NotMid 14/01/2024
EDITORIAL
El bombardeo de EEUU y Reino Unido contra enclaves hutíes en Yemen es un punto de inflexión en la guerra de Oriente Próximo de efectos impredecibles. Finalmente ha estallado el frente del Mar Rojo, donde desde noviembre los rebeldes islamistas, financiados por Irán, atacan buques mercantes como muestra de apoyo a Hamas. Se trata del frente más preocupante de los tres vinculados la guerra entre Israel y la organización terrorista, junto a Cisjordania y el Líbano.
La operación Guardián de la Prosperidad la completan Australia, Dinamarca, Alemania, Países Bajos, Bahrein, Canadá, Nueva Zelanda y Corea del Sur. La alianza, que al principio tenía un objetivo defensivo, da ahora un paso adelante muy delicado. Biden insiste en que lo que está en juego es mantener el orden marítimo, del que dependen la estabilidad económica y el comercio mundiales, pero detrás hay mucho más: los hutíes confluyen con Irán, Hamas y Hizbulá en su confrontación con EEUU, principal socio de Israel. El temor es que la guerra acabe alcanzando también a Irak, donde se desempeñan tropas españolas en la misión de la OTAN.
Pese a las presiones de Washington, España, involucrada ya en la misión Atalanta, ha optado por no participar. Se trata de una importante decisión en política exterior que el Gobierno está obligado a explicar a los ciudadanos.