Tras el fin de la polémica política del ‘Covid cero’ y la reapertura de las fronteras después de tres años, arranca un nuevo año en el país asiático con dos Chinas enfrentadas: la que ya ha aprendido a convivir con el virus y la que colapsa los hospitales
NotMid 10/01/2023
ASIA
Después de un espectáculo con fuegos artificiales, una procesión con tambores y una especie de corro de la patata alrededor de una hoguera de más de dos metros de altura, llega la hora de mover más rápido el cuerpo en la discoteca de música electrónica que se ha montado en una plaza cubierta de nieve y rodeada por casetas de madera iluminadas por decenas de farolillos rojos. Sobre el escenario hay una animadora que no para de dar brincos. Debajo, miles de personas también saltan y levantan los brazos cuando la canción explota en su punto más álgido. Los más jóvenes tratan de calentarse dando tragos a pequeñas botellas del potente bajiu, un licor tradicional. Hace 23 grados bajo cero en Xuexiang, un pueblo en las montañas del noreste de China.
La fiesta acaba cuando el viento siberiano, que arrastra gotas de hielo tan puntiagudas como alfileres, comienza a sacudir sin piedad. Ni siquiera los chupitos de bajiu, que tiene más graduación que el tequila, sirven como receta para olvidar semejante ráfaga gélida. Antes de refugiarse en el calor de la cama, toca parada para una rápida recena. Es medianoche, pero los restaurantes de la calle principal del pueblo están llenos. La señora que regenta uno de los locales que sirven sopa de cordero con fideos, dice que hacía tres años que no tenía tanta clientela.
Xuexiang es una de las sensaciones turísticas del norte de China. Este pueblo, con inviernos blancos que duran hasta siete meses, pasó de ser una tierra pobre de trabajadores de la industria maderera, donde los renos se usaban como animales de carga para transportar madera y suministros, a uno de los más prósperos enclaves turísticos del país.
Culpa de ello fue el rodaje de varias famosas películas que pusieron a este lugar en el mapa. Ahora, los carros tirados por renos se usan como atracción para llevar a los miles de visitantes que pasan por aquí en un periodo festivo normal. El problema es que hacía mucho tiempo que Xuexiang no tenía una temporada alta como las de antes de la pandemia. Muchos negocios del pueblo han estado al borde de la ruina por la falta de turistas. Pero ahora comienzan a remontar después de que el Gobierno chino levantara en diciembre las muchas restricciones que había bajo la eterna política del Covid cero.
Las barreras desaparecieron y el virus explotó, provocando una ola de infecciones sin precedentes en el país más poblado del mundo. Eso ha dejado las urgencias de los hospitales saturadas de pacientes con síntomas graves, sobre todo ancianos que han dado positivo por primera vez. Pero la consecuente libertad de movimiento tras la ruptura con la política anticovid también ha empujado a que millones de chinos pierdan el miedo al virus, lanzados desde principios de enero a visitar centros turísticos como Xuexiang, que ha recuperado el brillo y trasiego que lucía antes de la pandemia.
La gran mayoría de los visitantes que han llenado estos días el pueblo de nieve más famoso de China, ya han pasado el Covid. Muchos vienen de grandes urbes como Pekín (norte), Shanghai (sur) o Chengdu (oeste), donde las autoridades creen que ya se ha llegado al pico de contagios. En Shanghai, por ejemplo, el vicepresidente de uno de los principales hospitales y miembro del panel de expertos en Covid de la ciudad, el doctor Chen Erzhen, dijo el martes que el 70% de los 26 millones de habitantes de la urbe ya había pasado seguramente el virus.
Después de unas semanas apagadas en diciembre, el ajetreo ha vuelto a la capital financiera, donde el tráfico ha retomado la normalidad en las avenidas principales, pero en los hospitales sigue la presión por los contagios. El propio Chen reconocía que su hospital estaba recibiendo 1.600 admisiones de emergencia diarias, el doble de la cantidad antes de que se levantaran las restricciones, con el 80% pacientes con Covid.
En Pekín, donde algunos hospitales también siguen desbordados, Tong Zhaohui, vicepresidente del Hospital Chaoyang, contaba esta semana que, a pesar de la saturación, las “enfermedades graves y críticas representan entre el 3% y el 4%” de los pacientes que están ingresados en los centros médicos de la ciudad.
Según las proyecciones de los gobiernos locales, las infecciones en las áreas urbanas de ciudades como Pekín y Guangzhou, en el sur, ya alcanzaron el punto máximo de contagios a finales de diciembre, con casos dominados por las subvariantes de Ómicron BF.7 y BA.5.2, mientras que en Shanghai los expertos dijeron que hubo una combinación más diversa de variantes con más positivos causados por los sublinajes BQ.1 y XBB. Las previsiones son que a finales de este mes o a principios de febrero, después del movimiento masivo por los viajes del Año Nuevo chino (del 21 al 27 de enero), cuando se esperan 2.100 millones de desplazamientos, el doble que el año pasado, hasta el 80% de la población total de China se haya infectado.
Estos primeros días de enero, los medios estatales chinos, omitiendo cualquier investigación sobre el número real de muertes por Covid, se han centrado en destacar cómo algunas grandes ciudades chinas ya están conviviendo con cierta normalidad con el virus.
“En múltiples destinos turísticos en China, la cantidad de turistas ha experimentado un fuerte repunte cada año. Según un informe enviado por ly.com (una web de viajes), las reservas de hotel durante las recientes festividades del Día de Año Nuevo aumentaron un 32% en comparación con el nivel de 2020. En particular, las reservas de hotel en varios destinos como Luoyang, en la provincia central de Henan y Xishuangbanna, en la provincia suroccidental de Yunnan, han aumentado más de 10 veces después de que esas regiones sacudieran la influencia de los brotes de coronavirus”, reza un informe del diario oficialista Global Times.
APERTURA AL MUNDO
En la cadena estatal CCTV, además de compartir las imágenes de abarrotadas áreas céntricas de Pekín o Shanghai, han seguido la línea marcada por el Gobierno de criticar las restricciones que están imponiendo varios países a los viajeros procedentes de China, que el domingo reabrió sus fronteras después de un largo cierre de tres años.
La semana pasada, una portavoz del Ministerio de Exteriores chino dijo que las “prácticas excesivas” adoptadas por los países “carecen de base científica” y que son inaceptables.
“Este es un enfoque que se basa única y exclusivamente en la ciencia. Las medidas tienen preocupaciones de salud pública que las sustentan debido al aumento de casos de Covid en China y la falta de datos de secuencia epidemiológica y genómica viral adecuados y transparentes”, justificó después Ned Price, portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos.
Ned reiteró que su país estaba listo para compartir sus vacunas con China, quien hasta ahora solo ha aprobado los sueros fabricados por sus farmacéuticas y que los expertos internacionales, en base a los resultados de los ensayos clínicos publicados, señalan que son menos efectivos contra Ómicron.
Agencias