La actitud de la vicepresidenta compromete al sector socialista: no gusta ni convence que ahora airee las discrepancias, pero al tiempo se guardan de verter críticas públicas
NotMid 06/07/2022
ESPAÑA
Cuando Pablo Iglesias señaló con su dedo que Yolanda Díaz ocuparía su lugar en el Gobierno, en el sector socialista muchos lanzaron un suspiro de alivio. Preveían una relación más discreta, más de puertas hacia dentro en la coalición, bajar el «ruido». Así lo han vivido, en general, hasta ahora. El giro emprendido por la vicepresidenta segunda, que en los últimos días ha amplificado y lanzado a la esfera pública las desavenencias de Unidas Podemos con el PSOE e, incluso, su decisión de confrontar directamente con la ministra Margarita Robles, hacen temer en La Moncloa que si Díaz persiste con este rol se complique aún más la convivencia en la coalición.
Hay que «dejar de hablar de nosotros». Es el mensaje que mandan en La Moncloa a Yolanda Díaz. Ni quieren ni gusta que se aireen los trapos sucios. Se teme ese «ruido», que no gusta y enfada a Pedro Sánchez, profundice la sensación de disputa permanente en el Ejecutivo, de choque sostenido en el tiempo, inestabilidad, justo en un momento en el que, además, el presidente del Gobierno ha ordenado a los suyos defender y difundir la acción del Ejecutivo, sus medidas por encima de todo. Una estrategia que él mismo abanderará en el próximo debate sobre el estado de la Nación.
Lo dejó claro el propio Sánchez en el Congreso, en un mensaje y una advertencia directa a sus socios: «Subrayar las diferencias y no las alianzas» desmoviliza a la izquierda. Y ahora se encuentra que su interlocutora en la coalición es quien airea estas diferencias.
La actitud de la vicepresidenta compromete al sector socialista: no gusta ni convence que ahora airee las discrepancias, pero al tiempo se guardan de verter críticas públicas. Es más, públicamente se hace el propósito de rebajar el conflicto, aludiendo a la necesidad de «normalizar las discrepancias» o que las reuniones cuando hay desacuerdos es algo «habitual». Saben que Díaz y sus medidas son un activo importante del Gobierno, que la coalición debe agotar la legislatura y, lo más importante, que tras las próximas generales volverán a necesitar a ésta como aliada en caso de tener opciones de renovar el mandato.
Pero este equilibrio no impide que en La Moncloa no gustara que Díaz, en plena negociación del último plan anticrisis, presionara al PSOE exponiendo en las redes sociales las exigencias de Unidas Podemos. Tampoco entienden el argumento de que desconocían que se destinarían ya casi 1.000 millones más a Defensa, cuando, explican fuentes de La Moncloa, la medida fue expuesta en la Comisión General de Secretarios de Estado y Subsecretarios y que nadie objetó nada. Ayer, en el Consejo de Ministros, la medida no se deliberó al figurar en el denominado «orden verde»; asuntos que ya vienen trabajados.
«Tenemos que hablar de lo que necesitan los españoles», fue el mensaje que lanzó ayer en La Moncloa la portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez. «La coalición no es un fin en sí misma, este Gobierno se debe a los españoles».
En el seno del Ejecutivo no ha pasado desapercibido que este giro de Díaz ha coincidido en el tiempo con el batacazo sufrido por la izquierda en Andalucía -cita en la que Díaz sí se implicó- y el lanzamiento este viernes de su plataforma Sumar. Las fuentes consultadas explican que el punto de inflexión han sido las elecciones andaluzas y la proximidad al lanzamiento de Sumar. Además, la actitud de Díaz, asumiendo como propios postulados de Podemos, ha servido para enderezar una relación distante. La coordinación ha mejorado en los últimos días, explican fuentes de Unidas Podemos. Díaz y Belarra llevaban 8 meses sin reunirse a nivel orgánico y desde el 19-J al menos se han reunido una vez y a propuesta de Díaz.
Ocurre que la diferencia en Defensa -aumento de gasto, pacto con EEUU…- es muy acusada entre PSOE y Unidas Podemos. Y que se asume que a medida que se agote la legislatura, el sector morado, Díaz, buscarán distanciarse de los socialistas, marcar perfil propio. No parece sencillo llegar a un punto de encuentro, pese a que desde el PSOE confían en un acuerdo -aunque sea pactar el desencuentro- y por el camino está el propósito de Sánchez de aumentar de nuevo la partida en los Presupuestos de 2023. En La Moncloa avisan a Díaz de que es «un compromiso del presidente». «No es incompatible invertir en gasto social y en Defensa», advierten. «No vamos a dejar de proteger a vulnerables» pero, recuerdan, «estamos en una situación de guerra».
ElMundo