esa misma facultad donde nos consagramos a esta fe que se ha evaporado.