La colaboración con la justicia del fiscal general del Estado se ha limitado a deslegitimar al juez
NotMid 31/01/2025
OPINIÓN
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Todo movimiento revolucionario o que busca un cambio de régimen comienza por negar la legitimidad de los tribunales que juzgan ese intento. Desde los revolucionarios comunistas, fascistas y nazis a la ETA y el IRA es tradición que en los juicios por robo, asesinato o terrorismo el culpable presuma de sus delitos y declare ilegítimo al tribunal que lo juzga. Lo aberrante en el caso español es que niegan la legitimidad de los jueces los que juraron guardar y hacer guardar la ley: Sánchez, Alvarone y Pumpido. O sea, el Ejecutivo, la mayoría del Legislativo y todo el Ministerio Público. Ni Curzio Malaparte en su Técnica del golpe de Estado imaginó algo así.
Desde la misma víspera de la imputación de Begoña, este triángulo golpista artilló la operación de Estado contra Ayuso, aireando datos de la negociación con Hacienda de su novio, en una época en que no lo era, y chapoteando como gorrino en charco en el delito de revelación de secretos. Los indicios de corrupción que salpican a la familia, el partido, medio Gobierno de Sánchez y a “su” fiscal García Ortiz son tan evidentes que dan por perdidos los juicios, y confían su defensa no a unos abogados, sino al capocannoniere del Tribunal Constitucional. La fórmula es la de los ERE, la Ley de Amnistía y otros delitos del Gobierno a favor de sus socios: negar la legitimidad de los jueces, la Justicia y admitir sólo la de Golpe Pumpido.
Pero estos golpistas apenas alfabetizados mienten sobre sus propias mentiras. Poco antes de que Alvarone se ciscara en el Supremo en términos más propios de Txapote que de un colega de Carmen Tagle, Bolaños decía en la Espantosa que lo que había hecho su fiscal era defender la verdad. Y va el buzo que se tragó la escafandra y dice que él no filtró nada. En el auto del juez constan las horas, los días y los mensajes que lo condenan sin remisión. Nos podían hacer la caridad de no defender lo que hizo si dice que no hizo nada. La colaboración con la justicia del fiscal general del Estado se ha limitado a deslegitimar al juez. Y si alguien cree a Escafandro menos romo que Cum Fraude, olvídese: en vez de contrastar dijo contrarrestar, lo que en pleno delito llamó “ganar el relato”.
También olvidó el supuesto “protocolo” para cambiar de móvil. Pero en The Wire ya vimos lo que para los delincuentes modernos supone el manejo de los móviles. El de robar y el de borrar.