Seis países sudamericanos, claramente enfrentados al régimen bolivariano (Argentina, Chile, Uruguay, Ecuador, Perú y Paraguay) faltarán a la cita y cuatro amigos invisibles acudirán a apoyar a Maduro sin manchar la imagen de sus presidentes (Colombia, Brasil, México y Bolivia)
NotMid 10/01/2025
IberoAmérica
Agentes chavistas detuvieron ayer de forma violenta a María Corina Machado al acabar la protesta que ella misma había convocado en Caracas. “Fue interceptada y tumbada de la moto en la que se trasladaba. En el suceso detonaron armas de fuego. Se la llevaron retenida por la fuerza”, informó al país el Comando Con Venezuela una hora después de que la noticia del secuestro violento de la opositora diera la vuelta al mundo.
En el despliegue policial participaron una veintena de motocicletas y drones, junto a vehículos de gran cilindrada. “Durante el periodo de su secuestro fue forzada a grabar varios vídeos y luego fue liberada”, precisaron los colaboradores de Machado. El vídeo al que hace referencia es uno en el que la dirigente opositora aparece cubierta con una capucha negra, que fue subido a redes sociales por el ministro de Comunicación de Nicolás Maduro.
El capítulo vivido ayer guarda ciertos parecidos con el sufrido por Juan Guaidó, presidente encargado en 2019 cuando fue llevado por la fuerza, golpeado y liberado después por agentes de la policía política. El propio Guaidó presenció que hubo contraórdenes desde dentro del régimen para que le dejaran libre. “A María Corina la salvó la división interna del madurismo, la procesión que les corre por dentro”, aseguró Andrés Izarra, quien fuera ministro de Comunicación de Hugo Chávez, hoy en el exilio.
En cambio para Diosdado Cabello, ministro de Interior y apóstol de los fake news, aseguró que se trataba de “un invento para decirle al mundo que fue capturada”. A lo largo de casi 26 años de revolución, primero Hugo Chávez y después Nicolás Maduro ordenaron la captura de importantes dirigentes opositores, pero nunca de su principal líder. Machado ha conseguido unificar a las fuerzas democráticas y sobre todo transformar su lucha política en un movimiento de liberación nacional, surgido desde la Venezuela profunda, la más empobrecida y la más golpeada por la emigración de nueve millones de personas.
“Si a mí me pasa algo, la instrucción es muy clara, para mis equipos y para los venezolanos: nadie va a negociar la libertad de Venezuela por mi libertad”, adelantó horas antes la propia Machado, sabedora de que el régimen sería capaz de sobrepasar tan gruesa línea roja.
Tras ser liberada comunicó su estado: “Yo estoy ahora en un lugar seguro y con más determinación que nunca antes de seguir junto a ustedes ¡hasta el final!”.
La líder opositora adelantó que a lo largo del día de hoy precisará cuáles fueron los acontecimientos que rodearon su captura y la publicación de un sospechoso vídeo por parte de dirigentes chavistas. Según confirmó el Comando Con Venezuela, Machado fue interceptada y tumbada de la moto que le trasladaba, de hecho en una de las imágenes se observa que su camisa está desgarrada y el brazo herido.
“¡Aquí estoy, con los venezolanos! ¡Gloria al bravo pueblo!”, gritó Machado en su desafío frontal a la dictadura, en su aparición tras 133 días a pecho descubierto, sin chaleco antibalas, pese a que los vecinos grabaron en vídeo a francotiradores chavistas apostados en los tejados. “Nosotros ganamos y vencimos al miedo. Esto se acabó. Venezuela será libre”, clamó ante la multitud.
La deslucida toma de Maduro
Han pasado seis años desde la deslucida toma de posesión de Nicolás Maduro en 2019, manchada por unas elecciones que no fueron reconocidas ni por la oposición ni por buena parte de la comunidad internacional. Tan fea se presentaba la situación que el ‘hijo de Chávez’ invitó a los presidentes de Abjasia, Raul Khajimba, y de Osetia del Sur, Anatoli Bibílov, satélites rusos no reconocidos por la ONU, para hacer bulto en la Asamblea Nacional y darle un color pintoresco a la gala chavista.
