Algunos manifestantes sacaron tarjetas rojas en referencia al pasado futbolístico del nuevo presidente, Mikheïl Kavelashvili
NotMid 30/12/2024
MUNDO
Georgia tiene nuevo presidente, pero la crisis política persiste. Mikheil Kavelashvili, un nacionalista de línea dura contra Occidente, juró como presidente de Georgia en la mañana de este domingo mientras la multitud protestaba frente al Parlamento. Su cargo es ceremonial, pero la resistencia de la presidenta saliente, Salomé Zourabichvili, a dejar el puesto al considerar ilegítimo a su sucesor ha convertido el trámite parlamentario de designarlo y su juramento en una nueva etapa de confrontación en este país de 3,7 millones de habitantes.
En un discurso desafiante, Zourabichvili proclamó ante sus partidarios delante del palacio presidencial que abandonaba la residencia, pero que Kavelashvili no tiene legitimidad como presidente: “Me llevo la legitimidad conmigo, me llevo la bandera conmigo, me llevo vuestra confianza conmigo”.
Zourabishvili calificó de “parodia” la toma de posesión y prometió que seguirá luchando para convocar nuevas elecciones parlamentarias, pues la oposición no acepta los resultados de la convocatoria de octubre. Las protestas masivas han continuado en el país durante varias semanas, sobre todo desde que Georgia suspendió las negociaciones de adhesión a la Unión Europea.
Kavelashvili, muy crítico con Occidente, es leal al ex primer ministro Bidzina Ivanishvili, un misterioso multimillonario que es ampliamente considerado como el líder de facto de Georgia, al estar al frente del partido gobernante. “El pueblo georgiano siempre ha entendido que la paz es el principal requisito para la supervivencia y el desarrollo“, afirmó Kavelashvili después de prestar juramento este domingo. De joven, fue futbolista profesional y jugó brevemente como delantero en el Manchester City. Como político, ha acusado repetidamente a las agencias de inteligencia occidentales de conspirar para llevar a Georgia a una guerra con Rusia.
Según informa Reuters, los manifestantes que protestaban frente al Parlamento levantaron tarjetas rojas en una referencia a la carrera deportiva de Kavelashvili. Seis personas fueron detenidas brevemente en medio de enfrentamientos con la Policía.
El país sigue atascado en el agrio pulso entre el Gobierno y la oposición después de que el 26 de octubre se celebraran elecciones parlamentarias, en las que el partido gobernante Sueño Georgiano obtuvo la mayoría. La oposición no estuvo de acuerdo con los resultados electorales, pues los considera amañados. Las protestas masivas en el país se han prolongado varias semanas, con múltiples casos de abusos y torturas.
Desde el principio de la crisis Salomé Zurabishvili estuvo del lado de los manifestantes, afirmando que no reconoce los resultados oficiales de las elecciones y que no dimitiría como presidenta (a pesar de que este fin de semana expiraba de su mandato), ya que “un parlamento ilegítimo no puede elegir un nuevo presidente”.
La oposición denuncia que Rusia está poniendo a prueba su estrategia de guerra híbrida, no sólo en Georgia, sino también en Rumania y Moldavia, tras no haber tenido éxito militar en Ucrania. Ivanishvili logró apoyos en la campaña también con la guerra de Ucrania, pero en sentido contrario: se presentó ante la población como el único capaz de gestionar la difícil situación que tiene el país con Rusia, que tras la breve guerra de 2008 conserva el control de dos regiones separatistas.
Zourabichvili cuenta con el apoyo de los cuatro principales partidos de la oposición pro-UE del país, que han boicoteado el Parlamento desde las elecciones. Observadores electorales locales e internacionales han señalado que la votación estuvo marcada por violaciones que podrían haber afectado a los resultados. Pero Sueño Georgiano obtuvo casi el 54% de los votos en esos comicios de octubre, según los resultados oficiales, y la comisión electoral del país afirman que las elecciones fueron libres y justas. El partido gobernante afirma que Kavelashvili es el presidente legítimamente elegido por el Parlamento.
Algunos medios opositores advierten de que, con la llegada de Kavelashvili a la presidencia, Ivanishvili tendrá control total sobre Georgia. Sobre Bidzina Ivanishvili, Zurabishvili afirmó que “el es el centro de todo”, a pesar de que intenta actuar desde la sombra en un papel “informal”. “El poder está completamente bajo el control de una persona, el señor Ivanishvili. Nadie más decide hoy”, subrayó, añadiendo que Georgia está en el centro de una batalla geopolítica entre Rusia y Europa.
Zurabishvili cree que el pueblo georgiano reconoce esta amenaza existencial y por eso está respondiendo con protestas. La presidenta saliente hizo un llamamiento a los países europeos y a Estados Unidos para “abordar esta nueva realidad”, advirtiendo que “si Rusia considera que su estrategia en Georgia tiene éxito, la utilizará de forma más sofisticada” contra los países de la UE.
Miles de georgianos formaron cadenas humanas en todo el país el sábado en apoyo a la entrada del Georgia en la Unión Europea. Son ya dos meses de manifestaciones diarias a favor del camino a la UE.
Agencias