¿Qué sería de la construcción europea si un país como Francia estuviera liderado por Le Pen u otro extremista?
NotMid 11/04/2022
OPINIÓN
MARTÍ SABALLS
“No estoy de acuerdo con usted. Macron ha sido muy mal gobernante para Francia. Desde sus políticas laborales hasta las fiscales. Francia necesita un cambio”. Atrevido y vehemente, hablaba perfecto español con acento francés, había levantado la mano para poder hablar. Estaba dando mi clase anual en el Máster en Diplomacia y Organizaciones Internacionales en la escuela CEI International Affairs (fundada en 1987 por la Universidad de Barcelona, la UE, la Caixa y el Ministerio de Asuntos Exteriores) y acababa de defender la necesidad para Europa de que Emmanuel Macron sea reelegido presidente de Francia. El argumento: tras la salida de Angela Merkel como canciller de Alemania, Macron es la principal apuesta que queda para erigirse en líder y defensor de los baluartes de las democracias liberales.
En Francia, a diferencia de otros países europeos, no había ninguna otra alternativa válida para superar a Macron. Anne Hidalgo, candidata del PSF, es otra víctima de la irrelevancia del socialismo francés; Valérie Pécresse, representante de la derecha tradicional gala, empezó con buenas expectativas, pero ha salido por la puerta de atrás. En la primera vuelta de las elecciones francesas siempre hay caracteres estrambóticos y extremistas, de todos los colores. Por tercera vez, uno de ellos, la derecha extrema, liderada por Marine Le Pen, accede a la segunda vuelta. Pero esta vez, con la esperanza de poder ganar. Su padre, Jean-Marie Le Pen, obtuvo solo el 17% en 2002 contra Jacques Chirac; en 2017, contra Macron, Le Pen hija ya alcanzó el 33%.
A Joel, el estudiante francés antiMacron, le respondí con dos preguntas:¿qué sería de la construcción europea si un país como Francia estuviera liderado por Le Pen u otro extremista? ¿Cómo valorar la defensa que realiza Macron de las libertades individuales y la tolerancia en medio de la convulsión que estamos sufriendo con la guerra? Seguro que Macron podía haber hecho mejor muchas cosas, que no ha cumplido parte de su programa y que para un país tan ensimismado en las políticas del bienestar y las subvenciones públicas, algunas de sus reformas económicamente liberales pueden generar urticaria. Sus políticas sobre inmigración generan críticas por ambos lados del espectro político. Macron gestionó la pandemia tan mal como otros de sus colegas europeos y su estilo endiosado genera antipatías. No es perfecto, pero…
Dentro de dos domingos los franceses pueden reelegir a Macron o preferir a la amiga europea del sanguinario Putin. Los europeos nos la jugamos. Joel también.
ElMundo