NotMid 05/01/2025
OPINIÓN
JAVIER REDONDO
Óscar López purga de hinojos sus pecados, su pasada insolencia, su desafío al jefe, su recusación al noesno en 2016. “¡Vocea, maldito!”, le obliga el césar. Él rinde pleitesía. No se siente obligado sino redimido. Una voz y carcajada hosca y ahuecada le turba e intriga: “No estás absuelto, eres cómplice”. La risotada se aleja en la niebla de la gélida noche. López barbulla: “Es el mundo al revés”.
“¡Continúa!”, le ordena tajante la voz que regresa: “Recuerda el 41º Congreso, los vítores y aplausos: la corrupción no avergüenza, se celebra. El jefe, su esposa, su hermano, su ex dos, su ex todo… su ejemplo de militancia y custodio de su futuro, su tres… su Torres… todos merecen tu sacrificio… ¡Tú, mírate tú también… mira tu móvil… y el de tu ex mano derecha, Sánchez Acera… condenados pardillos… ¡Aúlla!”.
López se revuelve, masculla algo contra Lobato y continúa erguido en público: defiende con ardor al fiscal general de Sánchez, imputado por revelación de secretos y probablemente en breve por obstrucción a la Justicia, destrucción de pruebas y/o infidelidad en la custodia de documentos públicos. La UCO ya sabe que García Ortiz cambió de operador de móvil al poco de saberse imputado y unos días antes de que el juez registrara su despacho. Por eso Sánchez, fiel a su estilo, trató de adelantarse a las nuevas revelaciones -ya conocíamos que García Ortiz borró mensajes- con una prementira [aserción con las que se trata de crear condiciones para la aceptación de futuras mentiras] con la que procuró bocabajear a la UCO: “Antes del informe de la UCO ya manifesté la confianza del Gobierno en el fiscal general. Después del informe de la UCO aún más”.
El caso Aldama [con todas sus derivaciones; no son tangentes porque confluyen y se cruzan] muestra que se constituyó o trató de constituir una trama corrupta en torno a varios ministerios. Pero el caso del fiscal exhibe, con las pruebas y evidencias de que dispone ya la opinión pública -los wapp que envió y recibió el 13 de marzo de 2024-, dónde estamos: el aparato del Estado, puesto al servicio de intereses particulares: de una persona, familia y partido.
En este contexto, la encuesta de hoy muestra que la suma de PP más Vox arroja un total de 191 escaños. Parece una cifra y mayoría arrolladora, pero es engañosa. Primero, porque nos retrotrae a una fórmula errónea que consistió en 2023 en repetir “la suma de…” a lo largo de toda la precampaña y campaña y, segundo, y en relación con lo anterior, porque al centrar todos los análisis en el montante de esos escaños, perdimos de vista la luna. Respecto de julio de 2023, el PP apenas sube ahora 1,3 puntos. Por otra parte, el PP obtuvo en las elecciones de 2023 casi dos puntos menos de los que le daba el último sondeo publicado por Sigma-Dos. Además, tiene un punto y medio menos que el anterior barómetro y es su tercer porcentaje más bajo a lo largo de toda la secuencia mensual desde agosto de 2023. Por su parte, Vox regresa a su porciento electoral y también sube escaños.
El quid de la encuesta está en la abstención. El PSOE cae sostenidamente de décima en décima desde las generales. Pero no lo suficiente para inferir que no pueda recuperar un puñado votos, y menos en cualquier contexto incierto y de máxima tensión institucional. Lo hizo en julio de 2023, fundamentalmente con jóvenes y jubilados y en circunscripciones pendulares o con arraigo de formaciones nacionalistas. Sánchez ha perfeccionado y rematado el proyecto divisivo de Iglesias. El futuro es incierto y poco halagüeño. La travesía, larga. El remedio, quirúrgico. El procedimiento, la determinación, disciplina y claridad. No la contemplación.