Que el Gobierno de una democracia de la Unión Europea pueda estar al albur de un político que pretendió derribarla da la medida del caos tras el 23-J
NotMid 26/07/2023
OPINIÓN
LEYRE IGLESIAS
No ha ganado el PSOE, sino la España plurinacional, que es esa mezcla entre el socialismo y una serie de partidos iliberales a cuyas necesidades Pedro Sánchez va acomodando el ideario del PSOE y el rumbo del país. Es la apuesta del presidente del Gobierno y ha sido convalidada: esta vez no ha engañado a nadie. La gente sabía lo que votaba.
Una mayoría traducida en escaños ha entendido que es preferible esa coalición que la del PP con Vox, un partido antipático, confesional y amigo de la extrema derecha europea. Mucha gente ha entendido que tener como aliados a Otegi y a Junqueras, dos personas condenadas por atentar contra las libertades democráticas, es menos malo que imaginar a Abascal, no condenado por ahora, en el Gobierno. ¿Susto o muerte? Lo que ni el mejor guionista pudo prever es que la investidura y la legislatura, con todas sus leyes y presupuestos, dependerían del más célebre y lunático de nuestros delincuentes. Somos una auténtica tragicomedia.
A la feliz cabalgata la llaman España plurinacional (nación de naciones, según Zapatero). Un conjuro absurdo, porque los nacionalismos que lo invocan se dedican día tras día a negar la pluralidad de identidades dentro de sus territorios para edificar una sociedad homogénea en la que la religión patriotera lo condicione todo. Algunos soñadores creímos que, conforme Europa avanzaba, esa fiebre bajaría, pero ha ocurrido al revés. Si no exhibes una identidad, si no integras una tribu, no eres víctima, y por tanto careces de poder negociador. Y así estamos: los socialdemócratas pagarán con el dinero de los extremeños el apoyo de las tribus de clase alta.
Que el Gobierno de una democracia de la Unión Europea pueda estar al albur de un dirigente político que pretendió derribarla da la medida del caos tras el 23-J; de ese caos en el que Pedro Sánchez gana. Aunque, si su investidura prospera, esta vez no solo tendrá enfrente a Isabel Díaz Ayuso y Juanma Moreno. El poder autonómico -salvo Cataluña, Castilla-La Mancha, Asturias y Navarra-, el poder municipal y el Senado están en manos del PP. Así que se avecina un combate duro y tiempos peores para eso que pedimos los adolescentes y las momias: acuerdos entre los dos partidos que representan al 64,6% del electorado. Eso sí, hay dos cosas buenas: al menos Vox no entrará en el Gobierno y con suerte seguirá decayendo; y si Puigdemont vuelve, por una vez el presidente habrá cumplido su palabra.