El ex primer ministro portugués asumirá en principio medio mandato, como Roberta Metsola al frente del Parlamento. El principio de acuerdo todavía debe ser ratificado por mayoría cualificada en la cumbre de finales de esta semana.
NotMid 26/06/2024
EUROPA
Ursula von der Leyen al frente de la Comisión Europea. Kaja Kallas como Alta Representante de Asuntos Exteriores. Roberta Metsola con la batuta del Parlamento Europeo. Y António Costa como comandante del Consejo Europeo. Los liderazgos europeos para los próximos cinco años ya cuentan con nombres y apellidos y están a un paso de confirmarse. Los negociadores de las tres familias negociadoras (Partido Popular Europeo, Socialdemócratas y Liberales) así lo han acordado en una videollamada celebrada este martes, según confirman varias fuentes.
Pedro Sánchez y Olaf Scholz (S&D), Kyriákos Mitsotákis y Donald Tusk (PPE) y Emmanuel Macron y Mark Rutte (Renovar Europa) han perfilado la que será la nueva cúpula que tomará las riendas de la UE durante el próximo lustro. El principio de acuerdo tendrá que ser ratificado por una mayoría cualificada en el Consejo Europeo que se celebra el próximo jueves y viernes en la capital comunitaria.
Como es tradición, la maltesa Metsola asumirá las riendas de la Eurocámara durante los primeros dos años y medio. También con medio mandato arrancará la presidencia del Consejo Europeo del portugués Costa. Este fue, de hecho, uno de los escollos que impidió la fumata blanca en la cena informal que los Veintisiete celebraron la semana pasada en Bruselas.
Los populares, ganadores con contundencia en las elecciones europeas del 9 de junio, exigían, además de los sillones del Parlamento y la Comisión Europea, la mitad del mandato del Consejo Europeo. Tradicionalmente, este puesto se supervisa cada dos años y medio, aunque suele renovarse casi de forma automática si se aprueba la gestión durante ese tiempo, como ocurrió con los antecesores Donald Tusk o Charles Michel.
Ahora, los democristianos ven que pueden llegar a 2027 más fuertes en algunos gobiernos nacionales -como España o Alemania- exigir en consecuencia esa silla. Ahora cuentan con 13 Estados miembros en sus manos, el más grande Polonia, pero dentro de dos años y medio podrían contar con la mayoría cualificada necesaria para forzar este cambio. Otras fuentes de la negociación aseguran que el pacto pasa por seguir “respaldando la práctica establecida de dar continuidad y revalidar al candidato electo para todo el ciclo legislativo”.
LA INCÓGNITA MELONI
Otra de las incógnitas que deja este principio de acuerdo es cuál es la postura de Giorgia Meloni. La primera ministra italiana salió del Consejo Europeo previo bastante enfadada. Por el fondo y las formas. Los seis líderes de las negociaciones perfilaron durante horas los nombres a puerta cerrada, dejando al resto a la espera en la sala principal. Meloni se sintió excluida e infrarrepresentada después del ascenso de su partido, Hermanos de Italia, y de su familia europea, los Conservadores y Reformistas (ECR) en las elecciones europeas.
Uno de los escenarios que más suenan en los pasillos de poder de Bruselas es que la italiana utilizará este cambio de cromos para exigir una vicepresidencia de la Comisión Europea donde pueda marcar agenda y sello, como por ejemplo, la relacionada con temas migratorios.
Meloni no es la única ‘perdedora’ en este juego de sillas. El primer ministro húngaro, Víktor Orban, llega debilitado. Con reveses en poco tiempo, ya que la UE está buscando mecanismos para sortear sus continuos vetos a la ayuda a Ucrania. Además, el enfant terrible de la mesa del Consejo Europeo llega a estas negociaciones, que se producen a escasos días el arranque de la Presidencia húngara del Consejo de la UE, sin familia política en la Eurocámara y sin aliados claros. Por lo que su capacidad de influencia en la configuración de los ‘top jobs’ está siendo residual.
KALLAS Y SU POSICIÓN CONTRA PUTIN
Otro de los nudos que parecen haber sido desenredados es el puesto de jefe de la diplomacia europea, ahora en manos del español Josep Borrell. El sillón de Alto Representante de Asuntos Exteriores de la UE ha sido visto siempre como el más descafeinado, pero ha tomado fuerza en los últimos años por el contexto bélico actual y por el carácter imponente -a veces de verso suelto- de Borrell, que ha sido descrito en numerosas ocasiones como el diplomático menos diplomático de la UE.
La favorita para el cargo, Kaja Kallas, es una de las primeras ministras con una posición más dura con Vladimir Putin. La bautizada como “dama de hierro” del Este cuenta con una orden de busca y captura por Rusia. No solo los países más próximos al Kremlin la ven como demasiado halcón para asumir la diplomacia comunitaria en este contexto de alto voltaje. También otros temen que sea demasiado dura en un momento en el que se comienza a hablar por primera vez de la paz en Ucrania y que no sea capaz de estar a la altura de otros conflictos o regiones en la Vecindad Sur o en Oriente Próximo.
El reparto de poder en los liderazgos de la UE es una de las batallas más complejas de librar, ya que entran en juego sensibilidades ideológicas, geográficas y de género. En 2019, fueron necesarias negociaciones maratonianas que se saldaron con la candidatura de la por entonces desconocida ministra de Defensa de Angela Merkel. La alemana pasó el examen posterior de la Eurocámara por la mínima de nueve votos.
Y, de confirmarse su nominación, esta vez no lo tendrá mucho más fácil. La mayoría sobre la que busca apoyarse -Populares, Socialdemócratas y Liberales- es muy frágil, especialmente tras el desplome de los liberales. Todo apunta a que esta votación clave en la Eurocámara podría acelerarse y producirse durante la primera sesión del Pleno de Estrasburgo de la nueva legislatura, que arranca el próximo 16 de julio.
Agencias