Rubiales reveló cosas que, si la Fiscalía General del Estado no fuera un excusado del despacho de Garzón, habría actuado ya de oficio
NotMid 22/04/2022
OPINIÓN
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Ha dicho Franco Pardo, presidente del Consejo Superior de Deportes, que, para pedir la dimisión de Rubiales, Rubi, socio de Geri, le faltan “más datos”, vamos, que no le ha oído lo suficiente para alterarle la mandíbula, rasgo definitorio de este Franco sociata. Yo creo que lo que detiene en los umbrales de la ética al líder del socialismo óseo no es la cara pétrea que mostró en sus asaltos a la Comunidad de Madrid, a las órdenes de Sánchez e Illa, que decía que usar de mascarillas era contraproducente. No. Lo que impide al prognata hacer lo que él exigiría a cualquier concejalillo del PP son las revelaciones de Rubiales sobre su osamenta, que lo convierten en el primer directivo trans de la Federación de Fútbol. Al Jaws que tiraba dentelladas trataba a Ayuso en la Delegación del Gobierno, eso le produce, como en El Piyayo, “un respeto imponente”.
En su electrizante rueda de prensa, Rubiales reveló cosas que, si la Fiscalía General del Estado no fuera un excusado del despacho de Garzón, habría actuado ya de oficio. Acusó a “una mafia” de pincharle el teléfono y no descartó, de momento, acabar “en una cuneta con un tiro en la nuca”, aunque veía más probable que le pusieran “un saco de droga” en el coche. ¡Y no fue a ninguna comisaría a denunciarlo! Ayer anunció que renunciaba al sueldo a porcentaje que él mismo se puso, pero cobrarlo no le impulsó a dimitir. Tampoco el piso de lujo que la Federación reserva para el presidente si vive fuera de Madrid, y que ocupa él… viviendo en Madrid. Ni siquiera que hayamos oído como su socio, el capitán del Barça, que juega con los árbitros de Rubiales, le pidió ayuda arbitral en vísperas de jugar contra el Madrid; o que colocara a su Andorra en un “grupo fácil”, o que lo llevara a los JJOO. Todo legalísimo.
La corrupción del estamento arbitral no altera a Franco, pero sí la condición ósea de Rubiales. Rubi dijo que, con un mes, una hermana, acaso ninja, le rompió las dos piernas “de arriba abajo y por seis o siete sitios”. Su padre, en vez de dejarlo en la cuna, lo llevó en brazos al médico, que dijo que no jugaría al fútbol, pero como él es un luchador, ahí está. Los oseópatas consideran unánimemente que, si los tiernos huesos de un bebé de un mes pueden fracturarse tanto y de arriba abajo, estamos ante una mutación, un humano de huesos fracturables, inédito en la especie. Vamos, un fenómeno.
ElMundo