La cesión de más prebendas a Cataluña y el País Vasco consolidará una España con ciudadanos de primera y de segunda
NotMid 31/07/2023
EDITORIAL
En la naturaleza del nacionalismo está conseguir prebendas que redunden en el privilegio de su terruño -y de sus élites-, aunque ello perjudique al resto de España. Por eso es responsabilidad de los partidos de Estado impedir que la ya escasa solidaridad interterritorial que hoy rige en nuestro país se vea aún más erosionada. Sin embargo, hoy se acumulan los elementos que hacen presumir que esa será la senda elegida por Pedro Sánchez. Una senda que profundiza en la división entre dos tipos de españoles: los que viven en comunidades autónomas de primera y los que residen en comunidades autónomas de segunda. La igualdad de los ciudadanos sometida a reaccionaria subasta.
Alberto Núñez Feijóo envió ayer una carta al presidente en funciones para pedirle, como ganador del 23-J, que facilite su investidura. El líder popular hace bien en tomar la iniciativa y será Sánchez quien se retrate apostando por su coalición disolvente si, como todo apunta, rechaza apoyarle. En ese caso, y por primera vez en la historia, la investidura, las leyes y los presupuestos dependerán del voto afirmativo de cinco partidos nacionalistas -ERC, Bildu, PNV, BNG y, desde el recuento del voto exterior, Junts- que no solo quieren extranjerizar a sus ciudadanos en su propio país, sino, mientras tanto, consolidar y aumentar sus privilegios.
Esquerra ya ha planteado reclamaciones en ese sentido, y coincide con Junts en exigir la condonación de la deuda contraída por Cataluña por el Fondo de Liquidez Autonómica (70.000 millones). En el caso de Junts, aunque Carles Puigdemont es imprevisible, los poderes económicos catalanes están presionando para que el partido dé su sí, conscientes de que la antigua Convergència no tendrá un poder negociador similar si se repiten las elecciones. El PNV reclama la gestión del régimen económico de la Seguridad Social, mientras presume de cerrar el paso a Feijóo, cayendo dócilmente en una trampa que en el País Vasco y Navarra rentabiliza su mayor rival: Bildu. Resulta llamativo que sea Arnaldo Otegi la voz que más está empujando en favor de esta alianza, llamando constantemente a la «responsabilidad» de sus compañeros de viaje.
A la dependencia de las siglas nacionalistas se suma la última propuesta del PSOE, que a través de su líder en Euskadi, Eneko Andueza, recupera ahora la reforma constitucional en clave federal. Imposible sin el respaldo del PP, pero sintomática, pues plantea un autogobierno fiscal como el vasco para unas comunidades y no para otras. La realidad es que en buena medida España funciona ya como un Estado federal, pero lo que necesita es reforzar los instrumentos para la cohesión social y la solidaridad interterritorial, y no al contrario.
Juanma Moreno advirtió el domingo que Andalucía actuará de dique contra los privilegios territoriales. De salir adelante el Gobierno de Sánchez, será una de las batallas clave. Pero para ello es esencial que los populares no pierdan su credibilidad ni su autoridad moral. El mensaje de que están dispuestos a negociar con Junts «dentro de la Constitución» va exactamente en el sentido contrario.