Desde su propagación y efectos hasta el descubrimiento de síntomas inusuales, las investigaciones han comenzado a dejar puntos en claro sobre el comportamiento del SARS-CoV-2. Seis preguntas que lograron obtener respuesta
NotMid 10/03/2024
Ciencia y Tecnología
Cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró al COVID-19 como una pandemia global en marzo de 2020, casi todo acerca del nuevo coronavirus era una pregunta sin respuesta: ¿cómo se propagaba con tanta rapidez? ¿Qué tanto enfermaría a las personas? ¿Un solo contagio daría protección contra casos futuros?
En los cuatro años que han pasado, los científicos han desentrañado algunos de los misterios más grandes sobre el COVID. Ahora sabemos mucho más sobre cómo se propaga (no, guardar una distancia de 2 metros no es una protección garantizada), por qué no parece enfermar a los niños tanto como a los adultos y qué hay detrás de los síntomas poco comunes que puede causar. A continuación, una mirada a lo que hemos aprendido.
¿Por qué las experiencias de la gente con COVID varían tanto? Además, ¿las personas que no se han contagiado son reales?
Para este momento, la mayoría de los estadounidenses se han contagiado de COVID-19 al menos en una ocasión. Mientras que la mayoría de esos infectados han sufrido síntomas parecidos a los de la influenza, algunos han sido hospitalizados con problemas respiratorios graves y otros no han tenido ningún síntoma.
La OMS declaró la COVID-19 como pandemia global en marzo de 2020, marcando el inicio de una era de incertidumbre y desafíos sin precedentes en la salud pública mundial. (Imagen ilustrativa Infobae)
Parte de esto se puede explicar por la cantidad de virus a la que estén expuestos, pero nuestro cuerpo también desempeña un papel muy importante. Las personas mayores o que tienen problemas de salud suelen exhibir síntomas más graves debido a que su sistema inmunitario ya está debilitado. En algunos casos, el organismo puede combatir el virus antes de que se replique lo suficiente para causar síntomas o eliminarlo con tal rapidez que una persona nunca da positivo. También hay evidencia sólida de que la vacunación hace que la enfermedad sea menos grave.
Los expertos afirman que lo más probable es que las personas que nunca se han contagiado tengan todas las dosis de la vacuna, sean cautelosas sobre no exponerse (usan cubrebocas y evitan multitudes) o trabajan desde casa.
Los científicos han intentado investigar si hay algo único en términos biológicos sobre las personas que nunca se han contagiado de COVID que les dé una inmunidad contra la infección. Sin embargo, lo más cerca que han estado de descubrirlo es cuando encontraron que mutaciones en los antígenos leucocitarios humanos (los cuales mandan la señal al sistema inmunitario de que las células están infectadas) puede ayudar a eliminar el virus de manera tan rápida que una persona podría ser completamente asintomática.
Esta imagen de microscopio electrónico distribuida por los Institutos Nacionales de Salud de EEUU en febrero de 2020 muestra el coronavirus SARS-CoV-2, indicado en amarillo, emergiendo de la superficie de las células (azul/rosa). (NIAID-RML vía AP, Archivo)
¿La propagación de la COVID se reduce a estornudos y tos?
En los primeros días de la pandemia, todos pensábamos que el COVID era como un ninja que saltaba de superficie en superficie. Frenéticamente, desinfectábamos los víveres, nos lavábamos las manos al ritmo de nuestra canción favorita e intentábamos girar los pomos de las puertas con los codos.
No obstante, estudios posteriores han mostrado que las superficies contaminadas en pocas ocasiones son las culpables de la propagación del virus. Es más probable que se esparza a través del aire que respiramos, como a través de grandes gotículas que se producen cuando alguien tose o estornuda, que es la razón por la cual los funcionarios de salud pública recomendaron al principio de la pandemia que mantuviéramos 2 metros de separación con otras personas.
No obstante, las investigaciones después indicaron que el virus también podía ser transportado por aerosoles, partículas más pequeñas que podrían infectar a las personas a mayor distancia.
El descubrimiento de que la COVID-19 se propaga principalmente a través de aerosoles ha sido un punto de inflexión en la comprensión de las medidas preventivas más efectivas (Imagen ilustrativa Infobae)
Linsey Marr, una ingeniera ambiental en el Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia (Virginia Tech), declaró: “Estas partículas se comportan como el humo del cigarrillo: salen y flotan en el aire y pueden permanecer a la deriva en él durante un tiempo”. Marr y otros investigadores han descubierto que partículas diminutas tan pequeñas como de 5 micras podrían portar más virus infecciosos que las gotículas más grandes, en parte debido a que se generan en lugares más profundos de los pulmones.
Vincent Munster, jefe de la Sección de Ecología de Virus en los Laboratorios de las Montañas Rocosas del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, afirmó que otros estudios han mostrado que el virus aún está evolucionando para ser mejor al dispersarse a través del aire.
