Detiene al líder de la Federación de la Enseñanza y amenaza a todo el colectivo, que reivindica salarios y condiciones dignos
NotMid 23/01/2024
IberoAmérica
Empobrecidos y, además, apaleados. El chavismo ha recurrido a la conspiranoia para justificar la embestida contra el gremio de los maestros, que ha vuelto a las calles para protestar por sus salarios de miseria. Un contingente de la Dirección General de Contrainteligencia (Dgcim) asaltó el miércoles de forma violenta la sede en Barinas de la Federación Nacional de Trabajadores de la Enseñanza de Venezuela (Fenatev).
Su objetivo: capturar a su líder, Víctor Venegas, y arrasar con todo lo que encontraron a su paso. Venegas milita desde hace unas semanas en Vente Venezuela, el partido de la opositora María Corina Machado.
Horas después, la Fiscalía chavista hizo público que Venegas, maestro durante tres décadas, “está involucrado en el desarrollo de actividades contra la paz de la República y formaba parte de un grupo que pretendía convertir Barinas en epicentro de acciones violentas”. La más reciente conspiración, remachó complacido el fiscal Tarek William Saab.
Extraña conspiración, porque el ex canciller Jorge Arreaza, candidato fracasado en Barinas, desveló que se pusieron en contacto con el antiguo partido de Venegas para que bajara el tono de sus críticas, pero no hizo caso. De ahí el desenlace.
Se trata de la misma estrategia seguida contra las protestas en las empresas metalúrgicas de Bolívar, estado fronterizo con Brasil, que se sofocaron con la detención de seis sindicalistas, alguno de ellos relacionado con el partido marxista Bandera Roja, opositor a Nicolás Maduro. Los seis dirigentes fueron liberados en diciembre, 500 días después de su encarcelamiento, gracias al canje de una veintena de rehenes por el magnate colombiano Alex Saab, presunto testaferro de Maduro.
El propio presidente pueblo aprovechó su participación el jueves en un evento bautizado como Congreso de la Nueva Época para elevar al máximo la tensión al activar el Plan Furia Bolivariana, “barrio por barrio, un plan cívico-militar-policial para enfrentar cualquier intentona terrorista el día que sea”.
El hijo de Chávez volvió a acusar a la “ultraderecha” de tener preparado un plan “golpista”. “¡No nos busquen, extremistas, golpistas, terroristas!”, desafió el mandatario, que insistió a sus seguidores en imponer la “máxima movilización”.
Maduro se solazó al explicar que cuando sus fuerzas de choque detienen y acusan a sus objetivos, estos se desmayan y hasta se orinan. Naciones Unidas y organismos de derechos humanos han detallado los crímenes de lesa humanidad que practica el chavismo, que van desde las ejecuciones extrajudiciales hasta las torturas, pasando por violaciones sexuales, desapariciones forzadas y detenciones arbitrarias.
Las palabras del conductor de victorias no amedrentaron a maestros, empleados públicos y trabajadores de Barinas, que se reunieron en una multitudinaria asamblea para protestar. “¡Libertad para Venegas, Barinas no se entrega!”, clamaron los presentes, quienes han decidido estar de brazos caídos hasta que sea excarcelado.
“El autoritarismo del régimen atenta una vez más contra su pueblo”, certificó Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA)
Las protestas de esos colectivos, sumados a los profesionales de la salud, se suceden con fuerza desde hace dos años, periodo de tiempo en el que el salario mínimo ha variado entre cuatro y seis dólares al mes. El salario medio de los docentes no llega a 25 dólares mensuales.
“La detención de Víctor Venegas evidencia el temor del Gobierno a medirse”, repudió Machado, que se mantiene a la espera de que el Tribunal Supremo de Justicia se manifieste acerca del recurso presentado contra su inhabilitación. La oposición exige la anulación de la medida ejecutada por la Contraloría, cuyo presidente entonces, el chavista Elvis Amoroso, es actualmente el presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE).
“A la tiranía sólo le queda la represión para intentar acallar las voces del pueblo”, enfatizó el analista Walter Molina Galdi.
Maduro ha emprendido de esta forma, con represión y persecución, lo que se supone una larga batalla electoral hasta las presidenciales previstas para la segunda mitad del año, pero que todavía no tienen fecha. La presentación ante el órgano legislativo de su balance de 2023, mensaje anual para la nación, evidenció que ya está en campaña.
“Maduro intenta recuperar el control de la agenda pública a un ritmo acelerado. La metamorfosis en candidato presidencial se acelera. Es mucho el terreno perdido ante la opinión pública”, desveló el politólogo Piero Trepiccione, cercano al think tank de los jesuitas.
Las encuestas constatan que el fenómeno político protagonizado por Machado sigue muy vigente, con ventaja de hasta un 60% frente a Maduro, sin apoyo popular más allá del control social que ejerce su Gobierno.
El Plan de la Furia Bolivariana se prolongó ayer con un acto de obreros con camisetas rojas de la revolución, a los que saludó Maduro desde el palacio de Miraflores. El mandamás chavista insistió en los peligros “de la ultraderecha parasitaria cuando Venezuela entra en periodo de elecciones presidenciales”.
Pese a semejantes acusaciones, Maduro remachó su discurso con unas palabras para la reflexión: “No podrán con nosotros, jamás podrán con Venezuela porque nuestra revolución es una revolución de amor”
Agencias