A la puerta de Ferraz deberían vender empanadillas de loto para olvidar al hombre de confianza de Pedro, Begoña…
NotMid 25/11/2024
OPINIÓN
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
La mayor parte de las pruebas que piden ahora los lotófagos del PSOE se han publicado en los pseudomedios contra los que el Señor Uno y su máquina del fango urdieron la Ley Begoña. Los lotófagos aparecen en la Odisea habitando una isla, que algunos han identificado con la de Yerba en Túnez. La isla está frente a Hamamet, refugio de Bettino Craxi, presidente socialista italiano y modelo de corrupción, que acabó allí sus días para no morir en una cárcel romana.
Yo vi, en un hermoso atardecer, esa fortaleza, que imita a la Alhambra en robusto bermellón, y es imponente. Pero si el amigo de Felipe acabó allí fue porque los jueces italianos, como Ulises, arrancaron a viva fuerza a sus paisanos del hábito de los lotófagos, que se alimentaban sólo de la flor del loto, que borraba la memoria y el natural deseo de volver a casa. A la puerta de Ferraz deberían vender empanadillas de loto, para así olvidar al hombre de confianza de Pedro, Begoña, Koldo, Ábalos, Calviño, Ribera, Montoro, Illa, Santos Cerdán y condecorado por Marlaska, por ese régimen bolivariano en España que ha revelado Aldama.
Porque esa, como recordaba editorialmente EL MUNDO, es la peor de las confesiones de Aldama: Sánchez, tras la indignación, léase amenaza, de Maduro por el reconocimiento español de Guaidó, en línea con toda la UE, corrió a poner la política internacional de España al servicio de Caracas. En uno de estos Comentarios, dije hace poco que España parecía ya el camello diplomático del Cartel de Puebla, cuyo combustible es el tráfico de cocaína. Pero mi deducción de entonces se convierte en prueba fehaciente cuando Aldama detalla lo que rodeó la llegada de Delcy a Barajas, el belén de la corrupción sanchista.
Y hay algo peor, que, por la manía sectaria de no citar a los demás, ha pasado casi inadvertido, aunque Javier Redondo lo rescató siguiendo a Libertad Digital: el rescate de Air Europa, totalmente innecesario, porque Globalia tenía inmuebles por valor de 2.000 millones y podía venderlos. Sánchez le concedió 750 antes de pedirlos y los Hidalgo se apropiaron de 35 millones, para escándalo de Calviño, que pasó el dato a Koldo. Globalia fingió entonces una fusión con otra compañía que nunca pasó de anuncio en El País, para disimular, y el Gobierno ni miró. Si eso no es un atraco descarado al Estado, digno del Gorila Rojo, ya nos contarán.