Si Trump corta los envíos de EEUU y con una Europa aún dormida, Kiev podría aguantar sólo unos meses, aunque ha reducido su dependencia con los drones ‘low cost’ y la economía rusa agota su liquidez
NotMid 03/03/2025
MUNDO
El viernes noche, tras la infame encerrona de Donald Trump y J.D. Vance en la Casa Blanca, muchos ucranianos midieron el nivel de autocontrol de Volodimir Zelenski leyéndole los labios en el momento más tenso del choque. Trump le dice que sin EEUU, Ucrania no hubiera durado “ni dos semanas”, a lo que el ucraniano responde: “Tres días, como dijo Putin“. Con Vance uniéndose al coro, Zelenski se gira a su derecha y mastica un “sukablyat” inaudible pero trazado en el aire, la navaja suiza del insulto tanto en ucraniano como en ruso, que va desde el “madre de Dios” hasta el “zorra”.
Ese “sukablyat”, la palabra que gritan los soldados en el frente cuando se sienten en peligro, marca el nivel de desastre diplomático que se vivió en el Despacho Oval. La bronca puede tener consecuencias inmediatas sobre el campo de batalla y la resolución del conflicto que, pese a las negociaciones de paz, atraviesa uno de sus momentos más sangrientos.
¿Puede Ucrania resistir las ofensivas de Rusia sin apoyo militar de Estados Unidos? En realidad, es un escenario porque el Kiev ya ha pasado parcialmente. Desde el otoño de 2023 hasta primavera de 2024, Washington estuvo seis meses sin enviar una sola bala mientras que el Congreso de EEUU arrastraba los pies. En esos meses críticos para Ucrania se perdió la ciudad de Avdivka y sus soldados sufrieron mucho por la falta de munición, pero el país giró toda su estrategia defensiva de la artillería (escasa y muy cara) a los drones (baratos y letales). Un proyectil de artillería de 155 milímetros cuesta unos 3.600 euros. Un dron FPV, unos 500 euros.
Decisivo pero tardío
Si se analiza la entrega de material bélico de EEUU a Ucrania con perspectiva, se aprecia que no tuvo peso en la resistencia a Rusia en los primeros y decisivos compases de la misma, y que los principales envíos no tenían como objetivo una victoria de Ucrania, sino un desgaste de Rusia. El primer cañón de EEUU (M777) llegó a los cuatro meses de iniciada la invasión. Las primeras lanzaderas Himars, a los seis meses. Para enviar el primer tanque M1 Abrams se demoraron año y medio y dos años tardaron los misiles de largo alcance ATACSM. Donald Trump habla de que Ucrania hubiera durado dos dos semanas frente a Vladimir Putin sin la ayuda de EEUU, pero la realidad de nuevo desmiente al magnate. Fue la determinación de los ucranianos la que desbarató los planes de Moscú de una invasión relámpago. Después comenzaron a llegar las armas.
¿Ha sido clave la ayuda de EEUU para mantener a raya a los rusos en el frente durante estos tres años? Lo ha sido. EEUU ha donado algunos de los vehículos más eficientes en el frente de toda la guerra, como los blindados de combate Bradley, los transportes de tropas M113 o los cañones M109 Paladin. A otro nivel, su ayuda en inteligencia militar ha supuesto una gran ventaja para adelantarse a los planes del Kremlin y atacar su logística.
Si finalmente Trump corta el grifo de la ayuda militar estadounidense a Ucrania, ¿Puede sostenerse Kiev en la lucha sólo con el Reino Unido y los socios de la Unión Europea como principales donantes? No hay una respuesta corta para esta pregunta. El Instituto de Estudio de la Guerra cree que ese recorte estadounidense al flujo actual de ayuda “socavaría directamente el objetivo declarado del presidente Trump de lograr una paz justa y sostenible en Ucrania“, ya que “alentaría a Putin a seguir aumentando sus demandas y alimentaría su convicción de que puede lograr una victoria total en la guerra”. Pero el escenario ya es una posibilidad tangible.
Según los últimos datos del Instituto de Economía Mundial de Kiel, los aliados de Ucrania han destinado unos 267.000 millones de euros al sostenimiento de Ucrania. De ellos, el 49% ha ido para armamento, el 44% es apoyo financiero y el 7% restante es ayuda humanitaria. EEUU ha contribuido con 114.000 millones, el 43% del total, por mucho que Trump diga que Washington entregó más que Europa.
¿Sin ese 43% que EEUU aporta puede sobrevivir Ucrania? Podría hacerse con voluntad política, porque en realidad hablamos de un 0,96% del PIB de los socios europeos, pero también conllevaría hacer algo que aún no se ha hecho: triplicar turnos en fábricas de munición, poner toda la maquinaria a funcionar y aún así ya llegaríamos tarde.
Es decir, Europa podría sostener sola a Ucrania pero sólo durante un tiempo limitado, quizá meses, ya que EEUU posee excedentes en arsenales que nosotros no tenemos de artículos tan necesarios como munición, recambios y blindados, y que en el mejor de los casos tardaremos años en volver a tener.
Tres años perdidos
Bruselas ha perdido tres años decisivos para poner su industria de armamentos a funcionar al 100% de cara a tener una defensa autónoma frente al vacío que deja EEUU y las amenazas tangibles de Putin. Nada se ha hecho. No existe un plan común de compras de munición, ni una arquitectura de defensa, ni una estructura coordinada de mando. Como para pensar en Ucrania.
En el actual escenario sólo hay dos noticias buenas para Kiev. La primera es que ahora el principal instrumento bélico es el dron, una tecnología de bajo coste tanto para los aparatos espía como para los de ataque a corto o largo rango. Además, la situación ha cambiado en un año porque Ucrania sí ha hecho los deberes industriales. Ahora, la gran mayoría de drones (cuatro millones al año) ya se producen en su propio territorio, que también tiene su propia línea de fábricas de proyectiles. Es decir, la Ucrania del cuarto año de la guerra es menos dependiente de sus aliados que la de 2022.La segunda buena noticia es que la economía rusa se va agotando al mismo ritmo que sus viejos arsenales de armas de la Guerra Fría. El Fondo Nacional de Bienestar ruso, la caja de la que Putin saca su dinero para financiar la guerra, ha perdido una buena parte de su montante líquido total desde que comenzó la invasión. De unos 8,8 billones de rublos en febrero de 2022, ese fondo ha bajado a los 3,8 billones en 2024. Es decir, ha perdido el 60% y sigue bajando.
Rusia nunca había tenido tan poco dinero en la caja desde la creación de este fondo. Para muchos analistas, esa es la razón por la que no era este un buen momento para sentarse a negociar, sino dentro de unos meses, cuando el dinero de Putin se agote.
Agencias