El sistema sanitario está ya al borde del colapso, con médicos triplicando turnos para evitar los miles de muertos diarios
NotMid 02/01/2023
ASIA
Al fondo, los ancianos están hacinados en camillas que los médicos tienen que apartar para abrirse paso. En el centro, algunos se desploman en las sillas de ruedas y los que pueden aguantar en pie sujetan el poste del que cuelga el goteo con cuidado de no dar un mal paso porque los dedales de goma se enredan unos con otros. En la entrada, que es más espaciosa, están acostados los que necesitan las voluminosas botellas de oxígeno para seguir respirando. Fuera, hay tráfico de ambulancias. No saben dónde dejar a los pacientes que llevan.
La escena es de una unidad de cuidados intensivos de un hospital de Shanghai. Pero también la de una UCI en Harbin. La primera se desarrolla en el sur de China. La segunda, al noreste. Hay casi 2.400 kilómetros de distancia entre una y otra. Y una diferencia de 10 millones de habitantes y de 18 grados de temperatura por la noche. En la húmeda Shanghai, tierra próspera de inversiones y rascacielos, la ola de contagios está desbordando el sistema sanitario. En la gélida Harbin, tierra industrial cerca de la frontera con Rusia, las urgencias también están colapsadas.
Esta es una panorámica de la China del Covid vista desde dos puntos alejados del mapa. Si ya es habitual ver superpoblados los hospitales chinos debido a una falta de centros de atención primaria que evite que la gente acuda por cualquier cosa a las urgencias, con los contagios descontrolados como nunca en el país más poblado del mundo, el sistema médico está llegando al límite.
Mientras el resto del mundo se preocupa por la posible aparición de nuevas variantes y pone restricciones a los viajeros que llegan desde China, en el nuevo (y viejo) epicentro actual de la pandemia solo piensan en que tienen miles de muertos diarios por un virus que hasta finales de 2022 estuvo bajo control. Hasta los expertos de la Comisión Nacional de Salud reconocen en privado que hay muchos más muertos de los que dicen las cifras oficiales.
UNOS 9.000 MUERTOS AL DÍA
Son tan poco creíbles los datos oficiales de fallecidos que se publican, que hasta el líder de la comisión, Liang Wannian, tuvo que salir hace tres días en una rueda de prensa aclarando que es muy difícil calcular con precisión la mortalidad actual, y que, cuando pase la ola masiva de contagios, podrán dar cifras con mayor precisión. Mientras, se comprometió a que se empezarán a analizar las tasas de exceso de mortalidad, la diferencia entre la cantidad esperada de muertes durante un período en condiciones normales y las que se están produciendo realmente.
Oficialmente, del 1 al 29 de diciembre, China reportó 14 muertes por Covid, lo que elevó el número nacional de fallecidos por el virus a 5.247 desde el comienzo de la pandemia. «¿14? Es ridículo. En un día notificamos las muertes de más pacientes, unos por insuficiencia respiratoria directamente provocada por el virus, y otras por enfermedades subyacentes agravadas por el Covid. El Gobierno dijo que los segundos casos no se iban a contar como muertes por Covid. Pero es que ni si quiera las autoridades sanitarias locales están reportando los primeros. Y tienen toda la información porque nosotros registramos siempre si el paciente fallecido había dado positivo», explica un médico que trabaja en la UCI de un gran hospital de Shanghai.
Cogiendo alguna estimación que llega desde fuera de China, una firma británica de investigación en salud, Airfinity, apunta a que unas 9.000 personas probablemente están muriendo cada día a causa de Covid en el gigante asiático, y que las muertes acumuladas desde el 1 de diciembre alcanzarían las 100.000. Pero estas cifras tampoco hay que tomarlas como la verdad absoluta. Solo desde dentro del país se puede tomar el pulso a lo que está pasando.
La escala real de la emergencia de salud de China es muy difícil de medir, en gran parte porque el Gobierno eliminó las pruebas masivas después de levantar abruptamente las estrictas medidas de la política de Covid cero.
Los niveles bajos de vacunación entre la población más mayor, así como la falta de inmunidad colectiva, han generado temores de que el número de muertos pueda superar a los que se vieron en Estados Unidos o en Europa durante la primera etapa más cruenta de la pandemia.
UN 85% MÁS DE PACIENTES
En Harbin, Yu Kaijiang, director del Hospital Afiliado de la Universidad Médica, el más grande de la ciudad norteña, desveló la semana pasada que estaban sufriendo una presión desorbitada con un 85% más de pacientes que antes de que explotara la ola de infecciones. De las urgencias de ese hospital, justo antes de fin de año,provenían unos impactantes vídeos que circularon por Weibo, el hermano chino de Twitter: una hilera de cadáveres tapados con mantas por los pasillos, junto a la declaración de un trabajador diciendoS que no había más espacio en la morgue.
«Hay atasco en la morgue, pero no por falta de espacio, sino porque los crematorios también están quemando a un ritmo mucho más alto de lo normal y nos piden que aguantemos más la conservación de los cuerpos», asegura un enfermero de Harbin que está fuera de las urgencias, a 14 grados bajo cero, tomando un descanso después de una entrada de año frenética en el hospital.
Lo de los crematorios saturados también lo reafirmaba la última semana de diciembre a este periódico un joven que estaba haciendo cola en la puerta de una funeraria de Shanghai. «Mi abuelo murió hace un par de días y hasta hoy lo han tenido en la morgue del hospital. Los funcionarios nos decían que había una larga espera porque estaba muriendo ahora mucha gente mayor por el virus», explicaba.
En los hospitales de grandes urbes como Shanghai o Harbin, la situación se ha complicado aún más según las infecciones han ido golpeando a las propias filas de sanitarios, con médicos triplicando turnos y la dirección de los centros teniendo que reclutar a doctores jubilados. Incluso en algunos hospitales se ha dejado de exigir al personal pruebas PCR. A los infectados asintomáticos, o con síntomas leves, se les ha pedido que continúen trabajando.
Agencias