En pleno vía crucis judicial, el PSOE arranca el año afianzando su caída y recrudeciendo su estrategia polarizadora
NotMid 05/01/2025
EDITORIAL
El triunfal balance del año que ha enarbolado el Gobierno se topa con una realidad incómoda. Según la última encuesta de Sigma Dos, los escándalos vinculados con la corrupción, el tráfico de influencias y el abuso de poder que rodean al presidente están haciendo mella en el Gobierno. PSOE y Sumar perderían 29 escaños y, aun contando con sus socios de investidura, se quedarían a 19 de la mayoría en el Congreso. Mientras tanto, la unión de PP y Vox marcaría un récord de 191 diputados.
A ello se une otra circunstancia reseñable: el muro entre bloques del que Pedro Sánchez ha hecho depender su supervivencia política se está agrietando. El sondeo indica que los tres partidos del bloque de la derecha -PP, Vox y Se Acabó La Fiesta- arrebatarían 11,3 puntos a PSOE, Sumar y Podemos.
Los grandes números de la encuesta -realizada entre el 13 y el 26 de diciembre- acreditan la lenta pero constante caída del PSOE, que ha perdido el dominio de la agenda pública, hoy centrada en la instrucción de causas judiciales que afectan al círculo del presidente (su mujer; su hermano; quien fue su mayor hombre de confianza, José Luis Ábalos; y el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz).
Al mismo tiempo, los partidos a su izquierda no capitalizan ese descenso: ni Podemos ni Sumar, cuya fragilidad explica la sobreactuación de Yolanda Díaz. En definitiva, el «somos más» sobre el que el presidente ha edificado su alianza con nacionalistas e independentistas desaparecería de las urnas, por lo que la idea de que pudiera adelantar las elecciones generales resulta difícilmente imaginable.
Con todo, se equivocaría quien extrajera una lectura complaciente del comportamiento electoral en el bloque de la derecha. No solo porque una eventual suma PP-Vox presenta dificultades obvias, sino por la fortaleza que está adquiriendo el partido de Abascal, que, inmerso en una deriva cada vez más radical, ha roto con los populares en cinco comunidades autónomas y se ha aliado con el prorruso Viktor Orban en la Eurocámara.
En este sentido -y más allá de la influencia internacional que tiene la victoria de Donald Trump-, el ascenso de Vox debe contextualizarse en la crisis política e incluso emocional que ha supuesto la gestión de la dana en Valencia. La lección no debería ignorarse: cuando las instituciones no atienden a los problemas reales de los ciudadanos, el populismo crece.
Sin mayoría parlamentaria y, según la encuesta, también sin mayoría social, el Gobierno arranca un año convulso, decidido a atacar a los contrapoderes que le piden que rinda cuentas, ya sean jueces o periodistas. Incapaz de legislar, o legislando mínimamente tras agónicas subastas con sus socios, Sánchez ha optado por recrudecer su perjudicial estrategia polarizadora, con iniciativas que buscan alimentar la discordia civil como la conmemoración de los 50 años de la muerte del dictador Franco, situando falsamente en 1975 la conquista de las libertades en España. Los problemas estructurales del país siguen ahí y el bien común no comparece.