¿Cuánto duran nuestras defensas?
Akiko Iwasaki, una viróloga e inmunóloga de la Universidad de Yale, aseguró que, en general, una infección o vacunación te protege durante varios meses. Sin embargo, la inmunidad depende de factores como la edad, el estado de salud subyacente y si el virus ha sufrido mutaciones que le ayuden a evadir nuestras defensas.
La posibilidad de que el virus se refugie en el cuerpo y cause inflamación continua es una teoría que se investiga para explicar casos de COVID persistente. (Imagen Ilustrativa Infobae)
¿Qué hay detrás de los síntomas extraños?
Aunque una fuerte respuesta inmune es necesaria para eliminar el virus, una disfuncional podría ser la responsable de muchos de los efectos secundarios inusuales de la COVID. Por ejemplo, los investigadores han descubierto que en las personas que desarrollan un sentido del olfato distorsionado o lo pierden por completo, el virus se adhiere a las enzimas convertidoras de angiotensina 2 (ACE2, por su sigla en inglés) en las células que brindan soporte a ciertos nervios en la nariz. Esto desencadena una avalancha de células inmunitarias, las cuales liberan proteínas para eliminar la infección. En el proceso, pueden cambiar inadvertidamente la actividad genética de los nervios circundantes, lo que afecta el sentido del olfato.
¿Los niños tienen un arma secreta que los protege contra la COVID?
A principios de la pandemia, la gente temía que los niños, comúnmente propagadores de gérmenes, se contagiaran y esparcieran el virus fácilmente. También les preocupaba que los niños tuvieran casos más graves, porque tienden a experimentar algunos de los resultados más graves con la influenza y el virus sincitial respiratorio.
Con cada descubrimiento científico, aumenta nuestra comprensión de la COVID-19, desde sus vías de transmisión hasta la variabilidad en la experiencia de la enfermedad entre diferentes personas. (Hannah A. Bullock, Azaibi Tamin/CDC via AP, Archivo)
No obstante, con el COVID, los niños parecen haber evitado en gran medida los casos graves. Solo un número pequeño están hospitalizados o desarrollaron enfermedades que ponen en peligro la vida, como el síndrome inflamatorio multisistémico.
Alpana Waghmare, una médica especialista en enfermedades infecciosas en el Hospital Infantil de Seattle, mencionó que ahora entendemos mejor por qué sucede eso: el sistema inmunitario de los niños quizá esté más preparado contra la COVID porque ellos están expuestos con más frecuencia a los coronavirus benignos que causan los resfriados comunes.
Además, algunos estudios han mostrado que otro mecanismo de defensa, conocido como inmunidad innata, es más fuerte en los niños y ayuda a alertar a su cuerpo sobre patógenos externos como el virus que causa la COVID-19.
¿Por qué el virus genera caos en una persona durante meses?
Expertos han encontrado que la duración de la protección inmunológica contra la COVID-19 varía según múltiples factores, incluyendo la edad y la salud general de la persona. Crédito: Getty
Una teoría es que, al igual que con otros efectos secundarios poco comunes, los síntomas perdurables o las afectaciones nuevas que llegan a ocurrir en los meses posteriores a una infección inicial (conocidos como COVID persistente) se deben en parte a una reacción inmune que salió mal. Ziyad Al-Aly, jefe de investigación y desarrollo del Departamento de Asuntos de los Veteranos en el Sistema de Salud de San Luis, señaló que la gente que desarrolla COVID persistente es posible que tenga un sistema inmunitario que responde de forma demasiado agresiva o no suficientemente agresiva a la infección aguda. Algunos estudios también han hallado que el virus puede esconderse en el cuerpo después de que la infección principal ha concluido, lo que causa una respuesta inmunitaria continua de nivel bajo e inflamación.
Otra evidencia indica que el virus puede dañar el recubrimiento de los vasos sanguíneos, lo que genera coágulos diminutos que bloquean la circulación a varias partes del cuerpo. Esto podría causar dolores persistentes en las articulaciones, niebla mental, fatiga crónica y mareos después de ponerse de pie de modo demasiado repentino.
Al-Aly puntualizó que aunque muchos de los misterios del COVID han sido resueltos, teme que el público ya está harto del virus (cuando en realidad, dijo, todavía no “lo hemos dejado atrás”).
En los cuatro años transcurridos desde el inicio de la pandemia, los científicos han desentrañado algunos de los misterios más grandes sobre la COVID. Ahora sabemos mucho más sobre como se propaga (no, guardar una distancia de 2 metros no es una protección garantizada), por qué no parece enfermar a los niños tanto como a los adultos y qué hay detrás de los síntomas poco comunes que puede causar, desde niebla mental hasta los “pies COVID”
Agencias