La posición de bloqueo de la minoría republicana en el Congreso ha impedido su nombramiento, así como el de otros importantes altos cargos diplomáticos
NotMid 12/10/2023
USA en español
El bloqueo del Congreso de Estados Unidos por la oposición republicana ha vuelto a golpear la acción exterior de la primera potencia mundial, esta vez en la guerra entre Hamás e Israel. Washington no tiene embajador en Jerusalén, Omán, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, ni tampoco asistente para Oriente Medio, jefe de Contraterrorismo del Departamento de Estado ni director de la USAID, el equivalente de la Agencia Española de Cooperación para el Desarrollo (Aecid).
Asimismo, la promoción de más de 300 altos mandos de las Fuerzas Armadas está paralizada por el Partido Republicano que solo recientemente accedió, con carácter excepcional, a ratificar el nombramiento del jefe del Estado Mayor -el equivalente del Jemad español- Charles Brown y del comandante en jefe de los Marines, Eric Smith.
La parálisis demuestra el impacto en política exterior del enfrentamiento político en Washington y, sobre todo, de la posición de bloqueo de la minoría republicana, amparada en las arcanas reglas del Senado que, literalmente, permiten a un solo senador obstaculizar cualquier nombramiento o incluso la iniciativa legislativa. Las normas del Senado, que en muchos aspectos parece funcionar como unas Cortes medievales o, con mucha benevolencia, como una versión de la Cámara de los Lores, permite incluso a los legisladores bloquear anónimamente los nombramientos.
La cascada de bloqueos ha llegado a un extremo tal que el Gobierno de Biden, totalmente desmoralizado, ni siquiera se preocupó en proponer formalmente la ratificación de Jack Lew como candidato a embajador en Jerusalén cuando su predecesor, Thomas Nides, también nombrado por Biden, dejó el cargo. Desde entonces, la número dos de la embajada, Stephanie Hallett, ha ocupado el cargo de manera interina.
No es una situación dramática, ni mucho menos, dado que en Estados Unidos los puestos de embajador son poco menos que subastados entre los principales donantes de las campañas presidenciales, por lo que los diplomáticos de carrera tienen a menudo mucho mejor conocimiento de la burocracia del Departamento de Estado que los embajadores. Además, las comunicaciones entre los gobiernos en la actualidad son muy directas -Joe Biden y Benjamín Netanyahu hablan a diario, a pesar de que no pueden ni verse-, lo que permite salvar la situación.
Pero esas soluciones son, en el mejor de los casos, parches. Nada puede superar a una presencia sobre el terreno al máximo nivel, y esto es así particularmente para Estados Unidos, un país que da prioridad absoluta a la situación de sus ciudadanos en el extranjero, y para el que en este momento lo más importante es localizar a sus aproximadamente 20 nacionales desaparecidos y 14 secuestrados por Hamás.
El caso más espectacular en época reciente ha sido el de Ucrania. Desde que Donald Trump cesó a la embajadora en ese país, Marie Yovanovich, tras una campaña de calumnias por la negativa de ésta a permitir que las actividades del hijo de Joe Biden, Hunter, en ese país fueran utilizadas con fines políticos, Kiev se quedó sin representante diplomático al más alto nivel durante tres años. Eso significa que cuando Rusia invadió Ucrania, EEUU no tenía embajador en el país.
Con todo, los embajadores no solo añaden relevancia institucional. También pueden aportar contactos políticos e institucionales -tanto en el país de origen como en el de estancia- de los que carece un funcionario de carrera. Ése es el caso de Lew, que ha sido director de Operaciones en Citigroup, el cuarto mayor banco de EEUU por activos y, sobre todo, secretario del Tesoro en el segundo mandato de Barack Obama. Nides fue director general del gigante de Wall Street Morgan Stanley y ocupó altos cargos en el Gobierno de Obama.
El problema se agudiza porque los bloqueos no tienen nada que ver con la idoneidad o no de los candidatos a los puestos. En 2021, Cruz impidió durante meses la confirmación de 60 embajadores para exigir cambios en la política de EEUU hacia Rusia que ni siquiera apoyaba su propio Partido Republicano. En la actualidad, el senador por Alabama Tommy Tuberville se niega a ratificar el ascenso de cientos de oficiales de las Fuerzas Armadas por la política del Pentágono de facilitar el aborto a las soldados que están en bases situadas en estados en los que esa práctica está prohibida.
El caos interno en EEUU, así pues, parece que va a seguir obstaculizando la reacción de ese país, pese al consenso entre demócratas y republicanos en proteger a los estadounidenses en la zona y dar a Israel todo el apoyo que necesite.
Agencias