Una insidia del ministro, sobre la “ingesta de sustancias” de Milei, desata un choque único. Argentina ataca al presidente por la “corrupción de su esposa”. El conflicto, antes de una visita de Milei, lleva meses larvado
NotMid 05/05/2024
OPINIÓN
SEBASTIAN FEST
Javier Milei tiene entre ceja y ceja a Pedro Sánchez por dos razones: por ser un «socialista», ideología que identifica con el fracaso, y por el apoyo explícito que dio a Sergio Massa, el candidato peronista en las elecciones de 2023. Milei, muy cercano a Vox, en cuyo lanzamiento de campaña para las elecciones europeas participará en dos semanas, el presidente argentino vio la opción servida en bandeja una vez que en la tarde del viernes conoció las asombrosas declaraciones del ministro Óscar Puente.
«Yo a Milei si tiene asesores creo que no les escucha mucho. He visto a Milei en una tele y dije, según le estaba oyendo no sé en qué estado, previa a la ingesta o después de la ingesta de qué sustancias», dijo el ministro de Transporte durante un coloquio de la Escuela de Gobierno del PSOE de Castilla y León. La frase, para la antología del disparate de las relaciones internacionales, disparó la peor crisis diplomática en décadas entre Argentina y España.
Apenas se conoció la frase en Buenos Aires, el núcleo duro de Milei se reunió para decidir qué y cómo responder. La postura de máxima dureza se impuso: un participante de la reunión confirmó a EL MUNDO que no cabía otra opción tras escuchar a un ministro del gobierno español afirmar que el presidente argentino consume «sustancias».
Sánchez «tiene problemas más importantes de los que ocuparse, como las acusaciones de corrupción que caen sobre su esposa, asunto que lo llevó incluso a evaluar su renuncia», señaló ya por la noche, madrugada del sábado en España, el comunicado de la Oficina del presidente de laRepública Argentina. Y vinculó las relaciones entre los Gobiernos a «esclarecer» ese «escándalo de corrupción».
La explosión de ahora germina muchos meses atrás. Sánchez y Milei no han tenido contacto desde que el argentino ganó la presidencia en noviembre de 2023. Mientras la vicepresidenta Yolanda Díaz le dedicaba tras su victoria un tuit durísimo -«Es un día triste para el bloque democrático en todo el mundo. Mucho ánimo al pueblo argentino que hoy siente incertidumbre y miedo»-, el jefe de gobierno español ni siquiera felicitaba protocolariamente en redes sociales al argentino, que en agosto de ese año ya había anticipado que sus relaciones con Sánchez serían prácticamente inexistentes. Cuando se le preguntó si sumaba a la España de Sánchez a la lista de «países socialistas y comunistas» (China, Brasil, Chile, Corea del Norte, etc.) con los que no se relacionaría, Milei asintió. Y luego agregó: «Los socialistas no son defensores de la libertad».
Una semana después del triunfo de Milei, Sánchez dejó una frase: «España es un país abierto y tolerante, feminista y ecologista, amante de la paz y la justicia social, en el que no van a prosperar ni Trump, ni Bolsonaro, ni Milei». Semanas después, Diana Mondino, la canciller de Milei, dijo a EL MUNDO que las relaciones entre ambos países no pueden ser «menos que magníficas». Vana ilusión. De gira por Europa, la canciller se sumió en un hermético silencio este fin de semana. No son días sencillos para Mondino, que antes de ver estallar la crisis con España había recibido duras críticas tras afirmar que los chinos «son todos iguales», solo horas después de una visita oficial a China.
Además del viaje a España que Milei hará para participar el 18 y 19 de mayo en el mitin de Vox, el presidente argentino regresará en junio a Madrid para recibir un premio de la Fundación Juan de Mariana, un think tank liberal. Será días después de participar en Italia en la Cumbre del G-7, a la que fue invitado por la primera ministra, Giorgia Meloni.
Si hasta el jueves era altamente improbable que Milei tuviera contacto con Sánchez en su paso por España, tras el affaire Puente es ya imposible. Aquel apoyo de Sánchez al peronista Massa fue hecho en un vídeo bajo el paraguas de secretario general del PSOE, y no como presidente del gobierno. La fórmula que le había funcionado un año antes con Luiz Inácio Lula da Silva frente a Jair Bolsonaro, le falló en Argentina.
Es cierto, también, que Milei tiene los ojos muy puestos en Estados Unidos, mucho más que en Europa, un continente al que considera, salvo excepciones, arruinado por «el socialismo», ya sea en su versión socialdemócrata o en otras más duras. Cuando presenta a los argentinos su modelo de país, su sueño para el futuro, Milei pone a la liberal Irlanda por delante de Alemania.
Con Sánchez hay una razón extra para una animosidad especial: la batalla diplomática del presidente del gobierno a favor del reconocimiento del Estado palestino incrementa la inquina del jefe de Estado argentino, alineado incondicionalmente con Israel y cada vez más cercano a la fe judía.
La relación con el Rey era en cambio óptima. Ambos mantuvieron una buena conversación en diciembre, en ocasión de la visita de Felipe VI a Buenos Aires para la asunción del nuevo presidente. Una ceremonia a la que estuvo invitado Santiago Abascal y a la que no acudió el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, sino el secretario de Estado para Iberoamérica y el Caribe y el Español en el Mundo, Juan Fernández Trigo.
Hay un dato innegable, y es que Milei siempre fue atacado primero. Por Andrés Manuel López Obrador, el presidente de México, que lo llamó «nacho conservador»; por Gustavo Petro, el presidente de Colombia, que lo calificó de «nazi», y ahora por Puente.
A su vez, cuando es atacado, la decisión de Milei es siempre escalar, doblar la apuesta. Luego llega la reconciliación, o al menos la calma, como sucedió con Colombia. Milei había reaccionado al «nazi» de Petro definiéndolo como un «terrorista asesino», pero una eficaz gestión de la canciller Mondino evitó lo que parecía encaminarse a una práctica ruptura de relaciones.
El caso de España se perfila diferente. Milei no ha hablado aún con Lula, pero le ha enviado dos cartas proponiéndole reuniones. Con Sánchez, entre otras razones porque España es para Milei menos importante que Brasil, no se esperan cartas. Menos aún tras el comunicado. La respuesta a Puente, incluía mil acusaciones a Sánchez: «Ha puesto en peligro la unidad del Reino, pactando con separatistas y llevando a la disolución de España; ha puesto en riesgo a las mujeres españolas permitiendo la inmigración ilegal; y ha puesto en peligro a la clase media con sus políticas socialistas que solo traen pobreza y muerte». Ese texto, sin precedentes en la relación entre Madrid y Buenos Aires, concluía : «Los argentinos elegimos cambiar el modelo que nos trajo miseria y decadencia. El mismo modelo que aplica el Partido Socialista Obrero Español en su país. Esperamos que el pueblo español pronto vuelva a elegir vivir en libertad».
Argentina es el país con mayor cantidad de inmigrantes españoles en todo el mundo (medio millón, la mayoría con doble nacionalidad), y sus lazos familiares, históricos, culturales, económicos y deportivos con España tienen una solidez y una densidad del máximo nivel ahora erosionada desde la política de excesos.