En España hay 148 menores que se autoperciben como animales. En Inglaterra, la dirección de un colegio apercibió a unos alumnos por negarle la especie felina a una compañera
NotMid 28/06/2023
OPINIÓN
EMILIA LANDALUCE
Nos llamaban exagerados, pero está pasando. En España hay 148 menores, por no decir niños, que se sienten furries. Esto es, animales. Lo cuenta Carlota Fominaya en ABC en un excelente reportaje que demuestra una vez más lo peligroso que es dejar que la identidad autopercibida se imponga como esa «obligación de dar normalidad a cualquier cosa». Cuenta la historia de un niña inglesa de 15 años que se percibía como un gato y que incluso solo maullaba. Los compañeros que le contestaron con «pero si eres una niña» fueron amenazados por la dirección del centro. Los furries (por no llamarles otra cosa) españoles no quisieron hablar para el reportaje. Exponerse tiene sus peligros. Prefieren el resguardo del algoritmo que les da lo que quieren: otros semejantes y un filtro para la realidad. Y hacen quedadas entre una humana que se dice gata y un humano que se dice lobo, aunque no se sabe cómo se entienden los maullidos y los aullidos. (Así que es de sospechar que para hablar o escribir sí son humanos).
Lo de sentirse animal no es nuevo, pero antes de que todo fuera líquido y digital (ahí los filtros en las redes te permiten cualquier fantasía), las cosas se solucionaban de otra forma. O se pasaban con terapia y con la edad. Lo malo sería elevar ese sentimiento, la autopercepción, a ley. (Afortunadamente, los furries estarían a salvo de las leyes contra el maltrato animal).
Quizás ahora que proliferan las demandas de paternidad sea el momento de que cualquiera, por ejemplo, declare que se siente hijo/a/e de Amancio Ortega y que como tal debe tratársele. También en lo que se refiere al tercio de la legítima. (Y donde digo Amancio pongan a cualquiera que salga en la lista de los más ricos)
Que una identidad se escapa de lo individual (que siempre es cambiante) se nota en el nombre de lo que se llama colectivo. Furry, peludo en español, hacía antes al hombre y al oso más hermoso. Ahora, sin embargo, explicaba el psicólogo José Manuel Ubieto, la gente busca nuevas formas de representarse y de pensarse. Dice que «es una forma reactiva a una era, la de la digitalización, en la que se pierden un poco de vista las referencias clásicas». Se refiere a los núcleos familiares, los amigos, los vecinos…. Esos que siempre presumían de decir la verdad y de hacer todo por tu bien. No se sabe en qué quedó eso.