Croacia se une a la Eurozona y España pierde posiciones en indicadores económicos clave
NotMid 02/01/2023
OPINIÓN
CARLOS SEGOVIA
Cuenta el primer ministro de Croacia, Andrej Plenkovic, por qué Pedro Sánchez fue de los que se unió divertido a ver los penaltis en su móvil. Se encontraban en la cumbre euromediterránea de Alicante el pasado 9 de diciembre con el presidente del Gobierno español de anfitrión, cuando Plenkovic atravesaba serios problemas para concentrarse en las conversaciones europeas al saber que su país se iba a jugar en la pena máxima contra Brasil el pase a la siguiente ronda. No dudó en poner el partido en su teléfono. Sánchez fue comprensivo, al igual que el resto de líderes europeos, con Plenkovic -que es socio de Alberto Núñez Feijóo, en el Partido Popular Europeo– y se aproximó a seguirlos con él en lo que terminó con una nueva y meritoria victoria croata, Pero el verdadero triunfo es la que se materializa este domingo.
El club del euro por el que pocos apostaban a finales del siglo XX alcanza por primera vez los veinte miembros gracias a la incorporación de Croacia. El país balcánico se encontraba en dura posguerra cuando nacía la Eurozona en 1999 con España afortunadamente en el grupo de cabeza fundador. Casi un cuarto de siglo después, Croacia ha superado el examen de los requisitos del Tratado de Maastricht y tanto Sánchez, como la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, han dado su bendición, aunque España no ha sido lamentablemente referencia en la decisión.
El examen fue el pasado junio y Croacia tuvo que acreditar un nivel de inflación cercano al de los mejores del euro. Bruselas escogió a Francia, Finlandia y Grecia tras excluir a Malta y Portugal, porque sus datos eran tan excesivamente buenos que endurecían el examen. Pero la inflación es coyuntural y, de hecho, es de los pocos indicadores en los que España sí ha mejorado desde entonces en la comparativa europea. El problema son los indicadores más estructurales en los que España no hace más que perder posiciones.
Croacia ingresa con mucha mejor deuda sobre el Producto Interior Bruto que España (70% frente a 114%), un envidiable déficit (1,6% frente a 4,6%) y un desempleo desconocido en la Piel de Toro (6,3%, la mitad que el español), según las últimas previsiones de la Comisión Europea.
Incluso los inversores le están atribuyendo una prima de riesgo similar a la de España. Es impresionante que les ofrezca una imagen similar de solvencia un país recién llegado que otro que acredita 24 años en la Eurozona.
En lo que aún no alcanza Croacia a España es en renta per cápita, pero se va aproximando y, en todo caso, no evita una mala foto de la cuarta economía del euro en este indicador. Tras el reciente empuje báltico y de Eslovenia, -muy superiores en productividad- España presenta una renta per cápita, según Eurostat, de 27.000 euros, por debajo aún de los 28.500 de 2019, mientras que la media del euro está en 34.000, por encima de los 33.200 de 2019.
Sólo Croacia, Portugal, Letonia y Grecia están peor que España en este indicador, pero es llamativo cómo el nuevo socio balcánico ha recortado distancias. En 2014, la renta per cápita española era 8.000 euros superior, pero en 2021 la distancia era de 4.400, porque en Zagreb han rebasado ya los 22.600 euros por habitante. Es verdad lo que dijo Sánchez este pasado martes en Moncloa de que la economía española va a ser de las de mayor crecimiento de la OCDE -y más con la reciente revisión del INE- en 2022, pero es que fue la que más cayó en 2020 y la única del euro que aún no había recuperado en 2021 la renta prepandemia.
Para poder invertir esta tendencia de pérdida de puestos, urge que España mejore su productividad. Bruselas le estima una mejoría del 1,2% para este año mientras que a Croacia le atribuye un 3,7%, a Francia un 1,6% y a Portugal, un 5,6%, entre otros.
Es éste un problema crónico, más allá del actual Gobierno, porque, según las previsiones de la Comisión, la productividad española no habrá mejorado la media europea en el período entre 2014 y 2024. ¿Por qué? El director general del Servicio de Estudios del Banco de España,Ángel Gavilán, suele identificar hasta cinco factores que explican este retraso. El primero, el del tamaño de las empresas. “No sólo la productividad tiende a aumentar con el tamaño empresarial, sino también es precisamente en las compañías españolas de menor tamaño donde se observa un diferencial de productividad más negativo con respecto a sus equivalentes europeas”, sostiene.
El segundo, la deficiente asignación de recursos en las empresas. El tercero, que “existe un déficit significativo en el nivel de formación de los trabajadores y de los empresarios españoles con respecto al promedio del área del euro”. Y eso en cuanto al capital humano, porque en el tecnológico también hay una fuerte diferencia en el peso de la inversión en investigación y desarrollo tanto en el sector privado como en el público con respecto a la media de la Eurozona.
Y, por último, Gavilán resalta “el marco regulatorio” que es complejo y sin unidad de mercado y estimula a las empresas a mantener un tamaño liliputiense para librarse de normativa. También mantiene una brecha entre el funcionamiento del mercado laboral y el sistema educativo que perjudica el desafío de la productividad, según el Banco de España.
Los fondos europeos no están marcando la diferencia y mientras no haya un cambio en varios frentes, incluido el saneamiento de las cuentas, España tiene el riesgo de perder más posiciones en la Eurozona. Es indudable que Sánchez, que ha tenido papel protagonista en debates europeos como la propia creación de los fondos o la reforma del mercado energético, tiene más influencia que la mayoría en la UE. También la tuvieron, por ejemplo, José María Aznar en su época y, por supuesto, Felipe González. Pero lo que da un peso real y permanente a un país es su potencia económica y figurar en el top 5 de saneamiento de cuentas, paro y renta per cápita. No en el peor quinteto, como entra España en 2023. Hay que salir de esa fase de grupos, pasar de ronda y no tener que asomarse al teléfono de Plenkovic a ver cómo ganan los demás. “Lo hemos pasado bien”, relató el dirigente croata. El año entrante será exigente para él, pero más para otros socios mediterráneos de la Eurozona.