Sostiene y defiende que el país está más que preparado para empezar las negociaciones de adhesión
NotMid 16/12/2023
MUNDO
Licenciada en Derecho Internacional y con una especialización en Finanzas, Olga Stefanishyna lleva trabajando desde 2017 en la integración Europa y Euroatlántica de Ucrania. Primero como directa de la oficina del Gobierno y desde 2020, antes de la guerra, como viceprimera ministra con esa cartera específica. Nadie conoce mejor el proceso de negociación con las instituciones comunitarias ni las conversaciones con la OTAN. Sostiene y defiende que el país, que en verano recibió el estatus de candidato junto a Moldavia, está más que preparado para empezar las negociaciones de adhesión, como finalmente la UE acordó ayer.
Cree que Ucrania se lo ha ganado, que ha demostrado una capacidad única de reformarse y cambiar en medio de una guerra y de que la mejor garantía de que el país encajará es que sus ciudadanos, que están pagando un “precio insoportable” por haber escogido la vía Europa, no permitirán a ningún Gobierno poner en peligro lo soñado.
Se han cumplido 10 años de la revolución del Maidán, que empezó por un Acuerdo de Asociación entre la UE y Ucrania revocado en el último momento
Sí, y pese al coste, ha merecido la pena. El inicio de la Revolución de la Dignidad fue por una elección europea, cuando miles de personas salieron a las calles por que el presidente Yanukovich no quiso firmar el acuerdo de asociación y prefirió decantarse por la Federación Rusa. Estamos orgullosos de estar más cerca de Europa a pesar del precio que estamos pagando por ello.
Se ha reunido recientemente con el presidente Charles Michel y ayer, en la cumbre de la UE, los líderes de los 27 tomaron la decisión de empezar las negociaciones de adhesión.
Hemos informado al presidente del Consejo Europeo sobre las reformas pendientes y sobre las decisiones tomadas por la Rada, el Parlamento ucraniano, sobre anticorrupción. Y hemos discutido sobre la coreografía para construir un consenso de los Estados miembro para el sí, que entendemos tiene un contexto más amplio que nuestros intereses. No se decide la apertura de negociaciones, se decide el futuro de Europa, es el momento que sentará las bases de la arquitectura continental. Entendemos las dudas que tienen, pero creo que todos coincidimos en que el futuro de Europa no puede ser rehén de individuos concretos, como Putin.
Michel ha hablado de 2030 para nuevos miembros de la UE, pero muchos en Bruselas creen que será imposible. ¿Qué les parece realista?
Por las dinámicas, lo esfuerzos ya hechos, las capacidades… No creo que vaya a llevar tanto tiempo. Ya estamos conectados al mercado energético, tenemos conectadas las aduanas, estamos cerca de aspectos del mercado único. Estamos integrados y planeamos implementar más partes el año que viene. Las decisiones no sólo dependen de nosotros, pero nosotros debemos cumplir. Domésticamente no espero que sea un proceso muy complicado, porque la oposición más grande que hemos tenido para aprobar legislación relacionada con la UE ha sido de los oligarcas y los monopolistas que tenían en control. Pero esas barreras están cayendo, ya han caído.
Está claro que su Gobierno está comprometido, pero ¿hay alguna forma de garantizar que en cinco o 10 años sería igual y no habrá un choque permanente, problemas con el Estado de Derecho, por ejemplo? El caso de Hungría ha escarmentado a muchos en la Unión.
No se puede responder a esa cuestión de forma real. El mejor ejemplo es ver lo que ha ocurrido con otros países, como usted dice, no se podía anticipar, ni lo que pueda pasar en otros con más antigüedad. No se puede predecir el futuro, sólo confiar en los pesos y contrapesos, en la sostenibilidad de las instituciones, en leyes bien hechas. En nuestros nombramientos de responsables anticorrupción hemos apostado por mandatos que no se corresponden con los periodos electorales, o duraciones de hasta siete años, para que no dependan de gobiernos concretos. Hay instrumentos para garantizar la independencia. Eso sería lo primero, pero hay otro elemento que tenemos nosotros y nadie más, que yo creo que es una garantía mucho mayor: la elección europea. Los ucranianos eligieron hace 10 años y no se han arrepentido. Saben perfectamente lo que les pasa a los políticos que como Yanukovich y otros dicen que no al Estado de Derecho y a la UE. Los partidos que antes de la guerra eran prorrusos ahora no se plantearían forzar a la ciudadanía a elegir, ya no. La mejor garantía es la gente de Ucrania, son los perros guardianes del país. Ellos entienden lo que se juegan ellos y sus familias. Nadie lo tolerará. El precio que estamos pagando por esa elección es tan alto que nadie lo venderá por elecciones políticas.
¿Puede Ucrania formar parte de la UE mientras tiene parte de su territorio ocupado o están en guerra?
No hemos tenido discusiones específicas sobre eso. En el último año hemos demostrado que podemos transformarnos completamente incluso durante una guerra. Quizás haya que posponer algunas cosas para más tarde, pero todo el mundo entiende que hay compromiso. Hay que lanzar las negociaciones, podemos cumplir incluso en guerra. La adhesión es un proceso de méritos y no puedo concebir a nadie capaz de hacer lo que hemos hecho. Para dar los últimos pasos hay que dar antes los primeros.
Hay entre sus aliados cierto pesimismo sobre la situación sobre el terreno, un posible estancamiento, la fatiga.
Eso es sólo un intento de justificar la falta de voluntad de sostener el liderazgo en los esfuerzos requeridos. Hay elecciones, muchas, en Europa, se acercan las de EEUU, y eso es una perfecta excusa para justificar la falta de voluntad. Urjo a todos a tirar de recuerdos. Nosotros no podemos permitirnos tener fatiga, dudar. Sólo podemos, al despertar, hacer todo lo posible para seguir luchando por la independencia, la libertad, la seguridad. Es realmente importante que todos entiendan que no hay opción más allá de la victoria.
Agencias