El refuerzo militar coincide con la visita de Vladimir Putin a Xi Jinping en Pekín
NotMid 18/10/2023
MUNDO
Ucrania ya tiene el arma que lleva suplicando a Estados Unidos desde hace un año. Y la ha empezado a usar. Son los misiles ATACMS (Sistema de Misiles Tácticos del Ejército, por sus siglas en inglés), con un alcance de 165 kilómetros – casi el doble de los HIMARS que hasta ahora ha empleado Kiev – y dotados cada uno de 950 bombas que se liberan del cohete cuando éste está sobre el blanco. Así, ayer, martes, justo cuando se cumplieron los 601 días de guerra, la práctica totalidad del territorio de Ucrania ocupado por Rusia se convirtió un blanco potencial. Las tropas de Moscú ya no tienen ni un solo lugar seguro en Ucrania.
El bautismo de fuego de los ATACMS ucranianos se produjo ayer, martes, a las 4 de la madrugada y a las 11 de la mañana hora local (una hora menos en hora peninsular española) sobre dos de las principales bases de helicópteros de las Fuerzas Armadas rusas en la parte que ocupan del país, en las ciudades de Berdyanks y Luhansk, ambas situadas a unos 100 kilómetros del frente y, por tanto, inaccesibles para los HIMARS. El hecho de que el segundo ataque tuviera lugar a plena luz del día, y que el blanco fuera el aeropuerto de Luhansk, que está situado a apenas 60 kilómetros de Rusia demuestra la impunidad con la que los nuevos misiles ucranianos pueden operar pese a las defensas aéreas rusas.
El uso de los ATACMS fue inicialmente una sorpresa hasta que el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, confirmó la presencia de esos sistemas de armas en el Ejército ucraniano en su habitual alocución televisada de la noche. “Hoy, quiero dar las gracias de manera especial a Estados Unidos. Nuestro acuerdo con el presidente Biden ha sido cumplido, y lo están ejecutando de manera muy precisa: los ATACMS han demostrado de lo que son capaces”, dijo.
El problema para Kiev, sin embargo, es administrar esta nueva arma. Aunque el Gobierno de Joe Biden no ha dado cifras acerca de la cantidad de unidades que va a darle -es más, oficialmente ni siquiera ha informado de la aprobación de estos sistemas- parece no van a ser más de 200 unidades, de las que, según la agencia de noticias Associated Press, han sido entregadas menos de seis. La escasez de ATACMS (pronunciado ái-tacms) puede limitar enormemente la efectividad de esta arma.
Ahora bien, según esas mismas cuentas, su impacto ha sido devastador. Los milbloggers de Telegram hablaban de bases destruidas, y un número considerable de helicópteros en llamas. Las escasas fotografías disponibles de la base de Berdyansk mostraban incendios generalizados iluminando la oscuridad. A media tarde, de acuerdo con alguna de esas cuentas, «todavía seguimos sacando cadáveres» de esa base. De la situación en Lugansk había mucha menos información. Allí el blanco parece haber sido el aeropuerto de la ciudad, que está inutilizado para el tráfico civil desde la primera invasión rusa de Ucrania, en 2014, cuando las milicias armadas por Moscú se hicieron con la ciudad. En los últimos meses, las instalaciones han sido reconvertidas en una base aérea para uso de helicópteros, unas aeronaves que Rusia está usando de manera más eficaz que al principio de la guerra. Según Ucrania, nueve helicópteros han sido destruidos en las dos bases.
Los ataques también han mostrado la incompetencia rusa. Como declaró ayer en un acto organizado en Washington por la web de noticias estadounidense Semafor el disidente ruso e inversor Dimitri Alperovitch, «estaba claro que, si recibían los ATACMS, lo primero que los ucranianos iban a atacar eran esas dos bases y, sin embargo, los rusos dejaron sus helicópteros allí». De acuerdo con informaciones sin confirmar, y a pesar de las advertencias de que la llegada de ATACMS supondría una escalada, Rusia habría reaccionado a los bombardeos evacuando las bases.
Los ataques también han demostrado la incompetencia militar rusa. Como declaró ayer en un acto organizado en Washington por la web de noticias estadounidense Semafor el disidente ruso e inversor Dimitri Alperovitch, “estaba claro que, si recibían los ATACMS, lo primero que los ucranianos iban a atacar eran esas dos bases y, sin embargo, los rusos no movieron sus helicópteros de ellas”. De acuerdo con informaciones sin confirmar, y a pesar de las advertencias de que la llegada de ATACMS supondría una escalada, Rusia habría reaccionado a los bombardeos evacuando las bases y sacando de ellas a las aeronaves que todavía están en condiciones de volar.
La fecha del bautismo de fuego de los ATACMS no parece una coincidencia. Vladimir Putin está de visita oficial en China, invitado por Xi Jinping. El último ataque espectacular con misiles lanzado por Ucrania tuvo lugar el 22 de septiembre, justo cuando Putin estaba de visita oficial en Corea del Norte, negociando la compra de obuses de artillería de ese país. En aquella ocasión, tres Storm Shadow/SCALP de fabricación francobritánica redujeron a escombros el cuartel general de la Flota del Mar Negro rusa en la ciudad de Sebastopol, en Crimea. El ataque fue decisivo para forzar la retirada de la flota de Crimea, con lo que Rusia renunció al control de toda la mitad occidental del Mar Negro y, en la práctica, permitió la exportación de cereal ucraniano, interrumpida desde la invasión de 2022. El mensaje, así, parece claro: cuando Putin sale de Moscú para buscar apoyos externos para su guerra, se expone a un ataque devastador con misiles.
Según fuentes militares, estos misiles pueden jugar un papel fundamental en la guerra, pero para ello Ucrania deberá emplearlos de manera masiva. Si se confirma que solo tiene 200 unidades -o, posiblemente, incluso menos- su efectividad se verá muy reducida. La escasa cantidad de misiles dada por EEUU se debe, oficialmente, a que el Ejército de ese país solo tiene unos 4.700 cohetes de este tipo, y las Fuerzas Armadas se oponen a entregarlos a Ucrania por si fueran necesarios en otros teatros, como Taiwán u Oriente Medio. Es el mismo problema que tiene Ucrania con los misiles de crucero británicos Storm Shadow y los franceses SCALP (en realidad, es la misma arma, pero con denominaciones diferentes en cada país), de los que Londres y París parecen haber entregado menos de 300, en buena medida porque ellos tampoco tienen muchos más. La versión de los ATACMS entregada a Ucrania es también la más antigua, con menor alcance y precisión que otras más modernas.
Por esa razón, es de prever que la llegada de los ATACMS redoble la presión sobre el canciller alemán Olaf Scholz para que dé a Ucrania misiles crucero Taurus, fabricados por ese país. Así, Ucrania podría tener una fuerza de misiles heterogénea y no muy abundante, pero que al menos le permitiría resistir la ofensiva que Rusia parece estar a punto de lanzar en varias áreas del frente, que podría combinarse con una nueva campaña aérea destinada a destruir la infraestructura energética del país durante los meses de invierno.
Agencias