El avance de los simuladores revoluciona la preparación. Expertos en neurología y óptica trabajan para que las pantallas se parezcan cada vez más al asfalto. “Es un trabajo desafío”, dicen los entrenadores
NotMid 08/07/2023
DEPORTES
En la Fórmula 1 todo depende del coche. La conclusión se repite con cada victoria, con cada título, pero si en la Fórmula 1 todo depende del coche por qué Max Verstappen suma 81 puntos más que su compañero en Red Bull, Checo Perez. O por qué Fernando Alonso acumula 87 más que Lance Stroll, con quien comparte garaje en Aston Martin. En la Fórmula 1 no todo depende del coche, pero es la teoría más utilizada para explicar lo que ocurre sobre el asfalto. El gran cliché. Aunque no es el único.
“El otro tópico es el talento. Las manos. A los pilotos les encanta que se hable de sus habilidades innatas cuando ganan. Es parte de la cultura del deporte. Todo se centra en el coche y en las manos. Pero así nos perdemos muchas cosas”, proclama en Silverstone el español Aleix Casanovas, entrenador, psicólogo, nutricionista, fisioterapeuta y, en definitiva, mano derecha de George Russell, piloto de Mercedes. “Es una forma de autodefensa de los pilotos. Si las cosas van mal, el coche va mal. Si las cosas van bien, tengo talento. Así reducen la presión sobre ellos”, analiza Antti Kontsas, responsable de rendimiento de la empresa Hintsa, que lleva la preparación de una decena de pilotos del Mundial. Según ambos, los resultados en Fórmula 1 no se explican sólo por los monoplazas y la pericia de quienes los conducen. Entonces, ¿Qué hay detrás? “El entrenamiento más complicado que hay. Es una área apasionante en un momento apasionante”, avanza Casanovas.
“Un piloto de Fórmula 1 no puede entrenar. Por reglamento, no se puede subir a su coche fuera de los Grandes Premios y sólo puede trabajar en un simulador. Es como si un futbolista sólo pudiera chutar a portería vacía o un maratoniano sólo corriera en la cinta. Por eso su preparación es un desafío enorme que puede explicar su rendimiento”, expone Aleix Casanovas que fue piloto de motocross, que estudió un máster de rendimiento deportivo en Finlandia y que lleva la preparación de Russell desde 2017, cuando éste era piloto de pruebas de Force India. “En los últimos 10 años la preparación de un piloto de Fórmula 1 ha cambiado muchísimo. Antes se mantenía una cierta condición física, se realizaban ciertos ejercicios específicos y se dejaba mucho en manos de los pilotos. Ahora, con el desarrollo de los simuladores, se está yendo un paso más allá. Es un trabajo cada vez más decisivo”, añade Kontsas, que trabajó con Sebastian Vettel durante toda su carrera.
CAMPEÓN TAMBIÉN ONLINE
Los simuladores avanzados, que ya se pueden montar en casa con un coste de unos 12.000 euros, están revolucionando el entrenamiento de los pilotos de Fórmula 1, multiplicando sus capacidades y decidiendo carreras. Quienes echan más horas ante la pantalla, van más rápido en pista. El ejemplo es el vigente campeón, Max Verstappen. El pasado mayo, en uno de los pocos domingos de descanso en el Mundial, entre las carreras de Mónaco y Montmeló, el holandés se encerró en un cuarto de su apartamento en Montecarlo, preparó tres monitores curvos, un asiento, unos pedales y un volante parecidos a los de su Red Bull y disputó las 24 Horas de Nürburgring virtuales. No era la primera vez. De hecho, Verstappen ha ganado también múltiples pruebas de SIM Racing, la versión online de la Fórmula 1.

“Es el presente y, sobre todo, el futuro. Actualmente en el simulador hacemos ejercicios complejos. Por ejemplo, le digo a George un número, le pido que haga multiplicaciones o divisiones durante unos minutos y le pregunto por el número del principio. Otro ejemplo, le hago encadenar órdenes en el volante o fijarse en elementos que coloco fuera de las pantallas. Siempre preparamos tareas de este tipo, también imitamos el calor o carreras nocturnas. Es imposible reproducir el estrés que sufre un piloto a 300 km/h en un circuito real, pero tratamos de aproximarnos. Las escuderías pueden ayudar mucho en ese trabajo. Los simuladores de las fábricas se dedican mayormente a probar nuevas piezas, nuevos ajustes para el coche, y se podrían utilizar más a entrenar pilotos. Cuanto más recursos le dediquen, mejor”, comenta Casanovas, que asume que a los preparadores les falta información en su trabajo.
En los simuladores controlan la frecuencia cardiaca, la respiración y otros datos de los pilotos, pero en carrera está prohibido llevar cualquier aparato, incluso un simple pulsómetro. De ahí que sea difícil comprender la diferencia real entre pantallas y asfalto. De ahí que aprieten al máximo a los pilotos en el simulador.
EXPERTOS EN NEUROLOGÍA Y ÓPTICA
“Cada preparador tiene su método, pero todos tenemos la misma obsesión: ¿Cómo hacer que el simulador se parezca más al asfalto?”, reconoce Kontsas: “No consiste en sólo dar vueltas para conocer las curvas, es imitar situaciones de tensión para trabajar el cerebro, los ojos, las manos, los pies. Es muy difícil porque en un circuito se ponen en riesgo, porque van a 300 km/h. El futuro del entrenamiento está ahí, en acercarse al máximo. Lo estamos estudiando. Contamos con la ayuda de expertos en neurología o en óptica, por ejemplo. La realidad virtual también es una opción que contemplamos”.
El avance de los simuladores es tal que han desterrado otros pilares de la preparación que antes se creían sagrados. Los pilotos de Fórmula 1 aún mantienen una buena base aeróbica gracias a la bicicleta o a correr -la mayoría superan los 60 ml/kg/min de VO2 Max- y siguen haciendo ejercicios concretos de fuerza, como las gomas para entrenar el cuello, pero ya apenas trabajan sus reflejos. O no lo hacen como antes. Los juegos con luces, los malabares con pelotas… todo eso ha pasado de moda: la ciencia los ha desterrado.
“Yo mismo utilizaba mucho estos ejercicios hace unos años, pero hemos comprobado que no tienen relación directa con el rendimiento. Si te pasas horas apagando luces de colores serás muy bueno haciendo eso, pero no tienes por qué ser más rápido sobre un Fórmula 1”, concluye Casanovas, que es uno de los españoles en estas labores en el paddock: el otro es Xavi Martos, preparador de Checo Pérez. “En algunos casos utilizamos el trabajo de reflejos para calentar o para que el piloto gane confianza, pero poco más. No mejora la reacción en pista tanto como el trabajo en el simulador”, finaliza Kontsas que destierra así otro tópico. En la Fórmula no todo depende del coche. No todo depende del talento del piloto. Mucho depende de cuánto y cómo se entrene ante las pantallas.
Agencias