Para la coronación fraudulenta de hoy la situación es aún peor. De la región suramericana, de la que forma parte Venezuela, no asistirá ni un solo presidente, cuando en 2019 al menos estuvo presente el boliviano Evo Morales, perseguido hoy por sus correligionarios políticos por sus escandalosas relaciones con niñas menores de edad.
Es precisamente esta situación de debilidad institucional la que ha provocado, al menos oficialmente, la ausencia del mandatario Luis Arce, quien sí estuvo presente en diciembre en el último encuentro revolucionario en Caracas. El presidente boliviano enviará una delegación, al igual que Colombia y Brasil, que estarán representados por sus embajadores.
En el forcejeo político entre Gustavo Petro y su canciller, Luis Gilberto Murillo, ganó el presidente, con críticas suaves y a regañadientes contra una revolución que admiró durante muchos años. De poco ha servido que el 90% del país aborrezca la figura de Maduro ni que 200 organizaciones y activistas de derechos humanos se hayan dirigido al mandatario para que no envíe representación a la investidura. Su solidaridad ideológica y supuestos intereses nacionales parecen pesar más que el fraude masivo y las vulneraciones a los derechos humanos.
“En su momento, retiramos nuestro embajador en Venezuela como protesta por los atropellos contra la democracia y contra los colombianos. El gobierno de Petro está en mora de hacer lo mismo como acaba de hacer Chile”, espetó a Petro el expresidente Juan Manuel Santos. El gobierno de Santiago de Chile no sólo decidió retirar a su embajador. En las últimas horas, el mandatario Gabril Boric disparó a Maduro donde más le duele: “Desde la izquierda política les digo que el gobierno de Nicolás Maduro es una dictadura”.
Recapitulando: seis países sudamericanos están claramente enfrentados al régimen bolivariano (Argentina, Chile, Uruguay, Ecuador, Perú y Paraguay) faltarán a la cita y tres amigos invisibles acudirán a apoyar a Maduro sin manchar la imagen de sus presidentes (Colombia, Brasil y Bolivia).
En el resto de la región, México y Honduras repiten posturas parecidas al trío sudamericano, incluso la presidenta Claudia Sheinbaum sumó sin reparos a Venezuela y Cuba al supuesto frente progresista mayoritario en la región. “Irá un representante a la toma de protesta (el embajador), no vemos porqué no deba ser así, le corresponde a los venezolanos decidir”, aseguró la presidenta mexicana pese a que Maduro cayó derrotado en las urnas por más de cuatro millones de votos.
Para sorpresa de los observadores, el nicaragüense Daniel Ortega no acudirá en persona a Caracas, pero eso no pone en duda su apoyo absoluto a Maduro. Lo mismo ocurre con Cuba, que pese a no estar anunciado oficialmente se espera la lleva a la capital venezolana de Miguel Díaz-Canel, que ya estuvo en 2019.
Europa, por el contrario, ha decidido de forma unánime no participar en el fraude chavista de este histórico 10 de enero. Así lo confirmó también el gobierno español. “Esta decisión europea, que no es para nada maximalista o radical, es lo único congruente ante el zarpazo de Maduro. Los presidentes Lula, Sheinbaum y Petro quedan así más expuestos en sus incoherencias (Brasil y Colombia) y complicidades (México) con el régimen venezolano”, profundizó el historiador Armando Chaguaceda.
Rusia, con el presidente de la Duma Estatal, y China tampoco faltarán a la coronación del “presidente pueblo” con distintas delegaciones, así como distintos países del Caribe, siempre cercanos a Venezuela para beneficiarse del mecanismo petrolero de PetroCaribe.
Agencias