En lo que va de 2023 se han producido un total de 21 operaciones que han arrojado 27 detenidos
NotMid 21/10/2023
ESPAÑA
La elasticidad del yihadismo y su carácter urgente mantienen a España en alerta 4 sobre 5 desde 2015. La guerra entre Israel y Hamas ha hecho reforzar este nivel, el 4, esta semana con medidas complementarias que pasan por extremar la vigilancia y las precauciones en sinagogas, centros educativos, culturales, deportivos y embajadas de Israel así como en mezquitas por posibles actos terroristas. También la orden interna del Ministerio del Interior a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se detiene en considerar, estos días, como puntos calientes las embajadas «e intereses» en España de Francia, Dinamarca y Suecia además de en las de Palestina, Líbano, Palestina y Turquía.
La amenaza es constante, no lo niega ni la Policía Nacional ni la Guardia Civil, aunque las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado insisten en que tienen un control «máximo» que convierte a España en el país del mundo donde, cada año, se lleva a cabo el mayor número de operaciones contra el terrorismo yihadista internacional.
En lo que va de 2023, se han contabilizado un total de 21 operaciones que han arrojado 27 detenidos. En 2022, el número de operativos fue de 27 y los arrestados, en aquel ejercicio, ascendieron a 46. En cómputos generales, desde 2004 ha habido 383 operaciones y un total de 980 detenidos, según los datos que maneja el Ministerio del Interior consultados por este periódico.
Pese a las estadísticas, quienes comandan esta lucha advierten de que el riesgo nunca es cero y que el principal problema lo representan los llamadas «lobos solitarios», una figura que, tal como resaltan, «es residual en España y apenas se da».
La última operación de la Comisaría General de Información de la Policía Nacional -dada a conocer ayer- ha sacado de la circulación a cuatro presuntos yihadistas que habían dado un paso más allá del adoctrinamiento o la captación.
Según ha podido saber EL MUNDO, los agentes les intervinieron varios manuales para fabricar explosivos lo que no quiere decir, advierten las fuentes policiales consultadas, que fueran a perpetrarse ataques inmediatos ni que hubiera objetivos definidos en tiempo y forma. Dos de los cuatro arrestados es una pareja de conversos con residencia en Barcelona, una modalidad que tiene cierta cabida en el organigrama del yihadismo en nuestro país. Fueron captados por el arrestado en Granada, apodado El Califa, y su nivel de radicalización era «muy elevado».
En este momento, resaltan las mismas fuentes, Europa contabiliza un total de 270 retornados -personas que han regresado de las zonas de conflicto consideradas como puntos calientes-, la mayoría de ellos radicados en Bélgica. Aunque la vigilancia es máxima y constante por regla general, estos días se ha agudizado por el conflicto en Oriente Próximo. En el radar de Policía Nacional y de Guardia Civil hay desde personas que se autoadoctrinan, que adoctrinan a otros, que financian y colaboran hasta quienes están preparados para pasar a la acción sin olvidar a los que ya están integrados. La naturaleza poliédrica del yihadismo ha obligado a los agentes a especializarse desde su llegada a España en 2004 con los atentados del 11-M.
Las cuatro últimas detenciones se produjeron en Madrid, Cubelles (Barcelona) y Huétor Tájar (Granada) por proselitismo yihadista en redes sociales. Tres de ellas se practicaron el pasado miércoles y la cuarta un día después en Huétor Tájar, donde los investigadores detuvieron a un joven de 22 años por sus vinculaciones con el terrorismo yihadista a través de redes sociales. La investigación se inició en el año 2022, cuando los expertos en la lucha contra el terrorismo detectaron al denominado Califa, el cual era creador y administrador de varios grupos en los que trataba de adoctrinar a jóvenes en el credo yihadista.
El Califa dinamizaba a sus seguidores y creaba grupos privados a los que invitaba a los radicales con los que entablaba mayor confianza y en los que hablaban abiertamente de la causa terrorista. El seguimiento de estos grupos permitió la identificación de otros miembros del mismo, todos ellos jóvenes, los cuales estaban interconectados entre sí, aunque no se conocían físicamente. Así fue como llegaron hasta la pareja de conversos española. Ambos habían contraído matrimonio recientemente y hablaban de «derramar sangre para recuperar Al Andalus y restaurar el Califato». Para casarse, indican las mismas fuentes, contaron con la autorización del líder del grupo y comenzaron a vivir en la misma casa. Esta nueva relación supuso un punto de inflexión en la investigación, ya que se detectó como ambos aumentaban exponencialmente su nivel de radicalización.
Los investigadores constataron cómo estas personas, enlazadas a través de grupos cerrados de redes sociales, habían sufrido un proceso de radicalización.
Especialmente relevante fue otro operación desarrollada por la Policía Nacional el pasado septiembre con la detención de un hombre en Pamplona al que se le intervinieron manuales para la elaboración de explosivos, detonadores y veneno.
Este hombre ingresó en prisión al igual que los cuatro presuntos yihadista detenidos en la última operación policial a excepción de uno de ellos. El juez instructor ordenó su libertad provisional, si bien con la obligación de comparecer semanalmente ante el juzgado.
Agencias