NotMid 15/12/2024
EDITORIAL
Con el nombramiento del centrista François Bayrou como primer ministro, Emmanuel Macron trata de ganar estabilidad aislando a los extremos políticos que han hecho caer a su predecesor. El presidente francés ha apostado esta vez por una negociación que margina a la ultraderecha de Marine Le Pen y también a la extrema izquierda de Jean-Luc Mélenchon, quebrando así el bloque que ganó las legislativas bajo el paraguas del Nuevo Frente Popular. La presencia en estas conversaciones de socialistas, comunistas y verdes, críticos con Macron pero dispuestos a llegar a un acuerdo de mínimos, frente al rechazo firme de los insumisos de Mélenchon, revela las grietas abiertas en una coalición con grandes diferencias ideológicas. Un cambio significativo respecto al cierre de filas de julio, cuando presentaron la candidatura conjunta de Lucie Castets.
Bayrou se enfrenta a una grave crisis política y económica, después de que Le Pen y Mélenchon se unieran para destituir a Michel Barnier. El nuevo primer ministro –aliado de Macron que en su día apoyó al socialista François Hollande– tiene ante sí el reto de evitar una moción de censura inmediata a fin de aprobar unos presupuestos vitales para cumplir con la Unión Europea, y en los que se prevé un drástico ajuste para atajar el déficit del 6% que ha disparado la prima de riesgo francesa.