El conjunto blanco ha anotado 16 goles tras el descanso y ha recibido sólo uno. Es el segundo equipo de la Liga que presiona más arriba
NotMid 20/09/2022
DEPORTES
Fede Valverde arranca desde su propio campo, supera a Kondogbia y a De Paul, cruza el círculo central y abre para Mendy, que acelera por el carril izquierdo. El francés, casi sin mostrar esfuerzo, avanza cuarenta metros y cede el balón a Rodrygo, que amenaza cerca del pico del área grande del Atlético. El brasileño amaga, decide entregar la pelota a Tchouaméni e inicia un sprint en diagonal hacia la portería de Oblak. El ex del Mónaco le ve y eleva el cuero con la potencia perfecta para que caiga al césped justo cuando Rodrygo se adelanta a Felipe. 0-1 para el Real Madrid.
Ese gol, fruto de la conexión entre los jóvenes talentos de la plantilla madridista, es la definición de ese fútbol moderno en el que tantas veces ha insistido Carlo Ancelotti. «Valverde (24 años) y Rodrygo (21) son jugadores muy especiales, son lo que tiene que ser el futbolista moderno. Tienen físico, calidad y destacan en varias posiciones», resumió el domingo el italiano. Unas virtudes que también sirven para Tchouaméni (22), Camavinga (19), Vinicius (22) o Militao (24). Esa mezcla de insultante juventud, músculo y técnica es la protagonista de los entrenamientos en Valdebebas, es la característica que busca la directiva desde hace muchos años en el mercado y es la principal razón para que el actual campeón de Liga y Champions sea el mejor equipo de Europa en las segundas partes.
Nadie domina tras el descanso como el Madrid. Ha ganado los nueve partidos que ha disputado esta temporada gracias a unos segundos 45 minutos colosales. De pura superioridad física y técnica. 16 de los 24 goles que acumula este curso han llegado en la segunda parte, un tramo en el que sólo ha encajado uno, el recibido el domingo en el Metropolitano. Ningún otro club ha sido capaz de meterle un gol después del intermedio: 11 goles a favor y uno en contra en Liga y 5-0 en Champions. Ganó 0-3 en Glasgow y 2-0 en el Bernabéu ante el Leipzig, ambas veces anotando en la segunda parte.
En las grandes ligas sólo el Manchester City le hace sombra. El cuadro dirigido por Guardiola suma 18 goles anotados y tres encajados tras el descanso (5-0 en Champions, como el Madrid). El Nápoles acumula un balance de 13-3 entre la Serie A y la Copa de Europa, mientras que el PSG suma un 15-4 entre la Ligue 1 y la máxima competición continental. Por su parte, el Barça muestra un buen estado físico en Liga, donde todavía no ha encajado en las segundas partes (11-0), pero su derrota contra el Bayern en Champions le lastra la estadística.
LA IMPORTANCIA DE VINICIUS, VALVERDE Y TCHOUAMÉNI
El poderío del Madrid en el tramo final de los partidos de este curso es la continuidad de lo vivido hace sólo unos meses. El conjunto de Ancelotti acabó metiendo 50 de sus 80 goles de la Liga 21-22 en la segunda parte, una barbaridad a la que nadie se acercó y que expandió también a la Champions. La Decimocuarta llegó después de haber anotado 19 de sus 27 tantos tras el descanso, nueve de ellos entre el minuto 76 y el 90. Más que nadie en ese segmento.
Este año, las estadísticas individuales elevan la importancia de tres futbolistas del Madrid por encima del resto: Vinicius, Valverde y Tchouaméni. El brasileño es el cuarto futbolista de la Liga que más metros a sprint (a más de 21 kilómetros por hora) ha recorrido en estas seis jornadas, mientras que el uruguayo es séptimo en esta clasificación y el francés es quinto en recuperaciones en campo rival. En resumen: el Madrid presiona mucho, roba cerca de la portería rival y tiene dos balas en las bandas. Y para muestra, un ejemplo: ocho de los 17 goles que ha anotado el Madrid en Liga han llegado después de una recuperación en el campo del contrario.
«El equilibrio es lo más importante», repite siempre Ancelotti. Un equilibrio que se explica en que el Madrid tiene, según fuentes de la plataforma Mediacoach de LaLiga consultadas por este periódico, «el segundo bloque más alto y la tercera línea defensiva más lejana a la propia portería». Es decir: no espera, busca. Y lo hace porque puede, por una técnica sobresaliente y por un físico que va avasallando al rival con el paso de los minutos. La conclusión es sencilla: nueve victorias en nueve partidos, explosión definitiva de sus jóvenes talentos y dosificación de sus leyendas.
Agencias